La descarbonización es un objetivo fundamental para las empresas de todo el mundo, que se esfuerzan por reducir su huella de carbono y combatir el cambio climático. España ha fijado el objetivo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 32% para 2030.

Si bien es cierto que hay complejidades en la reducción de la huella de carbono, también es una oportunidad para desarrollar soluciones innovadoras que beneficien al medio ambiente y mejoren la eficiencia operativa y la competitividad. Esta transición puede ser un catalizador para nuevos modelos de negocio, la optimización del uso de recursos y la creación de nuevas fuentes de energía, como el hidrógeno renovable, que respondan a la creciente demanda de operaciones sostenibles.

España juega un papel clave en la transición energética de Europa, y el hidrógeno renovable está destinado a revolucionar la descarbonización de la industria. Hay muchas oportunidades y financiación disponibles para proyectos de hidrógeno, con industrias que están estudiando activamente iniciativas e invirtiendo en tecnologías e infraestructuras innovadoras para apoyar el crecimiento del hidrógeno renovable.
España ha marcado objetivos ambiciosos y puesto en marcha proyectos relacionados con la producción de hidrógeno verde como alternativa a los combustibles fósiles en el sector industrial, apoyando el potencial del país para convertirse en un polo de crecimiento del hidrógeno renovable.

En 2040, el hidrógeno renovable cubrirá el 10% de la demanda energética europea, y llegará al 20% en 2050. El Gobierno español ha aprobado recientemente un nuevo objetivo para instalar 12 GW de electrolizadores que produzcan hidrógeno renovable de aquí a 2030. Para esa fecha, España prevé que el 74% del hidrógeno utilizado en la industria será renovable, frente a un objetivo medio del 42% para los Estados miembros de la UE.

Sin embargo, no podemos hablar de hidrógeno renovable sin hablar también del agua. El agua es fundamental para la producción de hidrógeno, pero también es un recurso limitado; tanto la cantidad como la calidad son imprescindibles para garantizar que el proceso sea eficiente y fiable. La producción de un kilogramo de hidrógeno renovable requiere entre 20 y 60 litros de agua, y en un país que, según la Universitat Politècnica de Catalunya, se prevé que en 2050 tenga un clima desértico, es esencial contar con una estrategia eficaz de gestión del agua para producir hidrógeno renovable.

Para que las empresas españolas aprovechen las ventajas del hidrógeno renovable, deben adoptar una estrategia holística de gestión del agua. Como expertos en agua, examinamos todo el ciclo para definir la forma más eficiente de maximizar los resultados de rendimiento con el menor consumo de recursos y coste total. Así, las empresas pueden producir "más por menos" y conseguir ahorros de agua y energía, reduciendo en algunos casos la necesidad de agua dulce hasta en un 20%. Esto significaría necesitar sólo entre 16 y 48 litros de agua para producir 1 kg de hidrógeno. Es importante señalar que el agua dulce no es la única opción. Utilizando fuentes alternativas de agua, como aguas residuales industriales, aguas residuales municipales o agua de mar, no sólo podemos reducir los costes, sino también minimizar el impacto ambiental.

Sabemos que el agua y la energía son interdependientes, y esto se intensificará en los próximos años, con implicaciones significativas para la seguridad energética e hídrica. En el centro del nexo agua-energía está la creciente consideración de que los sistemas climáticos e hídricos están vinculados, y los cambios en un sistema inducen cambios importantes y no lineales en el otro. La oferta y la demanda de agua y la producción de energía repercuten en el clima; los cambios en el clima afectan a la disponibilidad de agua; y ésta, a su vez, repercute en la producción de energía.

El hidrógeno ha sido durante mucho tiempo foco de investigación y exploración, y España está promoviendo activamente la producción de hidrógeno renovable, con plantas ya operando en varias regiones como Asturias, Ciudad Real, Cataluña, Galicia, Andalucía y las Islas Baleares. Este cambio viene impulsado por la constatación de que el hidrógeno renovable tiene un inmenso potencial para descarbonizar sectores intensivos en energía, como el transporte pesado, la producción petroquímica o la metalurgia, este último constituyendo el 7 % de las emisiones globales de CO₂.
Actualmente, en España hay 123 proyectos de hidrógeno verde de 46 entidades que cubren toda la cadena de valor. Esto representa inversiones de 21,000 millones de euros hasta 2030.

En la UE, los nuevos marcos normativos son fundamentales para apoyar la transición al hidrógeno renovable. El Green Deal Europeo subraya el papel esencial del hidrógeno renovable para alcanzar la neutralidad climática en 2050. La regulación nacional y la europea son vitales, especialmente en estas primeras etapas, para acelerar el desarrollo y despliegue de tecnologías del hidrógeno en ambos niveles.

Para que las industrias puedan aprovechar al máximo los beneficios del hidrógeno renovable como medio de descarbonización, deben tener en cuenta el uso circular del agua en su proceso de producción. Esto es especialmente importante en España, donde la presión sobre los recursos hídricos no ha dejado de intensificarse. Un aspecto fundamental de este enfoque es conseguir "más con menos", con el objetivo de lograr un futuro "net positive" en el que las empresas mejoren tanto sus beneficios como su impacto medioambiental

***Geoff Townsend es asociado de Nalco Water, una compañía de Ecolab