En un giro —totalmente inesperado— de los acontecimientos, el pequeño municipio de Port de la Selva, ubicado en la provincia de Girona, ha quedado sumido en una crisis de abastecimiento de agua potable en plena temporada turística. ¿El motivo? Una avería en la red de distribución, detectada el pasado lunes por la noche, y que se ha traducido en el corte de suministro a todo el pueblo.
Ante tal situación, residentes y visitantes se han visto obligados a adoptar medidas de emergencia en medio del uno de los veranos más calurosos de la historia. Y es que, con julio, ya son 13 meses consecutivos de temperaturas récords mundiales.
La raíz de la crisis se encuentra en una incidencia en uno de los dos pozos que abastecen de agua a la población. Este desperfecto ha reducido a la mitad el suministro habitual, justo en el momento en que la demanda alcanza su punto álgido debido a la llegada de turistas.
Como consecuencia, la presión del agua en las tuberías disminuyó significativamente desde la tarde del lunes —lo que notaron los habitantes de la localidad— y, poco después, se anunciaba el corte de suministros.
La situación de Port de la Selva
La avería ha provocado, según han detectado los técnicos, un elevado nivel de salinidad en el agua, lo que ha llevado al gobierno local a emitir un comunicado urgente recomendando no utilizar el agua del grifo ni para beber ni para cocinar. Un problema que podría estar relacionado con la entrada de agua marina en el acuífero, una posibilidad que ya está siendo investigada.
Esto ha llevado a que los ciudadanos se lancen en búsqueda de alternativas, como llenar garrafas y cubos de agua del mar, o hacer largas filas en los supermercados para adquirir agua embotellada. Una acción que ha provocado que, a principios de la mañana, las estanterías se vaciaran, dejando tan solo disponibles botellas de 50 cl o aquellas con sabor a limón.
Por el momento, el Ayuntamiento de Port de la Selva ha advertido que el corte del suministro podría ser "indefinido" mientras se trabaja a contrarreloj, de la mano del Consorcio de Aguas de la Costa, para solucionar el problema. Además, la empresa concesionaria del servicio, Agbar, ha informado que la disponibilidad de agua será intermitente durante este proceso.
El peligro del agua
La situación de Port de la Selva pone en evidencia los riesgos asociados a la falta de agua potable, especialmente en un contexto donde la salinidad puede haber alcanzado niveles peligrosos. Esto puede tener efectos adversos en la salud, especialmente en personas con enfermedades renales, hipertensión o problemas cardíacos.
Lejos de su objetivo principal, el agua salada puede deshidratar más el organismo en lugar de hidratarlo, lo que podría llevar a situaciones de emergencia a las personas vulnerables.
Un problema que se ve incrementado cuando se trata de higiene personal y limpieza, lo que puede aumentar el riesgo de brotes de enfermedades infecciosas. En concreto, en un entorno como Port de la Selva, donde la afluencia de personas es alta.
Embalses en Cataluña
Más allá de esta localidad, la situación de las reservas de agua catalana es una cuestión que abre titulares cada verano. La comunidad viene de tres años de sequía inigualable y, aunque, ha mejorado ligeramente desde los mínimos históricos alcanzados, aún se mantienen niveles preocupantes.
A finales de abril, las reservas en las cuentas internas de Cataluña habían caído a un preocupante 18,14%, el nivel más bajo en 20 meses. Y pese a que se consiguieron elevar los datos hasta el 37,1% para junio, estos han vuelvo a descender, situándose alrededor del 33% a medida que avanza el verano.
Es crítica la situación de Sau y Susqueda, que han visto sus niveles caer hasta el 24% y 41% respectivamente, lo que deja a la región en una situación vulnerable ante cualquier fallo en el suministro de agua. Y, en el caso del pantano de Darnius-Boadella, encargado de abastecer a la región donde se encuentra Port de la Selva, se encuentra por debajo del 22% de su capacidad.