Hoy en día, el cambio climático, la desigualdad, la pobreza o las crisis de derechos humanos no existen de manera aislada, sino que son crisis que están profundamente interconectadas. Por eso, las respuestas fragmentadas y locales no bastan para lograr cambios duraderos. El cambio sistémico plantea una intervención a la raíz de estas crisis, a través de soluciones que aborden las causas profundas de estos problemas. Es un enfoque radicalmente diferente, que exige innovación a la hora de financiar y apoyar estas soluciones.
En Ashoka, llevamos más de 45 años trabajando con emprendedores sociales que, a través de sus innovaciones, están redefiniendo industrias, expandiendo mercados y provocando cambios sistémicos. Sabemos que los enfoques tradicionales no logran solucionar los retos que enfrentamos y que, si queremos alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible para 2030, necesitamos un cambio de paradigma. Aquí es donde la innovación social y el cambio sistémico cobran relevancia.
El clérigo sudafricano y Premio Nobel de la Paz Desmond Tutu decía: "Llega un punto en el que tenemos que dejar de sacar gente del río. Necesitamos ir aguas arriba y descubrir por qué están cayendo". Muchos emprendedores sociales, como los Fellows de Ashoka, son pioneros en detectar y trabajar sobre las raíces de los problemas. Sus iniciativas no solo buscan aliviar el malestar inmediato, sino que, como Desmond Tutu sugiere, van río arriba para encontrar y modificar las causas que perpetúan estas crisis.
Impacto sistémico vs. directo
Es importante diferenciar entre el impacto directo y el sistémico para comprender mejor sus necesidades de financiación. Los esfuerzos de impacto directo, como alimentar a personas con desnutrición o educar a comunidades específicas, son intervenciones críticas y necesarias. Sin embargo, muchas veces no abordan las causas subyacentes de los problemas. Son soluciones temporales que, aunque mejoran vidas, no logran evitar que los problemas persistan a largo plazo.
El cambio sistémico, por otro lado, tiene como objetivo transformar las causas profundas que generan esos problemas. Por ejemplo, en lugar de solo proporcionar acceso a la educación a un grupo limitado de personas, busca repensar todo el sistema educativo para que sea inclusivo y accesible para todos. Este enfoque tiene el poder de generar un impacto duradero y a gran escala, pero también requiere un mayor compromiso financiero y de tiempo.
Confianza y colaboración
Para financiar el cambio sistémico de manera efectiva, necesitamos repensar nuestros enfoques y adaptarlos a las necesidades de quienes están transformando sistemas completos. Algunas recomendaciones clave incluyen:
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Un horizonte temporal más largo. Muchas veces los financiadores buscan resultados inmediatos y medibles. Sin embargo, el cambio sistémico opera en escalas de tiempo más largas, lo que requiere paciencia, flexibilidad y una financiación sostenida.
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Complejidad y riesgo mayores. Los proyectos de cambio sistémico involucran múltiples actores, desde gobiernos hasta empresas y organizaciones sociales, y esto conlleva un mayor grado de incertidumbre y riesgo.
- Apoyo a la infraestructura social. Los emprendedores sociales que trabajan en el cambio sistémico no solo necesitan fondos para implementar proyectos específicos, sino también para fortalecer sus capacidades internas, como el liderazgo, la investigación y la creación de redes.
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Estrategias híbridas de financiación. Tanto la filantropía como la inversión impacto son herramientas claves que, combinadas, tienen un gran impacto.
Ejemplos de Ashoka Fellows
Los Emprendedores Sociales Ashoka (Ashoka Fellows) son un ejemplo vivo de cómo el cambio sistémico puede transformar sociedades enteras. David Cuartielles, fundador de Arduino, ha democratizado el acceso a la tecnología con su plataforma de hardware y software de código abierto. Gracias a su trabajo, la creación de hardware ya no es exclusiva de grandes empresas, sino que está al alcance de cualquier persona, lo que fomenta la innovación desde la base y transforma cómo se enseña y aprende tecnología en las escuelas.
Otro caso destacado es el de Ana Bella Estévez, fundadora de la Fundación Ana Bella para el Apoyo a Mujeres Maltratadas, quien ha transformado el paradigma de la ayuda a las víctimas de violencia de género. Su enfoque se centra en empoderar a las mujeres, viéndolas no solo como víctimas, sino como supervivientes capaces de liderar el cambio en sus propias vidas y en la sociedad.
Financiación en la práctica
No importa si eres un pequeño o gran donante o inversor, lo importante es preguntarte cómo puedes ser parte del cambio. La transformación sistémica no ocurre de la noche a la mañana, pero tu apoyo puede ser la chispa que encienda un movimiento. Algunas ideas:
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Cultiva la confianza: la confianza es el pegamento que permite que las iniciativas transformadoras prosperen.
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Busca experiencia en el reto social que te interesa: pueden ser organizaciones grandes o muy pequeñas. Lo importante es el propósito, no el tamaño.
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Pregúntate cuál es el mejor escenario en 10 años: aspira a algo grande y conecta con personas visionarias.
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Establece una relación de igual a igual: la financiación y el impacto deben ir de la mano, dejando atrás las dinámicas de poder a favor del financiador. Se trata de hacer equipo.
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Pregúntale qué necesita y cómo puedes ayudar: creo que no hay pregunta más auténtica.
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Construid indicadores juntos: medir el impacto es clave, y el cambio sistémico tiene unas métricas distintas.
Estoy convencida de que el cambio sistémico no solo es una estrategia necesaria para abordar los problemas más complejos de nuestra sociedad, sino que es la única manera de lograr un futuro verdaderamente equitativo y sostenible. Los ejemplos de los Ashoka Fellows nos muestran que el cambio es posible, pero también nos recuerdan que necesitamos buenos compañeros de viaje, verdaderos aliados.
Necesitamos el apoyo de personas e instituciones que estén dispuestas a confiar, invertir y comprometerse a largo plazo. Si lo hacemos, no solo resolveremos los problemas de hoy, sino que evitaremos los de mañana. Imagina un mundo en el que ya no tengamos que rescatar a la gente del río, porque hemos aprendido a evitar que caigan. Ese es el poder del cambio sistémico.
*** Ana Dubois es directora de Alianzas en Ashoka España.