Ocho años nos separan del plazo fijado por Naciones Unidas para llegar a buen término con los 17 Objetivos estratégicos de Desarrollo Sostenible y, por lo tanto, con la Agenda 2030.
El panorama internacional no plantea el mejor de los augurios, pocos podían imaginar en el comienzo de esta carrera contrarreloj –allá por el año 2015– que el mundo se iba a enfrentar a grandes catástrofes como la todavía actual pandemia producida por el virus SARS CoV2 (Covid-19), las crisis sucesivas de refugiados, las consecuencias y desastres derivados del cambio climático o la invasión de Ucrania y la violencia y conflictos bélicos que tiene al mundo en vilo.
En este complejo marco de referencia y desde un punto de vista analítico, es plausible afirmar que, a pesar de todo, el compromiso de las organizaciones, instituciones y empresas por la gestión ética y la responsabilidad social en su más amplio sentido es creciente. Hoy en día, este aspecto tan determinante está calando con más fuerza en el corazón estratégico, formando una parte esencial de su cultura, posicionamiento y valores.
Desde el sector sanitario de titularidad privada y, en concreto, desde la Fundación IDIS, estamos desarrollando una iniciativa en forma de estudio, un proyecto global denominado Contribución de la sanidad privada a los ODS y a la sostenibilidad del Sistema. Este trata sobre lo que suponen los ODS en los sectores y empresas que conforman la institución una vez que, el Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad, haciendo honor a su denominación, tiene en su estructura representación de todos los grupos de interés que conforman el sector sanitario.
El objetivo de esta iniciativa es que las compañías afiancen los pasos necesarios para impulsar los ODS a la vez que conocer las mejores experiencias en este ámbito, entendiendo perfectamente la idiosincrasia y propósito que subyace tras estos objetivos y su importancia para las organizaciones y empresas; identificar las áreas de impacto en la cadena de valor y stakeholders definiendo prioridades; establecer objetivos concretos (KPI); integrar los ODS de forma fehaciente y comunicar de forma efectiva el trabajo desarrollado.
El consenso en cuanto a implicación es evidente. Todos están trabajando, poniendo en marcha, impulsando y desarrollando iniciativas que impactan en buena parte de los 17 objetivos, aplicando cada cual el énfasis en aquellos que considera que se encuentran más próximos y alineados con su desempeño estratégico.
Partiendo de esta base, sin duda que todos los objetivos planteados por Naciones Unidas son relevantes. Pero siendo esto cierto, también es verdad que para conseguir cada uno de ellos se hace imprescindible poner el foco en el que hace referencia al establecimiento de alianzas. Vivimos en un entorno altamente tecnológico en el que el trabajo en red, colaborativo, sinérgico y podríamos denominar de código abierto se impone.
Nuestra sociedad en una sociedad abierta y transversal, no conformada por clústeres cerrados y opacos, por silos bunkerizados en los que uno de sus mayores valores ha venido siendo mantener el conocimiento encerrado en una burbuja cuasi inalcanzable e inasequible.
En un mundo globalizado como el nuestro es muy difícil continuar con los modelos de acción y gestión más tradicionales y verticales y competir a su vez con otros más abiertos y transversales. Se hace necesario sumar esfuerzos y multiplicar voluntades mediante la búsqueda de sinergias y complementariedades en todos los campos. Y el de la gestión ética y socialmente responsable no es una excepción, especialmente en lo relativo a los proyectos de acción social de amplio calado y fuste como es el caso de los ODS.
En este contexto de sostenibilidad, la disrupción digital es un hecho. No solo ha venido para cambiar procesos, procedimientos, usos y costumbres, sino que ha llegado para cambiar el statu quo de las cosas.
La sanidad no es un hecho aislado, sino más bien lo contrario. Es un sector, un entorno altamente tecnificado y especializado en pos del mayor de los anhelos del ser humano: la protección de su salud, el tratamiento de sus enfermedades y el cuidado de su fragilidad y vulnerabilidad, llegado el caso.
Ante este mastodóntico reto, de nuevo solo hay una solución: unir, juntar y trabajar codo con codo con todos los agentes implicados no solo de este sector, sino de otros que tengan también una especial preocupación por este gran reto y evento mundial sin precedentes que se desarrolla en estos momentos de profundo cambio y convulsión política, económica y social.
Entre todo y con ello, apostar firmemente por la digitalización de la sanidad mediante herramientas y sistemas asentados en la denominada ciencia del dato.
En este contexto innovador, desde la Fundación IDIS, estamos inmersos e impulsando un proyecto de interoperabilidad y continuidad asistencial. Una iniciativa multidisciplinar que contempla y establece alianzas con todos los agentes implicados basada en la interoperabilidad eficaz y real de los sistemas y herramientas informáticas para que el paciente, que es propietario de sus datos y diario de salud, pueda llevarlos consigo de forma digital y presentarlos a quien voluntariamente desee para mejorar los resultados de su proceso asistencial.
Frente a una demanda creciente de servicios de salud debido al envejecimiento poblacional, la cronicidad y la pluripatología asociada, así como el advenimiento de nuevas formas de enfermar –derivadas del cambio climático y la globalización–, el exponencial desarrollo de la innovación en todos los órdenes, de la mano de la digitalización y sus costes asociados, además de la necesidad de preservar nuestros Estados del bienestar, se hace imprescindible.
Especialmente, se hace imprescindible sumar voluntades, multiplicar esfuerzos y trabajar todos codo con codo para alcanzar un objetivo común: disponer de la mejor sanidad sin apellidos ni barreras. Lo público y lo privado trabajando en perfecta simbiosis, con estrategias conjuntas, puesto que sanidad somos todos y aquí no sobra nadie.
Más bien se precisan alianzas, complementariedades, sinergias y visión para anteponer los intereses colectivos a los que pueden surgir de visiones más personalistas e individualistas siempre interesadas.
*** Marta Villanueva es directora general del Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad (Fundación IDIS).