Los osos polares son cazadores pasivos: se sientan y esperan para capturar a sus presas (focas, típicamente). A medida que el deshielo transforma los hábitats de las escasas colonias de esta especie marginal, se ha especulado que su estrategia primaria de caza sería sustituida poco a poco por una búsqueda más activa de alimentos en tierra y mar. Un estudio de observación conducido por la Universidad Estatal de Washington (WSU, por sus siglas en inglés) ha descubierto que hagan lo que hagan los osos para alimentarse, el aporte calórico que consiguen no es suficiente en un hábitat cada vez más caliente.
"Ninguna de las dos estrategias [ni esperar ni moverse para cazar] permitirá a los osos polares existir en tierra más allá de cierto tiempo. Incluso los osos que buscaban alimento perdían peso corporal al mismo ritmo que los que se echaban", ha afirmado Charles Robbins, director del Centro de Osos de la Universidad Estatal de Washington y coautor de la investigación, cuyos resultados se detallan en la revista Nature Communications.
E insiste en que los patrones de comportamiento de los osos polares son muy diferentes a otras especies de osos. Aunque en tamaño y peso son similares a los pardos —los machos pueden llegan a pesar 2.500 kg, casi lo mismo que la variedad más grande de los pardos, el oso Kodiak—, "son muy muy diferentes", relata Robbins. Y bromea: "Los osos polares no son osos pardos con batas blancas".
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Para arrojar luz sobre una de las hipótesis asumidas por parte de la comunidad científica, y que se hizo manifiesta en un artículo de revisión del Journal of Experimental Biology, la situación nefasta de los osos polares para conseguir alimento al tiempo que el deshielo deteriora la biosfera del Ártico, los investigadores monitorizaron el consumo calórico de 20 osos polares de la colonia de la región occidental de la bahía de Hudson, en Manitoba (Canadá).
"Medimos el gasto energético diario (DEE), la dieta, el comportamiento, el movimiento y los cambios en la composición corporal de 20 osos polares en tierra durante 19 - 23 días de agosto a septiembre en Manitoba, Canadá", han detallado los investigadores.
20 osos polares
Muchos osos polares machos adultos se tumbaron para conservar energía, un comportamiento dentro de lo común, quemando energía a un ritmo similar a la hibernación. Mientras que otros buscaban comida activamente, alimentándose de carroña de aves caribúes y de bayas, algas y hierbas. Normalmente, para mantener su masa corporal los osos polares dependen de la grasa rica en energía de las focas, que capturan mejor en el hielo", explican los encargados del estudio.
"Encontramos una verdadera diversidad de comportamientos de los osos, y como resultado, vimos una gama diversa de consumo de energía", dijo el autor principal Anthony Pagano, biólogo de investigación de vida silvestre con el Programa de Investigación del Oso Polar del Servicio Geológico de EE. UU. y exinvestigador postdoctoral de la WSU.
Los primeros gastaban cinco veces menos energía que el que más distancia recorrió (330 km). Los investigadores también distinguieron una conducta particular en el caso de las hembras: dedicaban hasta el 40% de su tiempo a buscar comida.
"A medida que los osos polares se ven obligados a pisar tierra antes, se reduce el periodo en el que normalmente adquieren la mayor parte de la energía que necesitan para sobrevivir", ha señalado Pagano. "Con el aumento del uso de la tierra, la expectativa es que probablemente veamos aumentos en la inanición, en particular con los adolescentes y las hembras con cachorros".
1,5 caribúes, 37 salvelinos árticos, 74 gansos de las nieves, 216 huevos de gansos de las nieves (es decir, 54 nidos con cuatro huevos por nidada) o 3 millones de cornejas. Esta sería la cantidad de comida que tendrían que consumir los osos polares para igualar el aporte nutricional de las focas. Así, las posibilidades de que puedan aguantar el verano solo con la carroña y los alimentos de tierra son marginales.
De hecho, se ha documentado la presencia de osos polares en vertederos en busca de algo que llevarse al estómago para compensar el déficit alimentario. El ejemplo más paradigmático es la comunidad de Churchill, Manitoba, donde se les ha visto abriendo bolsas de basura o metiendo el hocico entre latas de comida. Esta pequeña ciudad canadiense al oeste de la bahía de Hudson incluso ha tomado precauciones para limitar los encuentros con osos, reduciendo la posibilidad de ataques potenciales de los osos.
Y el resultado fue que, independientemente de su estrategia alimentaria o energética, 19 de los 20 osos perdieron entre 8 y 36 kg en 3 semanas. "El aumento continuado de la duración del veraneo en tierra a medida que continúe la pérdida de hielo marino se asociará con un mayor riesgo de inanición", destaca el equipo de investigación.
Una zona asolada por el deshielo
La elección de la colonia estudiada es intencional. En la zona más meridional del área de distribución del oso polar, en el oeste de la bahía de Hudson, el calentamiento está afectando probablemente a los osos a un ritmo más rápido que en otras regiones árticas. Se estima que la población de osos polares de la zona se ha reducido en un 39% —de 1.200 ejemplares a 800—.
Anteriormente, se había constatado la dificultad de estos grandes mamíferos para subsistir. A diferencia de hace unas décadas, cuando podían campar a sus anchas y cazar presas enormes que les permitieran aguantar durante el verano, ahora se tienen que conformar con pequeños alimentos, y algunos incluso se sientan y ayunan, como se ha visto en el reciente estudio.
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Otras zonas críticas han sido objeto de estudio. En 2022, un equipo de científicos capitaneados por Kristin Laidre, del Centro de Ciencias Polares de la Universidad de Washington, encontraron a un grupo de osos polares que, contra todo pronóstico, habían encontrado una forma de adaptarse al derretimiento del hielo en la zona. El secreto estaba en cómo aprovechaban el paisaje: utilizaban plataformas de hielo que se desprendían de los glaciares desde donde pueden cazar todo el año.
Por lo pronto, tras corroborar estas nuevas tendencias de comportamiento, el siguiente paso, cuentan los investigadores, "será utilizar estos datos para predecir los efectos de la pérdida prevista de hielo marino en la reproducción y supervivencia de poblaciones específicas de osos polares en distintas partes de su área de distribución".