Lum Zawng vive con su familia en una de las aldeas del estado de Kachin, al norte de Myanmar. Tiene dos hijos y se gana la vida como agricultor. Construir un baño en su casa suponía un lujo que no podían permitirse. "No gano mucho y no tengo medios para construir una casa con retrete”, explica.
Como Lum, se calcula que el 2% de la población de los segmentos pobres de la sociedad practica la defecación al aire libre en Asia Oriental y Pacífico. Mientras, 910 millones de personas se enfrentan al reto de no tener acceso a servicios de saneamiento seguros y 116 millones carecen de agua potable.
En Myanmar se estima que 914.000 personas necesitan servicios de agua potable, higiene y saneamiento para su salud general, pero también para protegerse de la propagación de enfermedades como la COVID-19. Actualmente hay 200.000 personas desplazadas debido a la crisis, muchas de las cuales son niños y niñas, que necesitan desesperadamente suministros de agua, saneamiento e higiene.
La práctica de la defecación al aire libre está muy extendida, lo que agrava aún más la situación sanitaria de las familias más vulnerables, ya que existe un alto riesgo de padecer diarrea y enfermedades transmitidas por el agua, así como infecciones cutáneas.
Como ocurre siempre, los niños y las niñas son los más afectados, ya que la falta de saneamiento e higiene no sólo suponen un obstáculo para que tengan una educación de calidad sino que son uno de los principales factores que contribuyen a la elevada mortalidad infantil y a la desnutrición. La neumonía y la diarrea son dos de las principales causas de muerte de los menores de cinco años en la región.
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Desde 2018, World Vision tiene un proyecto de Agua y Saneamiento en el estado de Kachin, Myanmar, en 22 aldeas, incluida la de Lum Zawng, donde las familias obtienen el agua de las zonas montañosas, lo que supone un riesgo para la seguridad de las mujeres y los niños.
"Lo peor es que no teníamos una buena letrina en nuestra casa. Habíamos utilizado el pozo durante muchos años. Como el agujero de la fosa no estaba bien cubierto, temía que mis hijos se cayeran en la fosa mientras corrían y jugaban cerca. Durante la temporada de lluvias, había muchos mosquitos y moscas. Tener diarrea era habitual en casa, especialmente durante la temporada de lluvias", recuerda Lum Zawng.
El proyecto ha apoyado a las comunidades para construir letrinas domésticas, mejorar el sistema de agua de la comunidad, pozos tubulares poco profundos y pozos excavados a mano. También se han proporcionado dispositivos de agua y purificación, LifeStraw, para que las familias puedan acceder a agua potable.
Además, junto con el suministro de material, se han impartido cursos de educación en higiene personal y medioambiental, y se ha capacitado a los miembros de la comunidad en la construcción y el mantenimiento de las letrinas.
Desde que las familias tienen sus propias letrinas, los niños y las mujeres ya no practican la defecación al aire libre. Tener un acceso seguro en casa les permite a los niños y niñas adquirir una buena práctica de uso de los retretes desde pequeños, tomando conciencia toda la familia de la importancia que tiene utilizar agua limpia y segura para la salud.
***Wint Thu es coordinador de WASH en World Vision Myanmar.