El mundo está en constante cambio. Las nuevas tecnologías han desarrollado recientes inquietudes y prioridades para las naciones y sus habitantes. Sin embargo, hay factores que se siguen manteniendo principales e importantes, como la figura del ser humano, que cobró mucha importancia tras la Segunda Guerra Mundial, y la creación de la Declaración Universal de Derechos Humanos. Otros agentes emergentes, como el medioambiente, son una novedosa preocupación que comienza a tener cada vez más importancia en el sistema.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) no son más que el reflejo que tienen los líderes mundiales por establecer un marco de acción para satisfacer las preocupaciones y prioridades de la población mundial que no pudieron ser realizadas antes. Debido a que no había tanta concienciación como hay ahora y, por consecuencia, hemos llegado a una situación de extrema urgencia por actuar, puesto que luego puede ser demasiado tarde.
Los ODS están creados bajo los criterios de universalidad, igualdad, alcanzabilidad, entre otros. Sin embargo, cada individuo tiene su propio orden de importancia de los ODS según su experiencia y prioridad. Es por eso que, lamentablemente, hay objetivos que tienen mayor relevancia y se les fomenta más que a otros, generando así una discriminación entre ellos y derivando en que unos objetivos se consigan de manera más efectiva y otros tengan más dificultades, e incluso se pueda llegar a plantear el hecho de que no se lleguen a cumplir.
Un claro ejemplo de eso sería el ODS 14, Vida Submarina. Si bien es cierto que actualmente vemos a las autoridades más implicadas con la protección de los océanos, gracias a la creación y posterior firma del Tratado Global de los Océanos, todavía queda mucho camino por delante.
El océano concentra el 70% de la superficie de la Tierra y nos aporta el 97% del agua existente. También influye en los fenómenos meteorológicos más importantes, regula el clima y produce entre el 60% y el 70% del oxígeno que respiramos gracias al fitoplancton. Es decir, son los pulmones del planeta.
Todo esto simplemente refleja la importancia en nuestra vida que tiene el océano. En cambio, para el ser humano parece que ha perdido la relevancia. Lo hemos convertido en nuestro vertedero particular. El 95% de los residuos que se encuentran en el Mediterráneo, son plástico. Producido por la actividad humana. Esto explica que somos nosotros mismos quienes nos estamos cargando el planeta y el futuro.
Entonces, ¿llegamos tarde a dar una solución? Lo cierto es que no. Siguiendo la dinámica de operación de los ODS, no se ha actuado cuando el problema era menor, por eso se ha establecido ahora el ODS 14 sobre Vida Submarina, con un sinfín de propuestas, de objetivos subapartados que todavía hay que ver si se van a lograr cumplir, para poder dar una solución que frene el deterioro y mejore en ciertos aspectos la situación.
Sin embargo, no se puede considerar que son la solución al problema que actualmente tienen nuestros mares y océanos. Simplemente, son acciones que harán una mejora temporal en el deterioro de la gran mayoría de aspectos tratados en los ODS.
Como su propio propósito indica, son medidas regulatorias para 2030. Cuando llegue ese momento habrá que hacer una evaluación sobre la efectividad de las medidas y plantear unos parámetros nuevos donde poder actuar, adaptados al momento en el que nos encontremos, ya que como se ha mencionado al inicio, el mundo está en constante cambio, y mucho más ambiciosos de los que ya se habían establecido.
El principal problema de esto es que se está deteriorando el ecosistema marino a un ritmo más rápido de lo que estamos consiguiendo regenerar con este tipo de soluciones a corto plazo. Un nuevo informe de WWF confirma que la contaminación por plásticos en el mar va a aumentar por 4 su impacto para 2050, a pesar de que, medidas como los ODS ya están implantadas.
Es magnífico que la comunidad internacional se junte para poder debatir posibles soluciones para abordar todo este tipo de cuestiones. Sin embargo, aunque sus esfuerzos están mereciendo su resultado, ya que se está generando un proceso mayor de concienciación y preocupación por el futuro, tanto del humano como del ecosistema, las medidas deben involucrar a todos los países. El objetivo es que adopten un compromiso firme de cumplimiento, además de que se debe llevar un control riguroso sobre la aplicación de los objetivos en cada país, para poder asegurarnos de que realmente se han adoptado y se fomenta su aplicación.
No obstante, y aunque sean los países los que tengan más recursos para abordar el problema, es responsabilidad de todos, tanto empresas, organizaciones, como ciudadanos de a pie, contribuir en la medida de lo posible a no generar más residuos y cuidar la salud del planeta, tanto como cuidamos la nuestra.
Acciones de recogida de plástico del mar, revalorización a productos que necesitan demasiado tiempo para degradarse, proyectos de economía circular y de ecodiseño que contribuyan de forma positiva al medio ambiente, como los que muchas empresas, como Gravity Wave, están llevando a cabo y que aportan soluciones tangibles y efectivas. No solo para resolver el ODS 14 en el que se centran, sino también el objetivo de conseguir un planeta mejor, teniendo en consideración otros ODS como el 8, 12, 13, 17.
Los ODS son, por tanto, un simple salvoconducto que llega cuando la necesidad ha derivado en urgencia. Tienen un impacto positivo en ciertos factores, pero no cumplen las expectativas que tienen los ciudadanos realmente concienciados ni satisfacen los requisitos necesarios para que puedan generar un mayor impacto y consigan ser realmente efectivas, considerándose así “solución”.
Es un buen punto de partida que permite ver la intención de las autoridades internacionales y sus organismos más importantes como las Naciones Unidas en términos de compromiso con las desigualdades y amenazas que sufre nuestro mundo, pero esto es solo el inicio. Revertir todo el daño causado durante siglos a la humanidad y al medioambiente necesita, no solo leyes, sino un cambio de mentalidad y un deseo por actuar a escala global.
En tiempos de desafíos globales, se necesita más compromiso y apoyo en el desarrollo de iniciativas sociales y medioambientales y, sobre todo, un enfoque amplío para encontrar soluciones que involucren diferentes ODS en un mismo propósito.
Muy pocas son las empresas de impacto que lo consiguen y un referente de ello es Gravity Wave, la empresa social que, bajo la misión de lograr unos mares libres de plástico, desarrolló una infraestructura que contempla para su consecución el desarrollo de alianzas, la generación de nuevas formas de empleo, la protección del planeta y de los océanos, la generación de conciencia y el consumo responsable.
***Amaia Rodríguez, autora del artículo y CEO de Gravity Wave.