Vivimos en un mundo en el que los recursos son cada vez más escasos. La naturaleza no puede seguir proporcionando la materia prima que necesitamos para nuestra vida diaria de forma ilimitada y el modelo de fabricar, usar y tirar para volver a fabricar, no puede sostenerse en el tiempo de forma indefinida.

Cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible marcados por la ONU es ya una cuestión innegociable. No solo para los países sino también para las empresas, que deben apostar de forma decidida por la utilización de las tecnologías más disruptivas que ayuden a sus clientes a convertirse en los líderes digitales, rentables y sostenibles del futuro. Es necesario repensar el sistema operativo del modelo de desarrollo actual y reconocer que las tecnologías digitales y la economía circular son los dos medios más poderosos que las empresas tienen a su disposición para lograr su objetivo y conciliar la sostenibilidad y el beneficio.

Para el Parlamento Europeo, la economía circular “es un modelo de producción y consumo que implica compartir, arrendar, reutilizar, reparar, renovar y reciclar materiales y productos existentes durante el mayor tiempo posible”. De esta forma, se alarga el ciclo de vida, tanto de las materias primas como de los productos finales

Producir los mismos bienes y, a la vez, reducir el consumo y el desperdicio de materias primas y energía, es básicamente, su principal propósito. Pero para conseguirlo hay que romper con hábitos de consumo que están muy arraigados e implantar una nueva visión, que explote al máximo el concepto de valor y, por extensión, el de ingenio. Explorar las habilidades tecnológicas de nuestro ADN para dejar un mundo mejor a aquellos que vendrán después de nosotros.

La tecnología está en todas partes y plenamente integrada en la vida cotidiana. Pero debemos ser conscientes a la hora de elegir cómo usarla: elegimos utilizar la tecnología como palanca al servicio del ingenio humano para crear nuevos modelos de negocio que sean más sostenibles, teniendo en cuenta aspectos no solo socioeconómicos, sino también medioambientales. Al hacer uso de la tecnología podemos "doblar" la cadena de valor lineal tradicional basada en el consumo, en favor de ecosistemas circulares y colaborativos, donde los productos y materiales alcanzan su máximo valor generando crecimiento económico.

Además, la implantación de modelos de economía sostenible supone el seguimiento de productos y componentes, lo que implica pasaportes digitales para certificar la autenticidad del contenido. Todo esto supone la utilización de blockchain o datos certificados. Es el momento en el que los productos deben diseñarse, tienen que tener en cuenta la durabilidad, la posibilidad de reparación y la facilidad de desmontaje. Esto fomenta una vida útil más larga y reduce la generación de residuos.


Para poner esta teoría en contexto y sobre todo cuando hablamos de una compañía que desarrolla soluciones tecnológicas, el ejemplo es claro, debemos pensar en que a partir de ahora podemos comprar solo el contenido y no el contenedor. Para que esto sea posible, necesariamente debo rastrear toda la información con respecto a mi contenedor "en circulación": asegurarme de que esté desinfectado correctamente antes de rellenar el contenido y que el material del que está hecho permita que pueda ser lavado. Luego tengo que certificar que cuando el producto está lleno, es auténtico y finalmente tener la visibilidad de todos los puntos de venta que ofrecen este servicio (de recarga).

Apostamos por una filosofía que permita modelos circulares a través de la tecnología, y que está basada en tres pilares fundamentales: la conexión entre usuarios y productos, la colaboración en el ecosistema empresarial y finalmente, la base de todo: la tecnología exponencial, la nube y la inteligencia artificial.

***José Manuel Nieto es Managing Partner y Board Member en Avvale.