En unos momentos dramáticos en la historia de Europa, cuando la paz ha sido salvajemente atacada por Vladímir Putin, el ejemplo del pueblo y el Gobierno ucraniano nos sirve para recordar la importancia de la moral y los valores éticos para garantizar los derechos y las libertades que tanto cuesta construir.
Las sociedades democráticas siempre han tenido su mayor fortaleza en la convicción de sus ciudadanos y líderes en que vale la pena luchar por aquello en lo que se cree.
La dignidad mostrada por el pueblo ucraniano, dispuesto a defender su soberanía frente a un poder abrumador, nos hace recordar otros momentos memorables, también de nuestra propia historia, en los que el débil se enfrentó al fuerte para defender su libertad y el derecho a elegir su futuro.
La voluntad de resistencia de ciudadanos, soldados y políticos ucranianos nos ha conmovido a todos y nos ha situado ante uno de esos momentos clave de la historia de la humanidad en los que hay que estar en el lado correcto y a la altura de las circunstancias.
La reacción de la Alianza Atlántica, de la comunidad internacional y especialmente de los países de la Unión Europea ha sido unánime en un movimiento de solidaridad que nos reconforta y hace que crezca nuestra esperanza en un futuro de libertad, en una Europa cada vez más unida.
Las injustificables agresiones de quienes sólo creen en la fuerza y el sometimiento del otro provocan con frecuencia estas enérgicas reacciones en las que todos nos unimos en defensa del más débil.
La resistencia de Ucrania ha frustrado los planes del agresor de una victoria rápida, y lo ha colocado en una situación de aislamiento y condena. Gracias al espíritu de sacrificio, al coraje y al valor de militares y ciudadanos ucranianos, Putin ya no podrá conseguir sus objetivos, fuesen los que fuesen.
No debemos olvidar nunca que la moral y la voluntad para defender aquello en lo que creemos es la clave para mantener nuestro sistema de democracia y libertades, que nos ha costado mucho construir y que no se mantendrá si no estamos dispuestos a defenderlo, incluso a costa de sacrificios.
Los valores morales son el pilar esencial de nuestras Fuerzas Armadas. Es algo que se inculca a cada ciudadano que se une a ellas y cuya importancia se subraya en cualquiera de los documentos que marcan las líneas de nuestra Defensa Nacional. No son, sin embargo, patrimonio de nuestros militares, sino de todos nosotros.
La confianza de que, cuando llegue el momento, estaremos dispuestos a afrontar unidos cualquier amenaza contra nuestra seguridad, nuestra libertad democrática y nuestro modo de vida, y también a mostrar nuestra solidaridad con el débil y el oprimido, es lo que nos hace grandes como sociedad y como nación.
*** Margarita Robles Fernández es la ministra de Defensa del Gobierno de España.