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En junio de este 2024, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) acreditó que el lince ibérico había dejado de ser una especie en peligro de extinción y que pasaba a catalogarse como especie vulnerable. El animal estaba protegido en España desde 1966 y declarado en la categoría "peligro de extinción" desde 1990.

Desde ese momento, la necesidad por reintroducir a la especie en diferentes comunidades de España ha ido en incremento. Aragón, Castilla y León e, incluso, Madrid, han sido algunas de las pioneras en localizar áreas que cumplieran con los requisitos para reincorporar al lince ibérico.

Sin embargo, a pesar de los esfuerzos por encontrar el hábitat perfecto, para garantizar el futuro del lince ibérico es necesario erradicar las principales amenazas: los atropellos y la caza furtiva. Por ello, algunas localidades como Ciudad Real ya experimentan las primeras medidas para evitarlo.

Actuaciones y medidas para la protección del lince

De todos los linces ibéricos que ya viven libremente en España, Andalucía acoge 755 ejemplares, un 43,6% de la población, seguida de Castilla-La Mancha, con 715, y Extremadura, donde en 2023 se censaron 253 ejemplares, y en la Región de Murcia, siete.

Las actuaciones y medidas para proteger al lince ibérico no son nuevas y, de hecho, en Extremadura llevan instaladas señales de tráfico desde 2005, únicas en España, que advierten sobre la posible presencia del ejemplar en determinadas carreteras. 

Sin embargo, y a pesar de la existencia de estas señales de tráfico, el atropello sigue siendo la principal amenaza de esta especie. De los 95 linces que se registraron entre 2021 y 2023, 78 de ellos perdieron la vida por esta razón, lo que supuso hasta un 82% de la población.

Los datos demuestran que las señales de tráfico no son suficientes, por ello, desde algunas ciudades han tomado otro tipo de medidas. El pasado 16 de septiembre, el Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible aprobó en Ciudad Real el proyecto de construcción para la mejora de la sostenibilidad y otras medidas de seguridad vial vinculadas a la protección del lince ibérico.

Las obras tendrán lugar en el tramo de la autovía A-4 ubicado entre el km 234 y el 245, entre Despeñaperros y Almuradiel. El presupuesto asciende a 1,25 millones de euros, y consistirán en la sustitución del vallado perimetral y la ejecución de orillas secas. En concreto, las medidas a desarrollar son las siguientes:

  • Desmontaje del cerramiento existente menor o igual de 2 m de altura por encima del nivel del terreno y colocación de un nuevo vallado específico para linces, consistente en cerramiento de malla de torsión o electrosoldada, que alcance una altura total de 2,50 m.
  • Vallado parcial del paso existente en el km 235 junto a la vía férrea, evitando los atropellos, pero permitiendo el tránsito de la fauna y dirigiendo a la misma hacia los pasos existentes en la vía.
  • Adecuación de obras de drenaje y otros pasos como Pasos de Fauna.
  • Construcción de una banqueta lateral tipo A mediante fábrica de bloques de hormigón revestido con mortero a una altura variable determinada en función del caudal estimado.
  • Revegetación mediante juncos para favorecer y hacer más natural el paso hacia dicha obra (km 235,257) de la población de lince y del resto de fauna de la zona, de forma que se sienta protegida al acercarse a la obra de paso.

La vulnerabilidad del lince está estrechamente vinculada a la acción del hombre, por ello, con estas medidas no solo se pretende evitar que la población reduzca, sino mantener un equilibrio natural y conservar sus hábitats. 

El lince ibérico es el mejor representante de la biodiversidad ibérica. Su reintroducción y su protección ayuda a recuperar las poblaciones de conejo y perdiz roja, beneficiando a todo el ecosistema.

Los superdepredadores como el lince ibérico juegan un papel crucial en el funcionamiento y estructuración de los ecosistemas, controlando las presas y manteniendo la biodiversidad.

De hecho, el lince ibérico protege al urogallo, otra de las especies más amenazadas de España, evitando que otros depredadores de las principales zonas donde viven terminen con su existencia.