La sostenibilidad se ha convertido en una de las principales preocupaciones del sector textil. No se trata solo de una tendencia o de la necesidad de dar respuesta al nuevo contexto regulatorio, sino que supone todo un cambio de paradigma para las marcas.
La reducción de impacto de nuestra actividad en el medio ambiente ha pasado a ser un asunto primordial que exige que la sostenibilidad sea un elemento transversal en nuestro modelo de negocio, con especial foco en el compromiso climático y el desarrollo de productos más sostenibles.
En la moda actual, se habla mucho de circularidad, pero ¿qué significa exactamente este concepto? En esencia, un sistema de moda circular es aquel en el que todas las prendas producidas puedan ser reutilizadas, recicladas o descompuestas. Las administraciones también hablan de ello.
La Estrategia para los productos textiles sostenibles de la Unión Europea tiene como objetivo principal establecer el marco para la transición del sector de cara a 2030. Entre otras líneas de acción, ponen el foco en adoptar medidas de diseño ecológico que faciliten la adaptación de los productos textiles a la circularidad.
Aparece además en todos los informes de negocio. Entre los 10 elementos críticos para el negocio del State Of Fashion de McKinsey, por ejemplo, están los textiles circulares. Según sus datos, el 60% de los ejecutivos del sector afirma haber invertido o planean hacerlo en los llamados proyectos de reciclaje close the loop.
Desde el informe Global Fashion Drivers de KPMG también se apunta a la sostenibilidad como una de las palancas de transformación del sector. Estamos todavía muy lejos de conseguir un sistema de moda circular y el verdadero reto está en pasar de la teoría a la práctica y desarrollar nuevos modelos de producción que realmente nos permitan mejorar la circularidad de la moda.
La fórmula es compleja
La receta parece sencilla: utilizar fibras más sostenibles que aumenten la durabilidad de las prendas para extender su vida útil, reducir la producción y potenciar la recogida y reciclaje de prendas y tejidos para su reutilización. Sin embargo, estos puntos clave significan un viraje en la forma en que las empresas de moda hacen las cosas e implican tener en cuenta la circularidad desde el diseño de la prenda, desde la concepción misma de una colección.
En Desigual bajo nuestra filosofía Love the world hemos estado trabajando desde hace años en distintas acciones y proyectos que nos permitiesen avanzar en nuestros objetivos de sostenibilidad. La iniciativa más reciente ha sido un ejercicio de circularidad completo y producción de proximidad: la creación de una colección de prendas elaboradas al 100% con denim reciclado.
El upcycling es una técnica que conocemos bien y que ha estado presente en nuestras colecciones desde los inicios de la marca. No solo se trata de reutilizar, sino que comprende todo un proceso de crear nuevos productos de mayor calidad, más valor, algo nuevo y único.
El reciclaje textil supone contar con el coste de desmontar las prendas y convertir los tejidos en fibras, limpiarlas y transformarlas de forma que pueda utilizarse para fabricar nuevos y mejorados productos. Se trata de un proceso costoso y complicado al que muy pronto tendremos que hacer frente en España atendiendo a las exigencias de la nueva Ley de Residuos. La norma obligará a hacer una recogida selectiva de textiles después de su utilización y deberán establecerse criterios de reutilización y reciclado para esos desechos.
Pongamos el ejemplo del algodón y el tejido denim. Un dato que quizá como usuarios de prendas vaqueras -que somos la mayoría- no sepamos es que para poder reutilizarlo y convertirlo de nuevo en fibras es necesario quitar todas las partes metálicas, incluyendo botones, cremalleras, ataches y abalorios. Y se trata de un proceso que, en la mayoría de los casos, tiene que hacerse a mano.
Circularidad desde el diseño
Gran parte del impacto medioambiental de una prenda se puede prevenir en la fase de diseño. La circularidad empieza en las mentes y las manos de los diseñadores cuando la conciben y piensan también en su futura reutilización.
La innovación del sector permite ya por ejemplo contar con hilos de última generación que posibilitan el desensamblaje mecánico de las prendas, se pueden utilizar técnicas de patronaje de residuo cero o seleccionar materiales de bajo impacto. Todo ello contribuye no solo a reducir las emisiones y la huella medioambiental de cada prenda, sino a que sean productos que luego puedan ser reutilizados y entren en la economía circular.
Se trata sin duda de un reto que supone un importante esfuerzo y un proceso de adaptación para el sector. Afortunadamente, contamos con una industria textil puntera y con un importante recorrido histórico en nuestro país que puede ayudar a las marcas de moda a producir con proximidad, convirtiéndose en una ventaja competitiva.
La cercanía de la cadena de valor, la reputación del producto hecho en España y la posibilidad de contribuir a los objetivos de sostenibilidad a través de la colaboración con las empresas locales es un aliciente que tenemos que incentivar. Cada vez existen más ejemplos de cómo se puede dar una segunda vida a los tejidos, apostando por la circularidad y generando valor para el cliente y para la propia industria.
En los próximos años tendremos que enfrentarnos a desafíos cada vez más ambiciosos en lo que atañe a la economía circular y gestión de residuos. Lejos de ser una carga o una imposición, creemos firmemente que la sostenibilidad es una oportunidad única para marcar la diferencia y liderar el camino hacia un futuro más consciente que además suponga crecimiento y la oportunidad de estar más cerca de los consumidores y sus necesidades.
***Clara Delmuns, Global Product Director de Desigual