En un informe publicado en la madrugada del jueves 14 de noviembre, la oenegé especializada en derechos humanos Human Rights Watch señala a las autoridades israelíes por causar "un desplazamiento forzado de palestinos en Gaza hasta el punto de que constituye crímenes de guerra y contra la humanidad".
"Human Rights Watch comprobó que el desplazamiento forzado ha sido generalizado y las pruebas indican que ha sido sistemático como parte de una política estatal. Tales actos también constituyen crímenes contra la humanidad", indica el informe.
Este es el último de una serie de estudios de organismos internacionales, como Naciones Unidas o Amnistía Internacional, que advierten sobre la "grave situación humanitaria" en Gaza. Según cuentan desde Reuters, aún no ha habido un comentario oficial del ejército israelí o de gobierno, pero en ocasiones anteriores las autoridades han rechazado estas acusaciones.
Además, en más de una ocasión, Israel ha asegurado que "su ejército opera de acuerdo a la ley internacional". Hay que recordar que la ley prohíbe el desplazamiento forzado de la población civil durante los conflictos, a no ser que sea por seguridad o motivos militares imperiosos.
Hasta el momento, los bombardeos israelís sobre la Franja de Gaza han matado ya a más de 43.500 personas, según las autoridades gazatíes. Además, como ha venido denunciando la Agencia de Naciones Unidas para los refugiados palestinos (UNRWA), son muchas las infraestructuras vitales que han quedado reducidas a escombros, entre ellas hospitales y colegios de la ONU.
En estos momentos, la mayor parte de la población gazatí ha tenido que huir de sus hogares. Según Human Rights Watch, el desplazamiento de palestinos parece "planificado para que sea permanente". Incluso, dice la ONG, podría ser considerado ya una "limpieza étnica".
El informe de la oenegé incluso llega a acusar a Israel de "intentar crear zonas buffer (espacios 'seguros' limitados en medio de un conflicto) permanentes" e, incluso, "corredores de seguridad". Por su parte, el Estado de Israel ha negado en repetidas ocasiones estas acusaciones.