10 de la mañana de un viernes 22 de diciembre. Mientras los niños de San Ildefonso daban la bienvenida al día con su canto a la fortuna, varios expertos se reunieron en la sede de EL ESPAÑOL con el objetivo de identificar las claves que pone sobre la mesa la ingeniería para la erradicación de la pobreza. Este conversatorio, titulado ¿Las claves del fin de la pobreza están en la ingeniería?, ha sido una de las actividades enmarcadas en el congreso científico CIRcularidad para un Mundo Abierto y Transversal (CIRMAT), organizado por la Universidad Carlos III de Madrid.
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¿Qué puede aportar la ingeniería al ODS 1? A priori, podría parecer una tarea compleja enfrentarse a esta cuestión. Pero en una mesa integrada por Edith Guedella, responsable de sostenibilidad de construcción en Acciona, Gonzalo Torralbo, secretario general de RECYCLIA, Alberto García-Peñas, director del Máster en Ingeniería Circular de la UC3M y Cristina Aparicio, directora general de Transición Energética y Economía Circular de la Comunidad de Madrid, tres personas de bagaje ingenieril, el debate está servido.
Uno de los conceptos que se ha colado en los últimos años en el campo semántico de la ingeniería es la circularidad. Desde los sectores a los que representan, Guedella —construcción— y Torralbo —gestión de residuos— conocen muy bien lo que implica.
Para 2025, la estrategia de sostenibilidad de Acciona (en el sector de la construcción) adoptará una aproximación regenerativa asentada en dos pilares: el ecodiseño y la simbiosis industrial para incorporar materias primas secundarias. Mientras que RECYCLIA ha incorporado recientemente un nuevo Sistema Colectivo de Responsabilidad Ampliada del Productor (SCRAP) para envases comerciales.
Prolongar la vida útil de los productos y facilitar su reciclaje y reconversión a materias primas. Esos son los ambiciosos retos que enfrentan las empresas y los centros de I+D+i en materia de economía circular. Pero ¿son compatibles? Guedella no tiene duda de que lo son y pone como ejemplo un proyecto que ha llevado a cabo este gigante de la construcción en Gabón (África Central).
Allí erigieron un puente en una zona realmente deprimida. "Estaba tan deprimida la zona que no había manera de construir porque no había accesos; no podía llevarme ni camiones, ni grúas", ha relatado. La solución que encontraron era idea un diseño con material compuesto ligero que "pudiera ser trasladado e instalado con medios de la zona en toda".
Tal como afirma Guedella, este sería "un ejemplo de cómo la ingeniería da soporte y proporciona soluciones que pueden generar mejoras de impacto en situaciones donde se dan algunas formas de pobreza". La ingeniería tiene básicamente dos vertientes de influencia en las personas pobres: "puede proporcionar servicios básicos directamente, o sacarles de la pobreza que viven", explica la responsable de sostenibilidad de Acciona construcciones.
Impacto en gestión, y viceversa
Torralbo afirma que un punto positivo de la economía circular es que generará puestos de trabajo. Esto es especialmente importante en su sector, el del reciclaje de residuos, que convive con una actividad económica irregular: el de los operadores de reciclaje no autorizados.
El responsable de RECYLCIA subraya que hay que "asegurar que toda la parte de gestión de residuos tiene que tener un sistema con garantías y un sistema estable". Aunque reconoce el valor de los chatarreros o recicladores: "Es mejor que lo recoja un chatarrero y lo procese a que se quede en el vertedero". Toda esa actividad económica irregular, sostiene, "hay que reconducirla".
Aparicio, por su parte, coincide con Torralbo y sostiene que desde las administraciones públicas se está (y se debe continuar) trabajando para integrar a las personas en riesgo de exclusión, como algunas que recurren a las actividades ilícitas en "sistemas que estén especializados en determinados ámbitos, como la gestión de residuos". "Hay que trabajar para que estas personas se incorporen, pero desde la legalidad, por ellas, por el sistema y por el bien de todos", sentencia.
"Hacer a la sociedad partícipe"
Divorciarse de la economía lineal es un proceso complicado en algunos casos. ¿Qué se puede hacer cuando parte de la sociedad se niega a renunciar a sus esquemas cotidianos? García-Peñas lo cuenta con un ejemplo: en un proyecto de cooperación en Etiopía se diseñó un plan para montar un tendido eléctrico en un poblado africano, pero al preguntarles directamente, su demanda consistía en instalar alumbrado público. "Temían que les atacasen las hienas por la noche", relata García-Peñas.
En relación con esta anécdota, Aparicio insiste en que hay que tener en cuenta el factor cultural a la hora de acometer proyectos de ese tipo. "Un aspecto en el que cuál puede ayudar el ingeniero es en aspecto cultural y estructural de las formas de vida de los usuarios de las infraestructuras", explica. Aparicio incide en que tan necesaria es la ejecución de este tipo de proyectos en países en desarrollo, como lo es continuar mejorando las ya existentes en los países desarrollados.
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"Es aquí donde tenemos la capacidad de equivocarnos y de seguir probando; es aquí donde se consiguen economías de escala; y es aquí donde diseñamos y ejecutamos para que sea más sencillo llevarse la tecnología 'madura' (y barata) a otros países", explica Aparicio.
Durante su intervención también arrojó un concepto sobre la mesa: la tecnología apropiada. Para poder trasladar una tecnología recién desarrollada a otro país "es necesaria una triple contextualización: tecnológica, ambiental y social", defiende. Porque "si te llevas la misma tecnología que utilizas en aquí a otro país, probablemente termines dándote contra la pared", señala.
El ingeniero tiene que saber que está "al servicio de las personas" y por eso debe incorporar una visión más humanista en su trabajo. Torralbo, Guedella y Aparicio concluyen, en las palabras que condensa García-Peñas, que es importante "no solo contar con la parte más científica, sino también con el resto de actores, desde el humanismo hasta las artes". Ese es precisamente el objetivo del CIRMAT.
El esfuerzo debe ir incluso más allá: "Hay que hacer partícipe a toda la sociedad", insiste García-Peñas. Solo así se podrá penetrar en todas las capas y enseñar que una transición hacia la economía circular es lo más sostenible.
Equidad y contextualización
Contextualización (y "adaptación", como dice Torralbo)... y equidad son los principios que confluyen como prioridades de Aparicio, Torralbo y Guedella para que la ingeniería tenga un valor añadido en las sociedades. "Las infraestructuras y la ingeniería de los países tienen que trabajar por que las brechas sociales y económicas se reduzcan", resume Aparicio. Y recuerda: "la ingeniería, según cómo la apliques, puede ayudar a que esas brechas se hagan todavía más grandes o que se minimicen en la medida posible".
Concienciación (saber comunicar), llegar a todas las partes de la sociedad e incorporar en el pensamiento ingenieril a la sostenibilidad fueron, para los ponentes, las tres claves para que la ingeniería pueda impulsar la circularidad. "La ingeniería es una condición necesaria, pero no suficiente para acabar con la pobreza", concluyeron.