Los síntomas que producen la enfermedad de Alzheimer, así como, en general, los trastornos ligados a la demencia, pueden variar entre una persona y otra, pero, existen algunos signos prematuros que son muy comunes. Dada la importancia crucial del diagnóstico temprano de estas enfermedades, la ciencia lleva años explorando las señales de alarma que pueden indicar, tanto a quienes las padecen como a sus familiares, que algo no va bien.

Aunque las primeras señales aparecen lentamente y son casi imperceptibles, los problemas de memoria son un factor al que se debe prestar especial atención, especialmente cuando tiene que ver con acontecimientos que han ocurrido recientemente. Las confusiones, el olvido de información recién aprendida y de la manera de ejecutar tareas que hasta ahora han formado parte de su rutina, como sumar o restar, pueden ser signos que cabe consultar con un médico.

Pero no solo eso: en muchas ocasiones, los primeros indicios también se dejan notar en la propia cartera. Así lo sugiere una investigación reciente realizada por un equipo de economistas y expertos médicos del Banco de la Reserva Federal de Nueva York y la Universidad de Georgetown pone la atención sobre los problemas financieros, que podrían estar relacionados con el desarrollo de enfermedades vinculadas a la demencia.

[El curioso ingenio catalán que predice la ansiedad con IA: perfecto para pacientes con alzhéimer y demencia]

Más deudas y compras compulsivas

El estudio revela que las puntuaciones crediticias de las personas que eventualmente desarrollan demencia comienzan a deteriorarse mucho antes de que se diagnostique formalmente la enfermedad. Así, un año antes del diagnóstico, estas tenían un 17,2% más de probabilidades de incurrir en mora en los pagos hipotecarios que antes de la enfermedad, y un 34,3% más de probabilidades de que esto se repita en sus facturas de tarjetas de crédito. Otras veces, los problemas comienzan incluso antes: el estudio encuentra evidencia de personas que ya presentaron retrasos en el pago de sus deudas cinco años antes de recibir un diagnóstico.

La investigación, que llegó a estos resultados combinando registros de Medicare con datos del buró de crédito estadounidense Equifax, resalta la importancia de reconocer que el deterioro cognitivo puede afectar la toma de decisiones financieras mucho antes de que se sospeche un diagnóstico. Según señaló la profesora Lauren Hersch Nicholas, de la Universidad de Colorado, las personas en etapas iniciales pueden mostrar cambios en su tolerancia al riesgo, lo que puede llevar a decisiones financieras imprudentes, como inversiones arriesgadas o compras impulsivas.

La economista de la Universidad de Georgetown, Carole Roan Gresenz, una de las autoras del estudio, afirmó que los resultados son claros y coherentes, demostrando que las dificultades financieras "empeoran progresivamente" a medida que se acerca el diagnóstico, reflejando directamente los cambios en el deterioro cognitivo observado en los pacientes. Incluso, el estudio advierte que esta relación podría ser aún mayor de lo que se estima, ya que en él solo se tuvieron en cuenta los retrasos en los pagos registrados en informes crediticios, sin considerar otros aspectos financieros que podrían resultar afectados por la enfermedad.

Potenciales víctimas del fraude

El impacto de los problemas financieros relacionados con la demencia es particularmente relevante dado el envejecimiento de la población y la previsión de un aumento en los casos de demencia en las próximas décadas. Por ejemplo, solo en Estados Unidos, se estima que aproximadamente 600.000 personas enfrentarán problemas financieros en la próxima década debido a trastornos de la memoria no diagnosticados, según el estudio de la Reserva Federal de Nueva York.

Además, los pacientes en estas primeras etapas también pueden volverse más susceptibles a los fraudes. En España, a lo largo de los últimos años se han desarticulado múltiples redes de estafa dirigidas a actuar contra ancianos con demencia. El último caso lo conocimos este mes de mayo: los estafadores de la banda elegían a víctimas con deterioro cognitivo, generalmente mayores con suficientes recursos económicos y que vivían solos. 

Los llamaban "clientes caramelo". Una vez fichados, acudían a sus casas a ofrecerles productos del hogar o para la salud, les cobraban varias veces por un mismo producto y este nunca llegaba a sus casas. Incluso, llegaron a falsificar las firmas de los damnificados, y, una vez cometida la estafa, les agregaban a una agenda de contactos para repetir el mismo modus operandi pasado un tiempo. 

Los investigadores esperan que estos hallazgos sirvan como una advertencia para las personas mayores y sus familias, instándolos a prepararse para la posibilidad de un diagnóstico de demencia y los cambios que supone en la vida cotidiana. Recomiendan tomar medidas preventivas, como designar un representante financiero de confianza o estar pendientes a posibles señales de cambios en la toma de decisiones entre amigos y familiares.