Alerta por la invasión de peces exóticos en los ríos de España: están terminando con las poblaciones autóctonas
La preocupación por la descontrolada presencia de estas especies supone un serio problema medioambiental y económico.
La biodiversidad y belleza que abarcan los ríos de España hace que sean reconocidos y estudiados en todo el mundo. No obstante, nuestros ricos caudales están siendo amenazados por la invasión de especies exóticas que alteran el equilibrio ecológico, causando daños irreparables.
Concretamente, son tres tipos de familias que están avanzando sin control por los afluentes españoles, ocasionando nefastas consecuencias para la diversidad biológica de nuestro ecosistema, pero también ocasionando un significativo impacto negativo a nivel económico.
Un problema que, lejos de ser reciente, parece agravarse cada año más, temiendo que incluso se llegue a colonizar todos los ríos españoles de tres especies invasoras: el black bass (Micropterus salmoides), la almeja asiática (Corbicula fluminea) y el cangrejo rojo americano (Procambarus clarkii).
Black bass: un depredador voraz
El black bass, también conocido como perca americana o lubina negra, es un pez originario de norteamérica, siendo introducido en España a mediados del pasado siglo. Según el Real Decreto 630/2013, esta especie está catalogada como exótica invasora, prohibiéndose su introducción, posesión, transporte, tráfico y comercio en el medio natural.
Esta especie es un depredador voraz que se alimenta de invertebrados, anfibios y peces autóctonos, llegando incluso a capturar micromamíferos y reptiles ribereños. Su presencia en los embalses y aguas lentas de las cuencas fluviales españolas ha tenido un impacto devastador en las poblaciones de peces autóctonos, como truchas y salmones, produciendo en algunos casos extinciones locales.
El grupo especialista en Especies Invasoras ha incluido al black bass en la lista de las "100 Especies Exóticas Invasoras más Dañinas del Mundo".
Almeja asiática: la especie que altera el hábitat
La almeja asiática, procedente del sudeste de Asia, es otra especie invasora que ha colonizado los ríos españoles, particularmente el río Miño, desde finales de los años 80. Este bivalvo modifica los lechos fluviales que invade, cubriéndolos de conchas y alterando el ecosistema acuático.
Esta especie compite por el alimento con las especies autóctonas, afectando especialmente a las truchas y los reos, reduciendo drásticamente el número de estos peces.
Su capacidad de adaptarse y proliferar en distintos ambientes acuáticos hace que su control sea especialmente difícil. Además, las conchas de las almejas muertas pueden acumularse en grandes cantidades, obstruyendo los cursos de agua y afectando negativamente la calidad del hábitat para otras especies.
Cangrejo rojo americano: un invasor resiliente
El cangrejo rojo americano, originario del noroeste de México y de Estados Unidos, ha logrado extenderse por amplias zonas de América, África, Asia y Europa. En España, su presencia es notable en diversos ríos, especialmente en los gallegos Ulla y Umia.
Este crustáceo es conocido por su capacidad de tolerar un amplio rango de condiciones ambientales, desde aguas salinas hasta periodos de desecación, donde se refugia en cuevas que él mismo excava.
El cangrejo rojo americano no solo compite con las especies autóctonas por el alimento y el espacio, sino que también puede transmitir enfermedades que afectan a otras especies de crustáceos. Su comportamiento excavador puede dañar las estructuras de los ríos, aumentando la turbidez del agua y afectando la vegetación acuática.
Consecuencias ecológicas y económicas
La invasión de estas especies exóticas tiene consecuencias nefastas tanto ecológicas como económicas, siendo la pérdida de biodiversidad uno de los impactos más graves, ya que muchas especies autóctonas se ven desplazadas o eliminadas. Esto no solo altera el equilibrio ecológico, sino que también afecta a las actividades económicas locales, como la pesca, que depende de la presencia de especies nativas.
La inversión en programas de monitoreo por parte de las autoridades supone un alto impacto económico asociado al control y la gestión de estas especies invasoras, debido a la erradicación y restauración de hábitats afectados. Además, la disminución de las poblaciones de peces autóctonos puede tener un impacto negativo en el turismo y la recreación asociados a la pesca deportiva.
Para frenar la invasión, es crucial implementar estrategias de control y prevención efectivas. La sensibilización y educación de la población es clave para evitar la introducción 'accidental' de especies invasoras. Además, se deben fortalecer las regulaciones y medidas de control para impedir la propagación de estas especies en los ecosistemas acuáticos.