Por estos días todas las redes del planeta han sido inundadas con una noticia: se ha clonado un mono rhesus macho y está sano. Acto seguido se ha producido una catarata de opiniones, vaticinios, consideraciones éticas, predicciones y un etcétera que ya sabemos largo.
Probablemente te estés haciendo la pregunta del titular, tiene toda lógica del mundo. Pero antes me gustaría explicarte el experimento exitoso que tanto ruido mediático ha provocado. ¿Cómo se hace esto?
Hasta ahora se utilizaba lo que llamamos transferencia nuclear de células somáticas que, dicho de un modo un poco más sencillo, se transfiere el núcleo con su información genética de una célula somática —por ejemplo, de la piel— a un óvulo sin núcleo, lo que conocemos como enucleado. Con este procedimiento se puede generar un clon, sin rodeos, un organismo genéticamente idéntico al donante de la célula somática.
A grandes rasgos, el proceso consiste en tres pasos: se extrae el núcleo de un óvulo generando una “cáscara” vacía, denominada ovocito enucleado. Luego, el núcleo de una célula somática —le comenté que podría ser de la piel— se fusiona con el ovocito enucleado. Entonces, aquí llega el momento crítico de la reprogramación. El núcleo donante debe reprogramarse para adoptar un estado en el que pueda diferenciarse en cualquier tipo de célula del cuerpo. Y esto es un calvario científico no del todo resuelto.
Si la reprogramación tiene éxito, el núcleo de la célula somática empezará a dirigir el desarrollo del ovocito enucleado hasta convertirlo en un embrión. A continuación, el embrión puede implantarse en una madre para su posterior desarrollo. Sin embargo, esta técnica tiene un bajísimo porcentaje de éxito, por ello los autores de este estudio, un equipo de investigadores chinos, implementaron una modificación que se resumen en un reemplazo.
Si quieres una descripción detallada y cuentas con la formación conveniente todo está explicado en un artículo, revisado por pares, publicado en la revista Nature Communications. En palabras de los autores: “En este estudio, nos propusimos mejorar la eficacia de la clonación en monos rhesus empleando una estrategia conocida como sustitución de trofoblastos en combinación con el tratamiento con los reguladores epigenéticos Kdm4d y TSA”.
¡Que no cunda el pánico por las palabras técnicas! Lo que hicieron fue inyectar la masa celular interna derivada de los embriones obtenidos por la técnica que expliqué al principio en los “blastocele” —la primera cavidad corporal que aparece en el embrión— que a su vez había sido “limpiada” de la masa celular interna. Toda una obra de minuciosidad microscópica.
Usando esta complicada técnica, estos científicos han clonado con éxito un mono rhesus que ha sobrevivido durante más de 2 años. De los 113 embriones generados, se transfirieron 11 a 7 hembras y se consiguió un nacimiento, el ya famoso rhesus que lleva por nombre Retro.
Aclaro que he leído en otros medios que Retro ya supera los 3 años. Estudiando el artículo original, los autores dicen exactamente “más de dos años”. Es quizá lo que tiene hacer difusión científica trabajando sobre la fuente original. ¿Implicaciones? Este avance abre la puerta a nuevas investigaciones y exploraciones para optimizar el enfoque de la terapia celular con trofoblastos, ampliando potencialmente su aplicación en la infertilidad.
Por otra parte, está la generación de modelos animales donde se puedan ensayar terapias experimentales que éticamente no sería posible en humanos. Entonces, me toca responder la pregunta inicial.
Para qué mentirnos, desde la clonación de la oveja Dolly en 1996 hasta el nacimiento de Retro hace algo más de dos años, el camino trazado nos va llevando al día en que se haga realidad la clonación humana. Este equipo de investigadores ha abierto una nueva puerta, otras están siendo en estos momentos forzadas, es cuestión de tiempo.
Existe un gran movimiento de científicos, filósofos, juristas y gente con el menos común de los sentidos —me refiero al sentido común— que alzan su voz para prevenir sobre algo que podría acarrear consecuencias tremendamente peligrosas. Mas, te soy sincero, visto como somos los humanos, no dudo que ocurra más pronto que tarde. Ojalá me equivoque.