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Grupo de marisqueros haciendo la recogida en Galicia. Istock
Los gallegos denuncian el "colapso" de sus reservas de marisco: así es la crisis que asfixia a la ría de Arousa
El cambio climático y la contaminación se sitúan entre los principales responsables del declive de las cosechas del principal productor europeo.
Más información: La muerte masiva del marisco en Galicia, una consecuencia de la baja salinidad del mar
Las mariscadoras de la ría de Arousa, con el agua hasta las rodillas y las manos hundidas en la arena, sacan cada vez menos. La cosecha de berberechos, almejas y mejillones ha caído en picado, sumiendo a una de las mayores zonas de producción de marisco de Europa —y la segunda mayor productora mundial de mejillones, después de China— en una crisis sin precedentes.
En apenas unos años, el desplome de las poblaciones de bivalvos ha alcanzado cifras alarmantes: un 93% menos de berberechos, un 86% menos de almejas finas y babosas y la peor campaña del mejillón en un cuarto de siglo.
Esto se traduce en consecuencias económicas, ya que las pérdidas se acerca los 45 millones de euros en cuatro años, pero también sociales. Los mariscadores están viendo peligrar su modo de vida, porque, tal como señalaba María del Carmen Besada Meisa, responsable de la cofradía de pescadores de San Martiño, no se puede vivir así.
Ante esta realidad, la Plataforma en Defensa da Ría de Arousa (PDRA) ha advertido que, de continuar en esta dirección, muchas compañías se verán en la obligación de cerrar y la pesca tradicional dará paso a la acuicultura industrial. Una práctica que, de acuerdo a las informaciones que se publicaron esta misma semana en ENCLAVE ODS, estaría empleando más peces salvajes de lo que se esperaba, según ha denunciado la Universidad de Miami.
¿Qué está ocurriendo?
Tal como indican desde The Guardian, las causas del colapso marisquero en Galicia son múltiples y complejas. Por un lado, el cambio climático ha alterado el equilibrio natural de las rías gallegas, y es que las lluvias torrenciales de los últimos años han reducido la salinidad del agua, afectando gravemente a los bivalvos, que dependen de un frágil equilibrio entre agua dulce y salada para su supervivencia.
El aumento de la temperatura del agua del mar, además, ha debilitado los ciclos de crecimiento del marisco. "Las aguas de las rías normalmente son frías y las corrientes aportan muchos nutrientes, pero con el calentamiento de los mares hay especies que no pueden prosperar", asegura al medio británico Marta Martín-Borregón, responsable de océanos de Greenpeace España.
Otro factor que agrava la situación es la proliferación del cangrejo azul, una especie invasora originaria del Atlántico occidental y del Golfo de México que devora a crustáceos locales de gran valor comercial, como los cangrejos araña y los de terciopelo.
Pero el cambio climático no es el único responsable. La contaminación, producto de vertidos industriales y agrícolas, está envenenando las aguas de la ría de Arousa. Según datos oficiales, cada año se vierten más de 2.000 veces residuos al mar, de los cuales un 10% supera los límites legales de toxicidad.
"La principal causa es la contaminación de los residuos vertidos al estuario, proceden de la agricultura y de fábricas, como las conservas de pescado", matiza Martín-Borregón.
El declive en números
Los datos recogidos por la PDRA y las cofradías son demoledores. Entre 2002 y 2022, la producción media de almeja fina en Aorusa era de 329 toneladas al año. De 2019 a 2023, la cifra cayó a 155 toneladas anuales. Finalmente, en 2024, se desplomó hasta apenas 21 toneladas. Un declive del 86,9%.
La almeja babosa, más abundante, también ha registrado una caída brutal. En el último año se recogieron solo 38 toneladas, un 85,8% menos que la media de los cinco años anteriores. Las especies rubia y japónica, aunque algo más resistentes, tampoco escapan a la tendencia negativa.
El caso más preocupante es el del berberecho, que desde 2008 no ha dejado de disminuir. Si entre 2002 y 2022 se capturaban en promedio 716 toneladas al año, en 2024 apenas se recogieron 19 toneladas, un desplome del 93,7%.
El mejillón, por su parte, tampoco se salva. En 2023, Galicia registró la peor cosecha en 25 años. Esto se tradujo en una recogida de 178.065 toneladas, una caída significativa respecto a las 250.000 toneladas de 2021. Y aunque 2024 aún no tiene cifras definitivas, las expectativas no son alentadoras.