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El iceberg más grande y más antiguo del mundo, el A23a, que llevaba varado desde hacía más de tres décadas, se ha liberado y se encuentra ahora flotando a la deriva por el océano Antártico, según ha revelado la organización British Antarctic Survey (BAS).

Este mastodonte helado con 400 metros de grosor, casi mil millones de toneladas y cuya superficie de unos 3.600 kilómetros cuadrados, se había desgajado hacía más de tres décadas, pero se quedó estancado hasta noviembre 2023. Entonces se quedó varado frente a las islas Orcadas del Sur.

Cuando volvió a avanzar, quedó atrapado por la Columna de Taylor, como ya contó ENCLAVE ODS | El Español. Este es un fenómeno oceanográfico donde el agua en rotación atrapa a los objetos sobre su superficie, lo que mantuvo al A23a girando sobre un punto y retrasando al mismo tiempo su anticipado viaje hacia el norte.

Un grupo de científicos de la BAS han constatado que el iceberg está a la deriva y se dirige hacia el Atlántico Sur, según las previsiones. Esto lo han estipulado después de examinar imágenes tomadas mediante satélite. El iceberg estaba rotando sobre su propio eje a una velocidad de una revolución cada 24 días

Preguntado por EFE, una portavoz del departamento de comunicación de la BAS dijo este que sus científicos "continúan monitorizando la situación" para ver como evoluciona la situación. Los grandes témpanos de hielo a la deriva son motivos de máxima preocupación para el tráfico marítimo

Morirá poco a poco

El A23a, cuyo tamaño ocupa el doble de la superficie que tiene el área metropolitana de Londres, se desprendió en 1986 de la plataforma de hielo antártica Filchner, cuando se resquebrajó en tres trozos más pequeños, siendo el A23a uno de ellos. Ya es un viejo conocido de los científicos que llevan un registro detallado de los icebergs

Según el equipo, se prevé que el iceberg continuará su ruta hacia el Atlántico Sur, siguiendo la corriente Circumpolar Antártica, que probablemente lo empujará hacia la isla de Georgia del Sur.

Allí, según las previsiones, se encontrará con aguas más cálidas que previsiblemente lo romperán en icebergs más pequeños hasta que se termine derritiendo. Estos 'pequeños' desprendimientos son los verdaderamente preocupantes por la imprevisibilidad de su camino y cómo afectará la ruta de los barcos.

El oceanógrafo Andrew Meijers, del BAS, que colidera el proyecto destinado a comprender cómo la capa de hielo afecta al océano, indica en un comunicado publicado en la web oficial de la British Antarctic Society que es "emocionante ver al A23a de nuevo en movimiento tras periodos estancado".

"Nos interesa ver si seguirá la misma ruta que otros grandes icebergs que se han desprendido de la Antártida. Y lo que es más importante, qué impacto tendrá esto en el ecosistema local", apuntó el científico. El impacto que tendrá el aporte de agua dulce a un entorno tan delicado está aun por ver.