La COP29, que arrancó el pasado 11 de noviembre y concluye este próximo día 22, se presenta como una oportunidad crucial para abordar los desafíos del cambio climático. En este contexto, es esencial analizar cómo los riesgos derivados de este fenómeno están afectando a diferentes sectores económicos y quiénes serán los más perjudicados.
El aumento de las temperaturas en todo el mundo y la frecuencia de eventos climáticos extremos están redefiniendo el panorama económico mundial. En los últimos años, hemos visto como fenómenos como huracanes, incendios forestales y olas de calor han causado estragos en diversas regiones del planeta. Estos eventos no solo tienen un impacto devastador en las comunidades locales, sino que también generan enormes costes económicos.
Uno de los sectores más afectados por estos cambios es el de los seguros. La creciente frecuencia y severidad de los desastres naturales han llevado a un aumento significativo en las primas de seguros. Las compañías de seguros están ajustando sus modelos de riesgo para reflejar esta nueva realidad, lo que a su vez está incrementando los costos para los asegurados. En algunos casos, las aseguradoras están reduciendo su exposición a áreas de alto riesgo, lo que deja a muchos propietarios de viviendas y negocios sin cobertura adecuada.
Además, el sector inmobiliario también está sintiendo los efectos del cambio climático. Los grandes propietarios están invirtiendo en modelos de riesgo climático y buscan expertos que les ayuden a limitar los riesgos de exposición de su cartera, pero los pequeños propietarios no tienen los mismos recursos. Esto podría llevar a una situación en la que los individuos y los pequeños propietarios comerciales terminen con los activos expuestos un mayor riesgo, lo que tendría implicaciones significativas para los prestamistas, los gobiernos y los inversores.
La industria de los reaseguros, que proporciona cobertura adicional a las compañías de seguros, también está experimentando cambios. Al igual que las aseguradoras, los reaseguradores están aumentando sus precios y reduciendo la cobertura en respuesta a los crecientes riesgos climáticos. Esto está creando una brecha en el mercado de seguros, donde la demanda supera la oferta, especialmente en áreas propensas a desastres naturales.
En este contexto, es crucial que los responsables políticos y los líderes empresariales tomen medidas para mitigar estos riesgos. La COP29 ofrece una plataforma para discutir y acordar políticas que puedan ayudar a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y limitar el calentamiento global. Sin embargo, también es necesario abordar los impactos económicos del cambio climático y encontrar formas de distribuir equitativamente los costos asociados.
Una de las posibles soluciones es la implementación de políticas de adaptación que ayuden a las comunidades y a las empresas a prepararse mejor para los citados eventos climáticos extremos. Esto podría incluir inversiones en infraestructuras resilientes, sistemas de alerta temprana y programas de educación y capacitación. Además, es fundamental promover la colaboración entre el sector público y el privado para desarrollar soluciones innovadoras que puedan reducir los riesgos y los costos asociados al cambio climático.
Otro aspecto importante a considerar es el papel de los inversores en la transición hacia una economía baja en carbono. Los inversores tienen el poder de influir en las decisiones empresariales y de dirigir el capital hacia proyectos sostenibles. Al priorizar las inversiones en energías renovables, eficiencia energética y tecnologías limpias, los inversores pueden ayudar a acelerar la transición y reducir los riesgos climáticos a largo plazo.
Además, es importante destacar el papel de la regulación gubernamental en la gestión de los riesgos climáticos. Los gobiernos pueden implementar políticas que incentiven a las empresas a adoptar prácticas sostenibles y a invertir en tecnologías limpias. Esto no sólo ayudaría a mitigar los riesgos climáticos, sino que también podría crear nuevas oportunidades económicas y de empleo en sectores emergentes.
La educación y la concienciación pública también juegan un papel crucial en la lucha contra el cambio climático. Es fundamental que las personas comprendan los riesgos asociados al cambio climático y las acciones que pueden tomar para reducir su impacto. Esto incluye desde cambios en el estilo de vida, como reducir el consumo de energía y optar por medios de transporte más sostenibles, hasta la participación en iniciativas comunitarias y la presión a los líderes políticos para que tomen medidas decisivas.
En conclusión, el cambio climático representa un desafío significativo para la economía global, y es esencial que todos los sectores trabajen juntos para abordar estos riesgos. La COP29 ofrece una oportunidad única para avanzar en esta agenda y para asegurar que los costos del cambio climático se distribuyan de manera justa y equitativa. Solo a través de la colaboración y la acción decidida podremos enfrentar este desafío y construir un futuro más sostenible para todos.
***Albertine Pegrum-Haram es analista de cambio climático de Columbia Threadneedle Investments