Marian Wright Edelman dijo que "no puedes ser lo que no puedes ver". No es sencillo tener la confianza para perseguir objetivos profesionales, e incluso tener ideas sobre qué objetivos se pueden perseguir, cuando no ves personas que comparten tus mismas identidades y experiencias en esos puestos.

Kamala Harris, vicepresidenta de los EEUU, tuvo que soñar en grande y trabajar más duro para ser la líder que es hoy. Como dijo en su discurso de victoria: "Si bien puedo ser la primera mujer en este puesto, no seré la última. Porque cada niña que nos ve esta noche, ve que este es un país de posibilidades".

La importancia de ver modelos a seguir que comparten la propia identidad comienza a una edad temprana. A menudo, los sueños de las personas de lo que "quieren ser cuando sean mayores" requieren décadas de experiencias educativas y profesionales para alcanzarlos.

Por eso es tan importante contar con modelos a seguir —en el caso de las niñas— que se parezcan a ellas en los lugares a los que podrían aspirar. Los estudios han demostrado que las aspiraciones profesionales en la infancia están muy influidas por las personas que ven en sus vidas y en los medios de comunicación, y que estas aspiraciones varían según el género, la raza y el nivel socioeconómico.

No es fácil encontrar un modelo único para promover la diversidad. Sin embargo, sí creo que pueden existir palancas o condiciones que favorecen que aflore precisamente esa diversidad en las organizaciones: empleo equitativo (como la igualdad salarial), el liderazgo participativo, el apoyo de la alta dirección para la diversidad y las prácticas de comunicación abierta, menos del 40% de las empresas las utiliza, según un estudio de Boston Consulting Group.

La diversidad (en general) es una oportunidad tangible con además potencial de crecimiento para las compañías. No en vano está asociada a incrementos de hasta el 12,9% de los ingresos por innovación.

La relación entre diversidad e innovación puede ser especialmente significativa para las empresas con operaciones e intereses en varios países. Esto tampoco es sorprendente, ya que las empresas globales están en una mejor posición para aprovechar y explotar la diversidad de impacto, si aprovechan la oportunidad de forma proactiva.

A pesar de algunos avances realizados, en muchos aspectos queda mucho camino por recorrer. En materia de género, cuando analizamos la igualdad de oportunidades para hombres y mujeres, según el Foro Económico Mundial, si se mantiene el ritmo actual, serían necesarios otros 217 años para alcanzar la plena igualdad.

Aunque el trabajo para alcanzar entornos más diversos, inclusivos y equitativos comprende vencer diferentes tipos de sesgos, merecen especial atención aquellos referidos al género, por su gran impacto para la sociedad. Las mujeres no llegan todavía a un 30% de puestos de investigación y desarrollo en todo el mundo.

Para 2050, mejorar la igualdad de género conduciría a un aumento del (PIB) per cápita de la UE de un 6,1 a un 9,6 %, lo que equivale a entre 1,95 y 3,15 billones de euros, según estimaciones del Instituto Europeo de Igualdad de Género.

En diciembre de 2015, la Asamblea General de Naciones Unidas decidió que un día del año debía reconocer el rol crítico que juegan las mujeres y las niñas en la Ciencia y la Tecnología. Esta fecha sería el 11 de febrero. Desde entonces ha crecido la relevancia del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia.

Este último 11 de febrero, día internacional de la niña en la ciencia, leía cómo la prensa ofrecía algunos datos que apuntan hacia más visibilidad de referentes femeninos en la ciencia y su contribución. Solo el 16,3 % de los adolescentes españoles de 15 años planea dedicarse profesionalmente a carreras STEM, y de ellos, solo el 4,2 % son chicas, de acuerdo con un estudio elaborado por la Universidad Camilo José Cela.

Puede que las mujeres sean mayoría en la universidad española (un 55,6 % de los alumnos matriculados y un 59,6 % de los egresados), pero su presencia se distribuye de forma desigual: representan siete de cada 10 estudiantes en Ciencias de la salud y seis de cada 10 en Artes y Humanidades y Ciencias Sociales y Jurídicas, pero solo una de cada cuatro en Ingenierías y Arquitectura (y apenas un 12,9 % en Informática).

Para apoyar este reto, Fundación SERES colabora en la Alianza STEM con el Ministerio de Educación y más de 100 empresas. Apoyar y favorecer empresas y sociedades más diversas, inclusivas y equitativas es uno de nuestros objetivos principales como visión para conseguir un futuro donde no dejemos a nadie atrás.

*** Ana Sainz, directora general de Fundación SERES.