Los últimos años han estado marcados por un creciente interés por parte de la sociedad por conocer en qué medida el sector privado contribuye a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). En el caso de Grupo OESIA, empresa española especializada en ingeniería digital e industrial, nuestra vinculación a la Agenda 2030 viene de la mano de nuestra demostrada capacidad para aplicar tecnología a la transformación de empresas e instituciones, mejorando su eficiencia, aumentando su seguridad, y contribuyendo así a su sostenibilidad.
Este interés social por los ODS ha producido una convicción generalizada sobre al carácter irrenunciable y la prioridad de inversión en los mismos, con la lucha por la desigualdad y el cambio climático como banderas destacadas.
El plan de recuperación propuesto por el Gobierno tras la crisis de la covid es un exponente claro de estas prioridades. Todo ello se ha enmarcado dentro de un entorno de estabilidad geopolítica que a lo largo de décadas ha contribuido a proporcionar una sensación de aparente seguridad que los recientes acontecimientos en Ucrania han hecho saltar por los aires.
Dentro de este contexto, en Oesía venimos actuando desde el convencimiento de que las empresas debemos ejercer un liderazgo responsable, y lo hacemos a través de nuestro modelo de negocio, apoyándonos en las últimas tecnologías, en la innovación, y alineando nuestra estrategia empresarial en el marco de la Agenda 2030.
En primer lugar, nos encontramos con un conjunto de objetivos principales, que son intrínsecos a nuestra actividad. En el caso de Grupo Oesía hablamos de la educación de calidad vinculada con el desarrollo de carreras STEM, la creación de trabajo de calidad, la igualdad de oportunidades, y muy especialmente de la innovación tecnológica aplicada a la modernización de la industria y las infraestructuras.
En un segundo nivel, situamos los objetivos relevantes, aquellos en los que impactamos de forma indirecta a través de nuestros productos y servicios, extendiéndose nuestro impacto tanto a través de nuestros clientes, como de las distintas CCAA, desde donde contribuimos de manera comprometida al equilibrio territorial de nuestro país.
Caben destacar nuestras soluciones TIC para el sector sanitario, los proyectos en el ámbito de las Ciudades y Comunidades Sostenibles, o la mejora de eficiencia que nuestras soluciones proporcionan a los sectores industrial, público y servicios.
Por último, tenemos un fuerte compromiso con la sostenibilidad de nuestro modelo de sociedad y su prosperidad, a través de nuestra contribución en los campos de la defensa y seguridad, desde donde exportamos tecnología española a más de 20 países y donde, desgraciadamente en nuestros días, vemos la necesidad de inversión tanto económica como de talento e infraestructuras para la protección de la sociedad a la que pertenecemos.
La seguridad, clave
Los últimos acontecimientos en el este de Europa hacen que sea el momento de destacar la renovada importancia que la seguridad va a cobrar dentro de la Agenda 2030.
"La seguridad es como el aire; cuando falta nos ahoga y elimina toda esperanza de calidad de vida"
Sociedades más igualitarias y justas sólo pueden sostenerse sobre la base de un entorno seguro que las proteja y que permita el sostenimiento de los valores sobre los que se construyen el resto de los objetivos. Dicho de otra manera, tras décadas de paz en el entorno occidental, la seguridad ha vuelto a situarse en la base de la pirámide como ese bien, a veces inestable, que debemos garantizar.
Los acontecimientos de las últimas semanas, con la invasión de Ucrania al frente, han supuesto una brutal prueba de realidad para Occidente, dando lugar a un nuevo escenario geopolítico incierto de consecuencias imprevisibles.
De la noche a la mañana acabamos de darnos cuenta de que nuestro bienestar –y con ello la confianza, certidumbre y progreso– depende de la seguridad de nuestro modelo de sociedad.
También hemos comprobado que la seguridad es como el aire, pues si la tenemos pasa desapercibida, pero cuando falta nos ahoga y elimina toda esperanza de calidad de vida, desarrollo económico y progreso social.
En este nuevo contexto, para mantener el avance en el resto de los objetivos resultará imprescindible reforzar la protección de las sociedades que deben impulsarlos. Esto significa que para alcanzar los retos de la Agenda 2030 debemos garantizar un entorno político estable que proteja los valores que más prosperidad han producido en la historia de la humanidad durante los últimos 70 años.
La seguridad entra en la ecuación como un factor determinante para la sostenibilidad del planeta y sus habitantes. Un mundo mejor sólo puede ser real si es más seguro y genera entornos estables basados en la colaboración y alejados de la confrontación.
Esto abre el debate sobre el equilibrio en los esfuerzos dedicados a los diferentes aspectos de la Agenda 2030, todos ellos cruciales, como educación, transición energética, sanidad, o cooperación internacional.
"La seguridad entra en la ecuación como un factor determinante para la sostenibilidad del planeta y sus habitantes"
La cuestión es cómo mantener el impulso transformador en los diferentes frentes de esta agenda, al mismo tiempo que se refuerza la inversión en aspectos relacionados con la defensa y la seguridad.
Es aquí donde la tecnología juega y debe jugar un papel impulsor definitivo. Para responder a este nuevo reto resulta imprescindible aumentar la productividad y eficiencia de la actividad humana.
La revolución tecnológica que estamos experimentando, en la que caben destacar aspectos clave como automatización, ciberseguridad, inteligencia artificial o aplicaciones y soluciones cuánticas, tanto en los servicios públicos como en la actividad empresarial, debe proporcionar las claves para ese aumento de eficiencia que permita mantener el pulso en todos los frentes.
La tecnología tiene, por lo tanto, un propósito aún mayor de cara a la Agenda 2030: el de contribuir no sólo a un mundo mejor, más eficiente y sostenible, sino también más seguro.
Para asegurar el desarrollo de la Agenda 2030 debemos proteger un modelo de sociedad y económico sostenible en el tiempo y, para ello, asentar inversiones en capacidades esenciales (energía, seguridad, infraestructuras, etc.) a través de una Europa con autonomía estratégica en las mismas.
Capacidades que nos protejan y aseguren nuestro entorno social, económico y cultural desde el que desarrollar exitosamente nuestra Agenda 2030.
***Luis Furnells es presidente ejecutivo Grupo Oesía.