El cáncer de mama es el tumor más frecuente en mujeres en todo el mundo. En España, en el año 2022, se diagnosticaron más de 34.000 casos nuevos y es entre las mujeres de 45 a 65 donde más incidencia de cáncer de mama existe. Las buenas noticias son que, de media, el cáncer de mama tiene una supervivencia del 85%. Pero es un error pensar que está todo hecho.
Seguir abordando las necesidades de las personas con cáncer de mama –también hay un 1% de hombres–, se enmarca principalmente en el tercer Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU, que pretende garantizar sistemas sanitarios públicos y mejorar la salud de millones de personas. No solo la física, también la mental. Tanto en la una como en la otra, queda mucho por hacer en cáncer de mama.
Hoy, Día Internacional del Cáncer de Mama, sería bueno echar una vista atrás para saber lo conseguido y lo que todavía nos queda por conseguir. En los años 70 del siglo pasado las mujeres se morían por cáncer de mama.
Esta realidad hizo que en los 90 dos mujeres, Alexandra Penney y Evelyn Lauder, añadieran otro significado al color rosa: se creó un símbolo, el lazo rosa, que aglutinara a toda la sociedad en un movimiento que tenía como objetivo concienciar de la importancia de la detección precoz de esta enfermedad y dar la vuelta a esas cifras de mortalidad.
Ese símbolo fue creciendo, creando sinergias, sumando apoyos para impulsar la investigación lo que ha dado como resultado que actualmente haya un 85% de supervivencia.
¿Está todo hecho? Definitivamente no. Hay un 15% de mujeres que no consiguen superar la enfermedad y que fallecen por cáncer de mama. Se calcula que, los subtipos de tumores de mama más complejos, como el metastásico o el triple negativo, apenas tienen una supervivencia de 25%.
Son tumores que necesitan más investigación porque, igual que en los años 70 del siglo pasado, tenemos que seguir movilizándonos como sociedad para que la ciencia, a través de la financiación, de respuesta a corto plazo.
Todavía hay margen de mejora también en el abordaje de la salud mental, donde el diagnóstico de la enfermedad genera un gran impacto emocional que necesitara de atención psicológica a través de profesionales especializados en psicooncología, servicio hoy en día no cubierto por el Sistema Nacional de Salud.
Muchas veces, la parte psicológica queda en un segundo plano cuando la persona se enfrenta a una enfermedad grave que compromete su vida. Es normal que la prioridad sea sobrevivir, que funcionen los tratamientos. Pero no podemos olvidar que al mismo tiempo que la salud física se ve afectada, la salud mental también.
Por citar solo algunos datos. El 50% de las personas con cáncer tienen malestar emocional y un 30% de ellas desarrollaría sintomatología ansiosa o depresiva que necesitarían de atención profesional. Proporcionar este tipo de soporte debe ser una prioridad, no solo porque se contempla como objetivo del ODS, sino porque, como país, tenemos la obligación de cuidar y proteger a quien más lo necesita.
Todavía hay mujeres que se tienen que reinventar, una vez superado el cáncer, porque las secuelas de la enfermedad o sus tratamientos les impiden ejercer la profesión para la que se habían preparado. Todavía hay mujeres que pierden sus puestos de trabajos y otras que entran en riesgo de exclusión social por el simple hecho de tener un cáncer.
Los ODS en materia de salud proponen como retos para el 2030, entre otros muchos, impulsar la prevención, detección precoz y el tratamiento de enfermedades no transmisibles y promover la salud mental y el bienestar. En estos retos también tenemos que trabajar, en cáncer en general y en cáncer de mama en particular, y desde la Asociación Española Contra el Cáncer nos hemos puesto manos a la obra.
El rosa es más que un color es el eslogan de este año bajo el cual queremos señalar que no debemos bajar la guardia en los programas de cribado, que hay que hacerse las mamografías a partir de los 50 años. También que hay que seguir investigando, especialmente en aquellos subtipos de tumores de mama más complejos a los que la ciencia todavía no está dando la respuesta adecuada.
Tenemos, además, que garantizar el bienestar de las personas con cáncer de mama, cubriendo todas sus necesidades físicas, psicológicas y sociales durante todo el tiempo que dure la enfermedad. Y no podemos olvidarnos de mejorar la salud mental de todas ellas.
En la Asociación Española Contra el Cáncer durante 2022 hemos atendido al 30% del total de mujeres con cáncer de mama que se diagnostica cada año en nuestro país. El 40% de las personas tenía como principal necesidad el abordaje de la ansiedad y estrés; el 26% miedo, rabia o frustración; el 22% sintomatología depresiva y todas ellas con necesidades de información para saber cómo afrontar la enfermedad. No son número, son personas.
Son Ana, Ruth, Mercedes, María José, Pilar… son madres, novias, hermanas, amigas. Son ellas las que necesitan que toda la sociedad no se olvide de que en cáncer de mama queda mucho por hacer, que el rosa es más que un color.
***Carmen Yélamos, responsable de atención psicológica de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC).