España es un país de autónomos y pequeñas empresas. Aun así, las grandes compañías, que solo ocupan el 0,2% del tejido empresarial, cuentan con el 35% del PIB, según datos de la CNMV. Solo por eso, las líderes tienen la responsabilidad social de encabezar el cambio, a corto y a largo plazo

En ese sentido, los criterios ESG cada vez toman más importancia, porque es la forma de acreditar que, además de generar riqueza, las empresas buscan el valor añadido de mirar al futuro. Y todo ello a pesar de que eso suponga, en muchas ocasiones, superar el tridente rentabilidad-riesgo-sostenibilidad. 

"Hay que ver a la sostenibilidad, no como un coste, sino como una inversión", dice Mónica Rico, fundadora del ESG Summit Europe y Head of Investor Relations & Sustainability en Secuoya Content Group. Porque, según ella, las compañías que invierten en ello pueden ahorrar entre un 8% y un 10% en costes operativos. 

Esta cumbre empresarial, que celebra su segunda edición, quiere volver a ser un espacio de referencia para líderes empresariales donde se discutan los principales retos y oportunidades en sostenibilidad. La idea es fomentar el diálogo entre todos los actores del sector privado y público; nacional e internacional. 

Según Félix Arroyo, cofundador de ESG Summit Europe, la regulación es un catalizador que "ayuda a las empresas a cambiar su modelo de negocio". Una remodelación empresarial hacia donde actualmente se dirige Europa.

Su intención es, "no solo promover el debate y debatir soluciones, sino aterrizar las prácticas". Buscar los ejemplos prácticos que demuestren que se puede generar riqueza a la par que tener un impacto positivo

No todo es clima

Los criterios ESG se centran en el medio ambiente ('E' de environment), la calidad del trabajo ('S' de social) y la capacidad de administración y transparencia de las empresas ('G' de government). No todo es clima.

Actualmente, viene un alud de regulaciones europeas en el mercado en el ámbito de laboral. Especialmente a las puertas de una cuarta revolución industrial en la que el desarrollo tecnológico y la IA han irrumpido con fuerza, y donde la UE no se puede quedar atrás.

ESG Summit Europe 2023 Cedida

Por un lado, está la guerra económica EEUU-China, con las economías emergentes alrededor, y por otro, los conflictos armados de Ucrania e Israel, que crean lo que menos les gusta a los negocios: la incertidumbre.

Por eso, Arroyo asegura que "los reguladores tienen que adaptarse para no generar esas diferencias, sobre todo en la pequeña y mediana empresa. En principio, la sostenibilidad es una inversión y debería estar pautada como una estrategia de la compañía".

Europa marca el ritmo

Con los avances tecnológicos se pueden recopilar una mayor cantidad de datos en tiempo real, para justificar los indicadores normativos que son transversales. Europa está intentando marcar el ritmo en la competitividad de las empresas.

Por eso, esta cumbre estará presente la parte regulatoria, porque las compañías deben saber con qué reglas juegan. 

Para alcanzar conversaciones y diálogo de alto nivel, el ESG Summit Europe contará con un gran número de nombres propios de relevancia global, como John Elkington, autoridad mundial en responsabilidad corporativa y desarrollo sostenible y fundador de Volans, una empresa internacional de transporte.

Los organizadores destacan la participación de José Luis Blasco, director de sostenibilidad de Acciona, que lleva más de 20 años impulsando la transición energética y las buenas prácticas empresariales en España. También estarán presentes algunas de las empresas más comprometidas con criterios ESG en España, entre otras, Vodafone, Esade, CaixaBank, Llyc, ING o Nespresso.  

Otra mesa que destacan es la de regulación y cómo las empresas tendrán que adaptarse. En esta, representantes del Instituto de Contabilidad y Auditoría de Cuentas, EY, Forvis Mazars Group, Anthesis y Workiva tendrán un diálogo sobre las nuevas normas de empresa verde que aplicará a partir de 2024. 

Aunque todavía no es obligatorio para todas las compañías, sí es cierto que las líderes están empezando a marcar el ritmo y esto, de un modo u otro, aplicará a las PYMES que quieran competir. Al menos, dentro de poco habrá que auditar las cuentas y las prácticas que evitarán el greenwashing