Hace 3 años el estado de información no financiera, el informe integrado de gestión o los informes de sostenibilidad no eran prioritarios en la agenda de muchos directores financieros o CFO. Hasta hace pocos años, el acrónimo ESG (o ASG) apenas aparecía en la prensa salmón, quizá con más asiduidad en las páginas de inversión, pero no tanto en las de empresa.
Hoy, no hay un día que no tengamos artículos, informes o suplementos ESG en los dosieres de prensa. Es un hecho que los parámetros no financieros, la sostenibilidad y el impacto social cada vez tienen más peso financiero.
También es indudable que en los tiempos que corren un director financiero bastante tiene con conseguir que cuadre la caja o hacer funcionar el business essential, pero no puede dejar de ver –aunque sea con el rabillo del ojo– lo que viene por delante.
Después de la taxonomía verde, la Unión Europea presentará el año que viene su taxonomía social. Los inversores de cualquier tipo de compañía van a preguntar con más detalle por el cuidado de los aspectos materiales de una empresa –los que son importantes para su negocio y sus grupos de interés–. Ymuchos de los fondos Next Generation van a estar ligados a las mejoras en aspectos sociales y ambientales de las empresas que los reciban.
El propósito se define como el para qué de una compañía, su razón de ser que simultáneamente puede ayudar a resolver un problema social o ambiental y a generar valor financiero significativo para la empresa. Dicho propósito debería ser más que una frase bonita o un claim de marketing. Es un concepto que permite articular la actividad de una empresa en todas sus facetas.
En 2017, sólo 9 compañías españolas del IBEX 35 tenían definido un propósito orientado al bien común o a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). A día de hoy, son 22 compañías del IBEX las que aseguran que tienen un propósito definido y 15 las que lo miden con objetivos concretos.
Después de la taxonomía verde, la UE presentará el año que viene su taxonomía social
Prioridad para 3 de cada 4 directivos
En el primer Barómetro del Propósito Empresarial, que acabamos de presentar junto con la Asociación para el Progreso de la Dirección (APD), tres de cada cuatro encuestados asegura que percibe el propósito como un elemento que impacta en la operativa de la empresa. Y que, además, contribuye a mejorar la rentabilidad de la compañía.
Es, por tanto, el propósito y el impacto que la empresa genera una prioridad ya a día de hoy para un 76% de los directivos, sean del área que sean.
Además, el 43% de los encuestados reconoce que la responsabilidad de integrar el propósito a la actividad de la compañía es del CEO y del equipo directivo. Esto, sin duda, afecta –o va a afectar– a los responsables financieros. Son ellos quienes van a tener que incluir en su ecuación los activos no financieros a la hora de mejorar la rentabilidad y los ratios de la compañía.
A día de hoy, 22 compañías del IBEX aseguran tener un propósito definido y 15 lo miden con objetivos concretos
Igual que hoy es importante saber medir y gestionar los aspectos materiales ESG, queda muy poco para que el propósito sea relevante para accionistas, consejos de administración o clientes.
Pronto, cuando le pregunten a su presidente, CEO o director general por el propósito de su empresa, no valdrá con quedarse en una frase superficial. Hará falta tener indicadores de progreso del propósito.
A un buen CFO le interesa que su empresa tenga un propósito bien definido porque, más pronto que tarde, alguien le va a preguntar por su grado de consecución.
***Ángel Pérez Agenjo es socio director de Transcendent, consultora de Impacto Empresarial y gestión activa ESG.