El pasado 5 de mayo, cuando se conoció el fin de Sálvame, una de las palabras que tuvo un alto volumen en la conversación pública –especialmente en redes sociales y en las tendencias de búsqueda en internet– fue 'soledad'.

El papel de la televisión para paliar la soledad es un tema que suscita reflexión y debate en la sociedad actual. En un mundo cada vez más conectado digitalmente, paradójicamente, la soledad parece ser una preocupación creciente.

Es innegable que existe una serie de programas de entretenimiento que ofrecen una especie de compañía mediática, donde los espectadores pueden sentirse parte de una comunidad, aunque sea a través de la pantalla. Proporcionan un escapismo temporal y la ilusión de estar involucrados en la vida de otras personas.

Sin embargo, es importante tener en cuenta que la televisión no debe ser vista como una solución para paliar la soledad. Si bien pueden ofrecer una distracción momentánea, es esencial abordar las causas subyacentes de la soledad y buscar soluciones más profundas y significativas.

En este sentido, las empresas tienen un papel primordial en la promoción de la conciliación y la corresponsabilidad. Si consideramos que gran parte de nuestro tiempo lo pasamos trabajando, las compañías deben preocuparse por el bienestar de sus empleados y sus familias.

Ya no solo hablamos de programas de conciliación para el cuidado de hijos, sino también para el cuidado de mayores. Es fundamental que se implementen programas de bienestar y responsabilidad social corporativa que aborden la soledad y promuevan un equilibrio entre la vida laboral y personal.

Servicios de teleasistencia, bolsa de horas para el cuidado de familiares y programas de voluntariado contra la soledad, como el teléfono 'Ilumina una vida' de Fundación Alares, se han disparado en los últimos años. Al ofrecer este tipo de servicios, las compañías, sin importar su tamaño, demuestran que se preocupan por sus empleados y sus seres queridos.

Esto, a su vez, puede llegar a generar una mayor productividad por parte de los trabajadores. Al igual que un menor absentismo y un mayor compromiso con la organización.

La soledad no solo es un problema laboral, sino que también está relacionada con otros factores. La creciente dependencia de la tecnología y el aislamiento social que esta puede generar, así como la tendencia al consumo en el hogar, son factores que contribuyen a la soledad –especialmente la no deseada– en la sociedad actual y que impactan a diferentes generaciones de edad.

Para abordar estos desafíos, es necesario ir más allá de los programas de conciliación. Se requiere un enfoque integral que incluya cambios en la forma en que consumimos y nos relacionamos, así como una mayor conciencia y empatía hacia aquellos que se sienten solos.

***Anna María Hurtado Lopo, patrona de Fundación Alares by Vivofácil.