Los partidos políticos han llevado el famoso “divide y vencerás” al máximo nivel. Cuando los discursos de los extremos están vacíos de contenido, el crear enfrentamientos continuos y despertar el odio con narrativas como “los otros” frente a “los nuestros” ha demostrado ser una táctica útil para atraer la atención mediática y mantener a los tertulianos ocupados en debates vacíos.

Sinceramente, empieza a ser cansino escuchar los debates políticos en nuestro país. Frente a la corrupción, argumentos de fondo como “y tú más”. Frente a la violencia lingüística y corporal de los otros políticos, respuestas con una mayor carga violenta. No debiera sorprendernos la existencia de violencia en nuestra sociedad y problemas como la salud mental, si lo que más consumimos en los medios de comunicación, la actualidad política, está cargada de odio, violencia y mentira.

Ante esta realidad, uno busca un atisbo de luz al final del túnel, alguna señal que indique que hay otra forma de hacer las cosas. Porque en nuestro país lo que abunda es la buena gente, las personas que cada mañana se levantan con ganas de tener un buen día, de disfrutar de lo realmente importante; de los amigos, de la familia, del contacto con la naturaleza o de cuidarse de uno mismo.

La economía de impacto en España. El poder del propósito compartido

Quienes también buscan ese atisbo de luz al final del túnel dentro del ámbito empresarial y laboral están de enhorabuena. Hoy podemos decir que la economía de impacto en España está creciendo y es más fuerte que nunca. Durante tres días, 200 referentes de esta nueva economía que está emergiendo se han dado cita en el NESI forum 2024 “enREDando” en la localidad malagueña de Mollina. Emprendedores, empresas grandes y pequeñas, las principales ONGs del país, funcionarios públicos y académicos trabajando en red para Oenegés posicionar a España como referente en la economía de impacto.

Se ha juntado un grupo diverso de personas, con ideas e ideologías diferentes, procedentes de todas las comunidades autónomas. Unos son residentes en grandes ciudades, otras en ciudades medianas y otras en pueblos, con profesiones distintas, pero todas con un propósito común: Hacer que nuestro país sea referente internacional por liderar la economía que el mundo quiere y necesita. Se busca una economía que sitúe a las personas y el planeta en el centro del modelo, en la que las empresas son rentables a nivel económico, social y medioambiental y donde las personas trabajadoras se alinean con el propósito de las empresas y sienten que con su trabajo contribuyen en positivo a la sociedad.

Durante tres días (19-21 de junio) solo hubo una sesión con ponencias de dos horas de duración, la inauguración en la que se iniciaron las conversaciones sobre los seis retos en los que se ha trabajado durante el foro. El resto del evento ha sido un ejercicio de innovación social y activación de la inteligencia colectiva en el que cada una de las 200 personas participantes ha podido trabajar en grupos pequeños analizando los retos y concretando nuevas iniciativas para superarlos. Como resultado, un informe final con el análisis de los seis retos, con las 23 iniciativas cocreadas y con 80 organizaciones comprometidas a ponerlas en marcha.

Propuestas como una escuela de liderazgo transformador para CEOs, una plataforma tecnológica para conectar a productores agroecológicos con consumidores finales, una red de pueblos que para acoger a personas trabajadoras en remoto, un "Tinder de impacto" en el que conectar inversores con emprendedores y empresas de impacto, una estrategia de descentralización económica y laboral que busque la equidad territorial, iniciativas orientadas a transformar el concepto de éxito personal, profesional y empresarial o el Pacto de Mollina, un acuerdo para realizar incidencia colaborativa entre todas las redes y llevar las propuestas de la economía de impacto a todas las instituciones y formaciones políticas.

Lo vivido en el NESI fórum 2024 ha sido un ejemplo de que la diversidad es un activo, de que la colaboración es posible a través del propósito compartido y la acción, de que las personas sabemos debatir con empatía y respeto, escuchando al que opina diferente y siendo capaces de llegar a acuerdos.

Tras estos días tengo claro que, por muy difícil que nos pueda parecer, quienes sigan alimentando el enfrentamiento y el odio acabarán fracasando. Las personas queremos una economía y una política diferentes y sabemos que solo será posible si ponemos en valor la diversidad. Debatir con alguien que opina diferente es una oportunidad para llegar a un nivel de pensamiento o a una idea a la que yo jamás llegaría solo o con los que piensan exactamente como yo. El ecosistema de la economía de impacto en España es un ejemplo de diversidad y colaboración. La luz al final del túnel.



***Diego Isabel La Moneda es director del Foro NESI de Nueva Economía e Innovación Social