En el caso Rubiales, más allá de feminismo, estamos hablando de lucha de valores. Los valores de la igualdad, la humildad, el trabajo y el esfuerzo, frente a la vanidad, la soberbia, la mala educación e incluso una actitud antisocial.
[ONU Mujeres condena las conductas de Rubiales y reclama tolerancia cero]
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) subraya que el deporte tiene un enorme poder de servir al aprendizaje de valores y contribuye a crear una sociedad responsable y sostenible.
Se apunta como elemento facilitador de la igualdad, del respeto y de la educación en valores como el trabajo en equipo, la tolerancia, la disciplina, la inclusión y la constancia.
En el llamamiento universal de la ONU a la acción para poner fin a la pobreza, proteger el planeta y mejorar las vidas de las personas, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), se especifica que la igualdad de género, además de un derecho humano fundamental, es un elemento esencial para construir un mundo pacífico, próspero y sostenible. Sabemos que se está progresando mucho y en muchos campos, pero es necesario prestar atención a no retroceder y avanzar a una velocidad adecuada.
Por ello, el deporte es un área interesante para el análisis y la reflexión colectiva. La participación femenina en los deportes de equipo tradicionalmente más masculinos cuestiona los estereotipos de género y los límites tradicionalmente impuestos a la mujer.
El éxito logrado por nuestra selección femenina de fútbol en el Mundial rompe con estos estereotipos y nos permite socialmente avanzar en igualdad de género, mucho más que otro tipo de medidas con menor impacto. Su victoria nos hace pensar que la igualdad es posible, y que el esfuerzo y el trabajo duro, tienen recompensa. Nos hace sentirnos orgullosos de la sociedad española.
Es un orgullo que va más allá de la victoria deportiva. Es un orgullo de lo que hemos logrado como sociedad, de los avances reales en materia de igualdad, en un campo tan complejo como el deporte, especialmente en el fútbol.
Pero ahora este gran avance en igualdad no solo está hoy en riesgo, sino que podría convertirse en un enorme fracaso.
Nuestra sociedad está en un cambio profundo. Un cambio que requiere de líderes que nos inspiren y sean ejemplo. Que nos conduzcan a un buen desempeño, y que sean firmes en sus valores. Lo que resulte de esta situación no tendrá un efecto neutro. Habrá un antes y un después.
Dicen algunas definiciones que el liderazgo es un conjunto de comportamientos que se utilizan para ayudar a alinear la dirección colectiva y ejecutar los planes estratégicos de una organización. En el pasado, el liderazgo estaba estrechamente unido a la "gestión". Lo relevante era proporcionar dirección en base a la experiencia técnica, con el tradicional "ordeno y mando" buscando exclusivamente maximizar el valor para el accionista.
Hoy estamos ante el éxito de nuevas formas de liderazgo, un "liderazgo de servicio". En recientes estudios, se analizan las cualidades de este liderazgo y se habla del nuevo líder como garante de las necesidades físicas y emocionales del equipo, para que puedan dar lo mejor de sí mismos y lograr así un mejor desempeño para la organización. Se dice, que este tipo de líderes sirven a un propósito, dan apoyo, reconocimiento y crean redes de colaboración y apoyo. Practican la empatía, la compasión, la vulnerabilidad, la gratitud y la autoconciencia.
En el fútbol vemos lo mejor y lo peor de nuestra sociedad. Todo se refleja como en un espejo. Nuestros líderes tienen la enorme responsabilidad, con nosotros, los ciudadanos, y con los deportistas, de actuar de acuerdo con los valores que defendemos para construir la sociedad que queremos ser.