Cuando pasas 20 años saliendo al mar prácticamente todos los días, tienes la oportunidad de ver situaciones en el medio marino que la gran mayoría de la población jamás verá a lo largo de toda su vida. Esta fue mi realidad durante mi carrera deportiva.
Por esta razón puse en marcha la Fundación Ecomar hace ya más de 25 años con el objetivo de devolverle al mar y a la sociedad todo lo que recibí a lo largo de mi trayectoria; y para contar todo aquello que tuve el privilegio de vivir en primera persona.
Ecomar llegó para romper barreras e impactar positivamente en la vida de miles de personas, además del estado de salud de nuestra casa, este planeta. Nuestra manera de hacer las cosas ha calado muy hondo y ha servido de modelo para muchos otros que siguen nuestra estela y que se han subido a nuestra ola y la siguen surfeando.
Son ya más de 2,5 millones de personas las que han participado en nuestras actividades, la mayoría niños porque cuando quieres cambiar la forma de pensar de la sociedad necesitas trabajar con las personas receptivas y esos son los niños.
No me canso de decir que la única razón por la que tenemos el privilegio de vivir en este planeta llamado Tierra es gracias a la presencia de nuestros mares y océanos que regulan el clima y nos proveen de oxígeno.
Nos hemos dedicado a educar, concienciar y actuar. Pero también damos un paso más y añadimos a nuestro repertorio la palabra reparar con el objetivo de cerrar el círculo y servir más y mejor a la sociedad y al estado de nuestros mares.
Y tras años de estudio y seguimiento de los diferentes proyectos de investigación que se estaban llevando a cabo, tomamos la decisión de centrar nuestros esfuerzos en la Posidonia oceanica.
Son muchos los productores del oxígeno de procedencia marina que, dicho sea de paso, se calcula en un 70% del total, una de ellas las plantas marinas que viven debajo de la superficie ancladas en el fondo.
Es el caso de la Posidonia oceánica, que tenemos el privilegio de encontrar en el mar Mediterráneo y que, además de proveernos de oxígeno, sirve de hábitat para numerosas especies, actúa como barrera para la protección del litoral y filtra el agua para conseguir esa transparencia que hace de nuestras costas un reclamo turístico mundial.
De ella obtenemos increíbles beneficios, pero es conveniente recordar que la Posidonia tiene la capacidad de capturar y almacenar CO₂ hasta 17 veces superior a los bosques tropicales y generar 5 veces más oxígeno, por hectárea, que la selva amazónica.
Sin embargo, solo en la última década, el mar Mediterráneo ha experimentado olas de calor marinas que, según el CSIC de Baleares, han provocado eventos de mortalidad masiva.
Según los resultados de un estudio realizado por investigadores del Institut Mediterrani d’Estudis Avançats, centro mixto del CSIC y la UIB, en el Mediterráneo occidental la extensión de posidonia se ha reducido entre un 13% y un 38% desde 1960, y desde los años noventa la densidad de haces de posidonia ha disminuido en un 50 %. Todo ello ha reducido sustancialmente su capacidad de retener carbono.
Si queremos asegurar nuestra supervivencia en este planeta, debemos cambiar nuestra forma de hacer las cosas y, en estos cambios, es indispensable darle al 70% de la superficie de este planeta, nuestros mares y océanos, el protagonismo que se merece.
Son varias las iniciativas en marcha y el Bosque Marino de Redeia es un claro ejemplo de cómo la unión público-privada es la mejor manera de abordar temas cruciales. A través de las dos hectáreas restauradas por Red Eléctrica en 2018 en la Bahía de Pollença (Mallorca) con un método científico desarrollado junto al Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (IMEDEA-CSIC), se ha tenido la oportunidad de realizar un seguimiento exhaustivo y aprender de las mejores técnicas.
Es de gran valor que ese método se haya plasmado en una guía científica de plantación de posidonia que está ahora disponible para toda la sociedad. Así lo compartí también en las Jornadas de Sostenibilidad de Redeia que se celebraron en Madrid el pasado mes de octubre.
Después de varios meses de trabajo conjunto, nos embarcamos en esta nueva aventura conjunta que ya es una realidad. Trabajaremos, como siempre, en equipo, para crear el mayor proyecto de restauración de posidonia, hasta la fecha, del mar Mediterráneo contando con el sector privado, administraciones públicas, asociaciones, federaciones, científicos y diferentes stakeholders en el que cada uno aporta la experiencia adquirida.
Dicho esto, lo más importante de los proyectos de restauración activa no será el número de hectáreas que replantaremos en el próximo año sumando fuerzas, que también, sino el conocimiento que se adquirirá, los manuales que se elaborarán, la inversión en I+D para la mejora de técnicas y conocimiento y, sobre todo, poner esta información a disposición de aquellos proyectos que quieran seguir estos pasos para asegurar el rigor científico en el futuro.
*** Theresa Zabell es presidenta ejecutiva de la Fundación ECOMAR.