Las proyecciones son “alarmantes”. Así de rotundas se muestran las conclusiones del nuevo informe The Lancet Countdown sobre salud y cambio climático publicado por la revista científica homónima. Esta octava edición del estudio arroja nuevos datos que ponen de relieve “la amenaza catastrófica” para la salud y la supervivencia de miles de millones de personas “cualquier retraso adicional en las acciones para limitar” el calentamiento global.
Marina Romanello, directora ejecutiva de Lancet Countdown en el University College de Londres, explica que su análisis sanitario resalta “que hoy las crecientes amenazas del cambio climático se están cobrando vidas y afectando los medios de subsistencia de las personas en todo el mundo”.
Las proyecciones, que sugieren que la temperatura planetaria aumentará en 2,7 °C para el año 2100, “nos hablan de un futuro peligroso”, insiste Romanello. El objetivo de mantener el aumento de los termómetros por debajo de los 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales es, aseguran desde Lancet Countdown, cada vez más complicado.
Y es que las emisiones de gases de efecto invernadero vinculadas a la energía (fósil) batieron récord en 2022. Por ello, explican en el informe, “las vidas de las generaciones actuales y futuras penden de un hilo”.
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“Con una emisión de 1.337 toneladas de dióxido de carbono por segundo, no estamos siquiera cerca de reducir las emisiones con la rapidez necesaria para mantener los peligros climáticos dentro de los niveles tolerables para nuestros sistemas sanitarios”, asegura Romanello. El coste humano de la “inacción es enorme”, añade.
E indica: “No podemos permitirnos desentendernos de esta manera. Estamos pagando con vidas. Cada segundo que nos demoramos, el camino hacia un futuro más habitable se hace más difícil y la adaptación, cada vez más costosa y desafiante”.
El informe, lamenta la científica, no es más que “un macabro recordatorio de que el ritmo y la escala de los esfuerzos de mitigación que hemos visto hasta ahora han sido deplorablemente inadecuados para salvaguardar la salud y la seguridad de las personas”.
En camino hacia la COP
Pero, ¿por qué es tan importante este informe Lancet Countdown? Dirigido por el University College de Londres, este estudio representa el trabajo de 114 expertos de 52 instituciones de investigación y organismos de la ONU de todo el mundo. Entre estos últimos, se incluyen la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
En sus más de 300 páginas, se hace un análisis actualizado del vínculo entre la salud y el cambio climático. Este, además, presenta 47 indicadores que incluyen “métricas nuevas y mejoradas que hacen un seguimiento de la contaminación del aire en los hogares, el financiamiento a la industria de los combustibles fósiles y la participación de las organizaciones internacionales en los beneficios sanitarios de la mitigación climática”, explican desde la institución británica.
Con la 28ª Conferencia de las Partes de las Naciones Unidas (COP28) en el horizonte –dará comienzo el próximo día 30–, Romanello se muestra optimista: “Todavía podemos tener esperanzas”, dice. Y es que la próxima cumbre del clima pondrá el foco, además de en la descarbonización, en la salud planetaria. Esto, indica la investigadora, es “una oportunidad única para lograr compromiso y acción”.
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Romanello recuerda que si las negociaciones climáticas consiguen su objetivo y disminuyen “de manera rápida y equitativa” el uso de los combustibles fósiles, aceleran la mitigación e impulsan la adaptación, “el objetivo del Acuerdo de París de limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 °C será factible”. Solo así, dice, “tendremos a nuestro alcance un futuro próspero y saludable”.
El problema radica en que, como se ha venido repitiendo en los últimos años, la COP concluya con ambiciones descafeinadas y compromisos vagos. La cumbre, incide la investigadora, “corre el riesgo de quedar en simples palabras vacías”. E insiste: “Cada fracción de grado adicional empeorará los perjuicios que sufren miles de millones de personas de las generaciones actuales y futuras”.
Riesgos reales para la salud
El informe señala que la inacción climática ya se cobra vidas humanas y afecta a los medios de subsistencia de la población mundial. “Los intentos por mitigar seriamente el cambio climático están fracasando”, aseguran los autores del estudio. Algo que, indican, queda demostrado por las pérdidas y daños relacionados con la salud que “se están disparando en todo el mundo”.
2023 está siendo testigo de las temperaturas globales más altas de los últimos 100.000 años. No hay continente que, en lo que llevamos de año, no haya batido récords. “En todo el mundo, las personas se vieron expuestas a peligros mortales”, aseguran.
Entre 2018 y 2022, se han podido contabilizar 86 días de temperaturas extremas que suponen un riesgo para la salud de las personas. Esto, remarcan en el informe, “con el actual calentamiento global promedio de 1,14 ° C de los últimos diez años”. De estos días, “más del 60 % tuvieron al menos el doble de probabilidad de ocurrir debido al cambio climático provocado por los humanos”, especifican.
