Fue allá, a finales del año 2000, cuando Naciones Unidas lanzó, por primera vez, el denominado Pacto Global o Pacto Mundial como un instrumento de alineamiento de las operaciones y estrategias de las empresas en torno a diez principios universales.
Estos pivotan sobre los derechos humanos, el entorno laboral, la protección del medioambiente y la lucha contra la corrupción a fin de fomentar un desarrollo equilibrado y sostenible en el mundo.
Ante la falta de respuesta y compromiso internacional de forma generalizada durante los primeros años del siglo XXI, las Naciones Unidas, redoblaron los esfuerzos. Impulsó en el año 2015 los denominados Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS); 17 objetivos, cada uno de ellos con metas específicas que deberían alcanzarse en los próximos 15 años, tomando como horizonte el año 2030.
Esta iniciativa tiene un calado muy relevante y cobra especial valor en estos momentos en los que estamos atravesando una crisis sanitaria, que está haciendo temblar los pilares sobre los que se sustenta la economía de todo el planeta.
La pandemia ha puesto en jaque a las economías más desarrolladas, todopoderosas y aparentemente invulnerables ante acontecimientos naturales. Pero también ha puesto su acento más especial en aquellos países en los que los recursos son aún más escasos.
La globalización, la facilidad con la que circulan mercancías, personas e información, tiene sus pros, pero como hemos podido comprobar en esta pandemia también sus contras.
Si no queremos ser víctimas de las consecuencias de nuestra propia evolución, hemos de tener muy en cuenta que las consecuencias de nuestras actuaciones en términos medioambientales, sociales, económicos y de buen gobierno -ejes fundamentales de la responsabilidad social- nos afectan de forma global. Sin duda pueden dar al traste con nuestra sociedad, hábitat y modo de vida.
La pandemia ha sacado a relucir la importancia de avanzar hacia sistemas sanitarios más accesibles para todo el mundo. Pues como hemos podido padecer, no respetan fronteras, y su contención, a través de la vacunación generalizada, se precisa para poder erradicarla.
La covid-19 ha puesto en jaque a las economías más desarrolladas, todopoderosas y aparentemente invulnerables
Aunque también podemos ver pruebas que remarcan la necesidad de ir hacia una mejora generalizada en las condiciones de vida de todo el planeta. Existen ejemplos desgraciadamente cotidianos como lo son las catástrofes naturales, -fruto del calentamiento global-, y el efecto invernadero.
Son consecuencias evidentes de la contaminación atmosférica, que arrasan territorios, se llevan por delante innumerables vidas humanas y ahondan en el fenómeno de la pobreza.
Entre las frases más inspiradoras de Stephen Hawking, figura una en la que reflexiona acerca del potencial del ser humano a la hora de determinar de una forma u otra su propia autodestrucción. Decía que "el peligro radica en que nuestro poder para dañar o destruir el medio ambiente, o al prójimo, aumenta a mucha mayor velocidad que nuestra sabiduría en el uso de ese poder".
Karl Marx, casi a modo premonitorio manifestó que "la historia tiene más imaginación que los seres humanos y siempre tiene algún giro inesperado". Las desgracias que vamos acumulando creo que son lo suficientemente serias como para no jugar a la ruleta rusa con la naturaleza.
La humanidad, en tan solo algo más de un siglo, ha consumido más recursos que a lo largo de toda su historia. Y la demanda continúa incrementándose a un ritmo vertiginoso.
Este nivel de consumo de recursos determina un impacto medioambiental creciente, notables asimetrías, y profundas desigualdades en el plano social. Todo ello es el sustrato de un impacto evidente en la salud y la calidad de vida de las personas.
La pandemia ha sacado a relucir la importancia de avanzar hacia sistemas sanitarios más accesibles para todo el mundo
Los detalles ilustrados en estos breves párrafos muestran la relevancia estratégica que tienen cada uno de los ODS, impulsados por Naciones Unidas, pensados para toda la humanidad.
De hecho, ninguna organización o persona, debería sentirse exenta y al margen de involucrarse y comprometerse con dichos objetivos en alguno de sus diecisiete enunciados.
Naciones Unidas incide en que "para alcanzar estas metas, todo el mundo tiene que hacer su parte, los gobiernos, el sector privado, la sociedad civil y las personas".
Desde este convencimiento, desde la sanidad privada y desde la Fundación IDIS en concreto, ponemos nuestro grano de arena para que entre todos podamos hacer frente a los grandes retos económicos, sociales y medioambientales a los que nos enfrentamos.
Nuestra intención, como organización sanitaria, es poder llevar a cabo a través de nuestra actividad iniciativas enfocadas a los pacientes, a los profesionales y a la sociedad en su conjunto.
Trabajamos con la intención de disponer de un sistema sanitario suficiente, viable, equitativo, accesible y bien ordenado. También con un talante de colaboración abierta y trabajo en red de todos los agentes implicados, independientemente de la titularidad en la que desarrollen su actividad (pública o privada).
A nivel de salud y bienestar, referente al ODS 3, las entidades del sector sanitario agrupadas en la Fundación IDIS están altamente comprometidas con la investigación. Pero también con el desarrollo de tratamientos y tecnología para el progreso en la cura de enfermedades y la mejora de la calidad de vida.
El emprendimiento privado en sanidad figura a la cabeza cuando se habla de igualdad de género (ODS 5), ya que cuenta con los índices más altos de presencia femenina en los puestos directivos y con una altísima presencia de mujeres en plantilla.
El número total de mujeres trabajando en el sector sanitario es predominante, además de una forma muy notable sobre el de los hombres. De hecho, más del 70% (7 de cada 10) son mujeres, frente a un 30% aproximadamente de hombres.
Asimismo, este sector está comprometido con el ODS 9 (industria, innovación e infraestructuras). Desde Fundación IDIS se trabaja, -con sus miembros-, a través de jornadas abiertas y mediante comités internos interdisciplinares para incorporar las iniciativas que aporten valor añadido mediante fórmulas de colaboración.
Ninguna organización o persona, debería sentirse al margen de involucrarse y comprometerse con los ODS
Por último, es destacable la colaboración del sector sanitario privado con instituciones, asociaciones, organizaciones empresariales y otras entidades, tanto de índole pública como privada, para crear alianzas que permitan alcanzar los objetivos (ODS 17).
En conclusión, la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible avanza. Estamos en la década de la acción, según expresa Naciones Unidas, es por ello que entre todos hemos de ser capaces de generar un legado de sostenibilidad suficiente para las generaciones futuras. Una herencia que pasa porque el centro de toda atención seamos las personas y el hábitat en el que vivimos y nos desarrollamos.