El tamaño no importa, y lo tuvimos claro cuando fundamos WA4STEAM (Women Angels for STEAM) en 2018, una asociación de mujeres business angels que invierte en start-ups cofundadas por emprendedoras en sectores STEAM.

A punto de celebrar nuestro quinto aniversario, ya somos 145 socias y hemos invertido más de dos millones de euros en 26 proyectos STEAM cofundados por mujeres, desde blockchain hasta biotecnología, pasando por desarrollo de vacunas. Unas cifras, con las que ni Regina Llopis, el alma del proyecto, ni las 34 mujeres que lo iniciamos habíamos soñado y que validan un enfoque único.

Desde el principio tuvimos claro que WA4STEAM, independientemente del tamaño, nacía con un claro compromiso socioeconómico. Evidentemente, como business angels buscamos rentabilidad, pero nuestra misión va más allá del mero beneficio financiero.

Queremos más mujeres emprendedoras en STEAM y más mujeres invirtiendo en las fases tempranas del ciclo de vida corporativo. Creemos que la diversidad favorece la innovación y la excelencia, y desde la asociación contribuimos a la misma aumentando el número de emprendedoras e inversoras.

También tuvimos claro que una organización debe tener un modelo de gobernanza y unos mecanismos de control efectivos. En WA4STEAM hemos implementado un modelo, supervisado por una comisión de gobernanza, y lo más importante: lo aplicamos.

Nacimos con vocación de continuidad y la gobernanza es clave para la sostenibilidad a largo plazo. Además, debemos predicar con el ejemplo, si queremos que las emprendedoras también establezcan mecanismos de gobernanza y control en sus start-ups.

Nunca se es demasiado pequeño para establecer los valores de una organización y el modelo de relación con su entorno. Las empresas son como las personas: nacen, crecen y mueren. La vida media de las empresas españolas no alcanza los 11 años y la fase start-up es su niñez.

Del input que recibimos durante la infancia dependerá en gran medida nuestro desarrollo como adultos. La cultura que fomenten los fundadores, desde el momento cero, determinará su desarrollo futuro, y si no pregúntenle a Elizabeth Holmes, fundadora de la difunta Theranos, o a nivel patrio al fundador de Gowex, Jenaro García Martínez. 

Con nuestra misión y modelo de gobernanza ya teníamos dos tercios de ese acrónimo ESG, Environmental, Social & Governance, que junto a los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible son omnipresentes en los informes corporativos de los últimos años.

La idea de los ODS surge en el 2012 durante la Conferencia de la ONU sobre el Desarrollo Sostenible (Río +20), donde se decide fijar un número limitado de metas aspiracionales y fáciles de comunicar para sustituir a los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM).

Según el Informe de Progreso 2020-2021, publicado por la Global Reporting Initiative, GRI, un 83% de las compañías encuestadas están comprometidas con los ODS y un 69% indican cuáles priorizan. De hecho, es raro encontrar informes corporativos que no incluyan algún objetivo con su correspondiente icono.

Con un porcentaje de adopción tan elevado, es innegable que los 17 iconos, diseñados por Jakob Trollbäck, y lo que representan han sido todo un éxito y han tenido un impacto en los modelos de sostenibilidad de las organizaciones que no tuvieron los Objetivos del Milenio en sus 15 años de vida.

El problema de estas adopciones masivas es el morir de éxito, o en este caso, de greenwashing, al utilizar conceptos e imágenes hiperreconocidas para transmitir la idea, no real, de que la institución sigue una estrategia sostenible.

Objetivos medibles

Cada organización opera de manera diferente y este carácter único debería reflejarse en su modelo de sostenibilidad. Utilizar el marco que ofrecen los ODS facilitará la comunicación del modelo, pero definirlo exclusivamente en base a estos criterios supone el riesgo de que sea contradictorio o esté vacío.

Un ejemplo lo tenemos en BlackRock, adalid de la inversión sostenible, acusado recientemente por uno de sus inversores de hipocresía al aplicar los criterios ESG en sus análisis y de potencial “greenwashing”.

Recordemos que BlackRock, con posiciones en las principales compañías cotizadas en España, es potencialmente una de las razones por las que 32 de las 35 compañías del Ibex 35 manifiestan su alineación con los ODS, haciendo que la acusación real o no, sea más significativa.

En la web de WA4STEAM también pueden verse cinco ODS a los que contribuimos con nuestra labor. El primer paso fue definir unos objetivos medibles y solo después analizamos si podíamos utilizar el marco ODS para comunicarlos. Por ejemplo, una de las razones de que haya menos emprendedoras es la dificultad que tienen para acceder a financiación.

Durante 2021, solo un 2.4% del capital riesgo de Estados Unidos se destinó a empresas fundadas por mujeres, y en España, el Informe Business Angel 2022 publicado por AEBAN indica que el 26% de los inversores que participaron en el estudio no tienen en cartera ninguna empresa fundada por una mujer.

Las razones de este desequilibrio son múltiples y discutibles, pero la realidad es clara. Por eso desde WA4STEAM decidimos apoyar exclusivamente a emprendedoras. Enmarcar este objetivo en el ODS 5 (Lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas) nos facilitó su comunicación, pero el compromiso de facilitar a las emprendedoras el acceso a capital sería el mismo con o sin ODS.

Todos los inversores, independientemente del tamaño, tenemos una responsabilidad hacia las comunidades en las que operamos más allá de generar beneficio. Y con nuestras decisiones de inversión podemos lograr que las compañías tengan en cuenta el impacto que tienen en el medioambiente y en la sociedad.

El mérito de los ODS ha sido ofrecer un marco para que organizaciones de cualquier tamaño puedan comunicar su estrategia de sostenibilidad, pero no nos dejemos llevar por la “ODSesión” de incluir iconos en los informes sin justificación, definir un modelo solo basado en ODS tiene un alto riesgo de ser irrelevante.

***Olga Santos Canelles es cofundadora WA4STEAM.