Este 25 de septiembre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) celebran su octavo aniversario. Desde su aprobación en 2015, los líderes mundiales han ido estableciendo metas en sus respectivos países para poder cumplir en 2030 con cada uno de los 17 objetivos que se marcaron hace casi una década con la finalidad de erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad para todos. 

Entre estos, la sostenibilidad se ha posicionado en el core de casi todos ellos, siendo relevante tanto para la sociedad en general como para las compañías que quieren mantenerse a la vanguardia y seguir siendo competitivas, así como cosechar éxitos a largo plazo.

De hecho, la investigación 'Contribución de las empresas españolas a la Agenda 2030' refleja que el 90% de las compañías españolas opina que debería haber una mayor regulación en materia de Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030. Para poder abordar este desafío, en Europa ya se han aprobado en los últimos años normativas de sostenibilidad que las empresas deben cumplir. 

Es por esto por lo que la sostenibilidad empresarial se ha convertido en los últimos tiempos en una necesidad indispensable para todas las compañías que quieran seguir siendo exitosas y mantenerse competitivas ante un mercado tan cambiante.

Las nuevas necesidades sociales y el cambio en las exigencias de los empleados han llevado a las organizaciones a adoptar estrategias y políticas que tengan como foco principal los criterios ESG (ambientales, sociales y de gobernanza). De esta manera estarán mejor preparadas para adaptarse a los cambios y capacitadas para el futuro.  

Para conseguir que esto sea posible, también es necesario un cambio organizacional e impulsar las nuevas prácticas dentro de las empresas. Un aspecto crucial en esta transformación es la necesidad de contar con profesionales especializados en temas ESG. Sin embargo, a medida que las compañías reconocen su importancia, también se enfrentan a una realidad preocupante: la escasez de talento especializado.

De hecho, según un estudio de KPMG, el 78% de las empresas encuentra dificultades para incorporar perfiles adecuados, debido a una oferta académica que no se alinea con sus necesidades. Esta brecha entre la oferta y demanda de talento representa un obstáculo significativo para las organizaciones que desean avanzar en criterios de sostenibilidad.

Para superar este desafío, muchas empresas han comenzado a implementar estrategias de mejora de competencias, también llamado upskilling y reciclaje profesional, o reskilling. Estas iniciativas no solo buscan compensar la falta de conocimientos en ESG de su talento, sino que también son fundamentales para fortalecer la competitividad de las compañías.

En este sentido, como hemos visto, la demanda de profesionales especializados ha ido en aumento durante los últimos tres años, y se espera que siga creciendo en el futuro, lo que pone de manifiesto la urgencia de adaptar la formación y la educación a las nuevas realidades del mercado. 

La colaboración entre los sectores público y privado es fundamental para cerrar esta brecha de talento especializado en sostenibilidad. Las empresas necesitan trabajar de la mano con universidades e instituciones educativas para diseñar programas formativos que alineen la oferta académica con las necesidades reales del mercado.

Este esfuerzo conjunto no solo garantizará que los futuros profesionales cuenten con las competencias necesarias en materia ESG, sino que también permitirá una mayor innovación y adaptación a los rápidos cambios que el entorno global exige. La creación de alianzas estratégicas entre compañías y centros educativos es, por tanto, una vía clave para acelerar la formación de este nuevo talento.

Además, las políticas públicas deben jugar un papel crucial en la creación de un entorno regulatorio que incentive y facilite esta transición. Es necesario que los gobiernos no solo fortalezcan la regulación en materia de sostenibilidad, sino que también apoyen a las empresas con incentivos fiscales y programas de capacitación subvencionados que promuevan el reskilling y upskilling de sus empleados.

Solo a través de este esfuerzo coordinado, que combine la inversión pública y privada, se podrán alcanzar los objetivos marcados en la Agenda 2030 y asegurar que las compañías no solo sean sostenibles, sino también resilientes y que puedan estar preparadas para los desafíos del futuro.

En definitiva, la clave para conseguir que este proceso sea exitoso es la colaboración. La sostenibilidad no es un objetivo que pueda alcanzarse de manera unilateral, requiere de un esfuerzo conjunto entre las empresas, gobiernos, instituciones educativas y la sociedad en general. 

La sostenibilidad no solo es crucial para el éxito a largo plazo de las organizaciones, sino que también es una responsabilidad compartida que puede transformar nuestra sociedad. Y, en este sentido, el nuevo talento ESG es el motor que impulsará este cambio.

*** Eduardo Priego es Associate Executive Manager de Michael Page.