Esto, además, ha provocado que la mortalidad asociada al calor en personas mayores de 65 años aumente un 85% entre 2013 y 2022, comparado con el período de 1991-2000. Este número, dicen los investigadores, “está muy por encima del aumento del 38% proyectado si no hubiera un cambio de temperatura”.
El informe recuerda, también, que el “carácter cada vez más destructivo de los eventos climáticos extremos pone en riesgo la seguridad hídrica y la producción de alimentos”. Esto se traduce en un incremento de la malnutrición. Además, las olas de calor y las sequías, cada vez más frecuentes, se relacionan con un incremento de 127 millones personas que conviven con la inseguridad alimentaria en 122 países en 2021.
En esa misma línea, explican en el estudio, el “cambio en los patrones climáticos está acelerando la transmisión de enfermedades infecciosas mortales”. Un ejemplo claro es el aumento de la temperatura de los océanos, que ha provocado la propagación de la bacteria Vibrio en zonas costeras.
Esta bacteria puede ocasionar enfermedades e incluso la muerte, y son ya 1.400 millones las personas en riesgo de padecer diarrea, infecciones severas de heridas y sepsis derivadas. La costa europea es, además, una de las zonas con más posibilidades para que se propague el Vibrio.
Un golpe para las economías
Este impacto, además, va más allá de la afectación en la salud. Las pérdidas económicas asociadas a fenómenos climáticos extremos aumentó un 23% en 2022, respecto al periodo 2010-2014. Se situó, el año pasado, en 264.000 millones de dólares.
Las temperaturas extremas, explican en el informe, también provocaron que en 2022 se perdiesen horas laborales. Los investigadores estiman que, en todo el mundo, se trabajaron hasta 490.000 millones de horas menos por culpa del calor.
En general, aseguran, estas pérdidas económicas azotaron, el año pasado, mucho más a los países de ingresos bajos y medios que al resto. En concreto, representaron el 6,1% del PIB de los primeros y el 3,8% de los segundos. Esto, por tanto, “compromete los medios de subsistencia de las personas” y “limita la capacidad de los países para afrontar y recuperarse de los efectos del cambio climático”, indican en el informe.
Para Georgiana Gordon-Strachan, directora del centro regional para los pequeños estados insulares en desarrollo de Lancet Countdown, esta situación no hace más que agravar “la crisis tras otra” a las que “nos enfrentamos”. Y recuerda que los países con menos recursos son, por norma, los que menos responsabilidad tienen en las emisiones de gases de efecto invernadero.
Además, insiste, “les resulta más difícil acceder a los recursos financieros y técnicos necesarios para adaptarse a las tormentas devastadoras, el aumento del nivel del mar y las sequías que arruinan los cultivos, que empeoran a causa del calentamiento global”.
Aun así, reitera, “los países más adinerados han incumplido su histórico compromiso de apoyar a los países más vulnerables con lo que, en comparación, puede considerarse una modesta suma de 100.000 millones de dólares anuales para que puedan hacer frente al cambio climático”.
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Inacción institucional y empresarial
El informe de este año, ofrece, por primera vez, un “vistazo inquietante” de cómo podría ser nuestro futuro si el planeta continúa calentándose. Según las últimas proyecciones del apoyo del Foro de Vulnerabilidad Climática (CFV) y Lancet Countdown, en un escenario en que la temperatura aumente 2 °C para finales de siglo, se pronostica que empeorará cada indicador de peligro para la salud que monitorean los investigadores del informe.
Así, el informe proyecta que la mortalidad anual asociada a temperaturas extremas aumentará un 370% a mediados del siglo. Además, calcula que las temperaturas extremas hará que se pierdan un 50% de horas laborales potenciales en todo el mundo.
Esta mayor frecuencia de olas de calor podría resultar en que alrededor de 525 millones de personas más experimenten inseguridad alimentaria de moderada a grave para el período de 2041-2060, lo que exacerbaría el riesgo de malnutrición a nivel global.
También se proyecta una mayor proliferación de las enfermedades infecciosas mortales hacia mediados del siglo. Por ejemplo, las áreas costeras propicias para la propagación de la bacteria Vibrio se expandirán un 17%-25%, lo que aumentaría los casos entre el 23% y e 39%. En el caso del dengue, su potencial de transmisión incrementaría un 36%-37%.
Por todo ello, los autores del informe denuncian la "negligencia" de los gobiernos, las empresas y los bancos que siguen invirtiendo dinero en la industria del petróleo y gas. Todo, mientras los desafíos y los costes de adaptación aumentan y el daño provocado al planeta "se acerca a un punto de no retorno".
Los investigadores advierten también de que, "sin la implementación de medidas de mitigación contundentes y rápidas para abordar las causas subyacentes del cambio climático, la salud de la humanidad corre grave peligro".