En 2015, el mundo hizo un compromiso audaz para poner fin a la pobreza, proteger el planeta y mejorar la calidad de vida de todas las personas. Los 193 estados miembros de las Naciones Unidas acordaron 17 objetivos de sostenibilidad muy ambiciosos para el 2030. Estos Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) representaron una contundente llamada a la acción para los gobiernos, las empresas y los ciudadanos de todo el mundo.
En el momento de su firma, muchos reconocieron que este plan compartido para la paz y la prosperidad sólo podría tener éxito si la humanidad se unía en un espíritu de colaboración sin precedentes.
Todas las empresas del mundo, desde las grandes multinacionales hasta las empresas familiares más pequeñas, se afanaron en contribuir seleccionando aquellos objetivos en los que pudieran tener más impacto.
Nosotros en Merck, seleccionamos cinco ODS como áreas principales de enfoque: el número 3 (Salud y Bienestar), 8 (Trabajo decente y crecimiento económico), 9 (Industria, innovación e infraestructuras), 12 (Producción y consumo responsables), al tiempo que nos comprometimos con algunos otros como el 4 (Educación de Calidad), 5 (Igualdad de Género) o el 13 (Acción por el clima).
En esencia, nuestro compromiso para 2030 es contribuir al progreso humano a través de la ciencia y la tecnología sostenibles e integrar la sostenibilidad en todas las cadenas de valor. Y para 2040 alcanzar la neutralidad climática.
Ahora estamos a mitad de camino de esta iniciativa global de 15 años para hacer que nuestra forma de vida sea más sostenible. Y a pesar de la situación que estamos viviendo con la pandemia, es oportuno que reflexionemos sobre dos preguntas críticas: qué hemos conseguido y qué podemos hacer mejor.
Las respuestas a estas preguntas no son sencillas. Muchas empresas, incluida Merck, están en vías de cumplir o superar sus objetivos. Sin embargo, el informe de los ODS 2021 de la ONU ha dejado claro que la pandemia, en muchos casos, ha estancado o incluso revertido el proceso.
Mencionaré solo algunos ejemplos: la pobreza extrema creció el año pasado por primera vez en dos décadas. Ha aumentado también en 100 millones el número de niños sin las competencias mínimas de lectura.
Nuestro compromiso para 2030 es contribuir al progreso humano a través de la ciencia y la tecnología sostenibles
La presión adicional sobre las mujeres para encargarse de la familia y de los cuidados no remunerados, además de ganarse la vida durante la pandemia, acabó con muchos de los recientes avances en igualdad de género. Y a pesar de algunas mejoras en las emisiones de CO₂ debido a la desaceleración de la actividad durante los confinamientos, las concentraciones de gases de efecto invernadero alcanzaron nuevos máximos en 2020.
Pero a pesar de lo devastadora que está siendo la pandemia, también nos ha dado razones para la esperanza. Nos ha demostrado que el mundo puede unirse con un objetivo común para lograr resultados que de otro modo serían imposibles.
En particular, estoy orgullosa de cómo Merck y otros pioneros del mundo de la ciencia y la salud han dado un paso adelante para desarrollar tecnologías innovadoras en tiempo récord como el ARNm, vacunas o test diagnósticos.
En el espíritu de los ODS, estamos realizando gran parte de este trabajo pionero en un entorno colaborativo con otras organizaciones con valores compartidos. Porque no importa sólo el qué sino el cómo. Aunque todavía tenemos objetivos ambiciosos pendientes, estamos decididos a ser un referente en innovación y sostenibilidad y a crear valor para toda la sociedad.
La pobreza extrema creció el año pasado por primera vez en dos décadas
Y quisiera aquí mencionar algunas líneas de trabajo muy diversas e innovadoras que estamos emprendiendo en Merck. Es conocido que, al menos, la mitad de la población mundial no tiene un acceso adecuado a la salud. En particular, las enfermedades tropicales han recibido escasa atención pública o unos fondos para la investigación muy limitados.
Aquí nuestro objetivo es contribuir a la erradicación de dos enormes problemas de salud pública. Para la esquistosomiasis, una enfermedad parasitaria que afecta a más de 240 millones de personas al año, estamos colaborando con la Organización Mundial de la Salud (OMS) suministrando 250 millones de dosis para su tratamiento mientras seguimos desarrollando formulaciones específicas para la población infantil, especialmente vulnerable.
Y para la malaria, responsable de la muerte de un niño cada dos minutos, estamos invirtiendo y trabajando intensamente en la mejora de la respuesta a los tratamientos actuales y, sobre todo, en la prevención.
Otro campo totalmente diferente en el que trabajamos es el desarrollo de fuentes sostenibles de carne y otras proteínas de origen animal. Las prácticas actuales tienen un dramático impacto sobre enormes extensiones de terreno que podrían dedicarse a cultivos más sostenibles.
Además, representan una amenaza de extinción para alrededor de 30.000 especies. El cultivo de carne, queso o leche en un laboratorio favorece un consumo de proteína animal más sostenible, más saludable y más ético.
Trabajamos intensamente en la mejora de la respuesta a los tratamientos actuales de malaria y en la prevención
Y no puedo dejar de mencionar un área en la que desde Merck contribuimos a convertir la ciencia ficción en una realidad al servicio del progreso humano: el uso de microorganismos para convertir los desechos plásticos en alimentos o la generación de energía a partir de bacterias fotosintéticas. Estas tecnologías hiper avanzadas representan una gran oportunidad para redefinir objetivos más ambiciosos en torno a la sostenibilidad.
En Merck aspiramos a ser un líder en sostenibilidad. Estamos totalmente comprometidos con la construcción de un futuro mejor para las generaciones venideras y asumimos responsabilidad plena de nuestras acciones y del impacto que generan.
Porque estamos convencidos de que esto es lo correcto. Pero hay más. La sostenibilidad representa una oportunidad significativa para nuestro futuro y para nuestro propio desarrollo.
Confío en que la adopción generalizada de prácticas sostenibles suponga una evolución positiva en nuestra vida
En este sentido, quiero reivindicar desde aquí el espíritu de unidad y solidaridad que provocó la pandemia y hago un llamamiento a la colaboración del sector público y privado para estimular el desarrollo y la generalización del uso de estas tecnologías punteras para superar otros grandes desafíos globales.
Confío en que la adopción generalizada de prácticas sostenibles suponga no una disrupción traumática sino una evolución positiva en nuestra forma de vida. El potencial demostrado por la ciencia y la tecnología y la creciente conciencia social están marcando el camino: hacia un mundo inspirado por la sostenibilidad del medio ambiente, la inclusión social y el desarrollo económico.
*** Belén Garijo es CEO de Merck.