A lo largo de los últimos años, hemos visto cómo los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) han dejado de ser un concepto lejano o abstracto para convertirse en un factor determinante en las estrategias empresariales. Aquellas organizaciones que los han incorporado adecuadamente no solo han ganado competitividad, sino que también han logrado fortalecer su posición en un mercado que exige cada vez más responsabilidad social y sostenibilidad. Sin embargo, aún queda mucho por hacer. Si no los incorporamos al núcleo de nuestras operaciones diarias, su impacto será limitado, y estaremos lejos de la verdadera contribución al desarrollo sostenible de la sociedad en la que operamos.

Así, ante en este escenario, deberíamos preguntarnos: ¿cómo podemos incorporar los ODS a nuestro día a día para asegurarnos de que su cumplimiento no sea solo una declaración de intenciones, sino una realidad tangible?

El primer paso para integrarlos de forma efectiva es identificar cuáles son los ODS más relevantes para cada empresa a través de un análisis de materialidad exhaustivo. En Solunion, por ejemplo, hemos detectado que nuestra contribución más significativa se enfoca en los ODS relacionados con el trabajo decente y crecimiento económico (ODS 8), la igualdad de género (ODS 5) y la producción y consumo responsables (ODS 12), entre otros. En consecuencia, esta selección estratégica, tanto para nosotros como para cualquier compañía, nos ha permitido priorizar los esfuerzos y canalizar las acciones de forma más efectiva, asegurando que las iniciativas impacten directamente en las áreas donde realmente podemos generar un cambio sustancial.

Ahora bien, identificar los ODS relevantes es solo el primer paso. El verdadero desafío se encuentra en incorporarlos de manera coherente en las operaciones diarias, lo que significa que deben estar presentes en la toma de decisiones, la gestión de riesgos y las oportunidades de negocio.

Un aspecto crucial para el éxito en la integración de los ODS en la empresa es la vinculación activa de toda la plantilla. En nuestro caso, la campaña que promovimos internamente "ODS: 17 objetivos para cambiar el mundo" ha sido fundamental en este sentido, ya que no solo se ha limitado a informar sobre estos objetivos globales, sino que ha fomentado la participación directa de todas nuestras personas, los Solunioners, invitándoles a formar parte activa en la consecución de nuestras metas de desarrollo sostenible a través de la incorporación de aspectos sostenibles en su día a día. Esta implicación no solo mejora el desempeño de la empresa, sino que también crea un sentido de propósito y pertenencia entre todos los empleados, que ven cómo sus acciones individuales se alinean con un esfuerzo global más amplio.

Además, para reforzar esta vinculación, hemos desarrollado diversas campañas de responsabilidad social directamente relacionadas con los ODS, lo que ha permitido que las acciones de voluntariado y las contribuciones sociales de la empresa sean percibidas como parte integral de nuestra misión compartida. En este sentido, hemos implementado cursos formativos que abordan temas como los Principios del Pacto Mundial, la Economía Circular, o la Igualdad de Género. Al ofrecer este conocimiento, la empresa no solo fomenta el cumplimiento de los ODS, sino que fortalece el compromiso y la participación activa de toda la plantilla en este desafío global.

Asimismo, esta integración de los ODS contribuye a mejorar la competitividad de las compañías, en un contexto en el que los inversores y otros públicos de interés valoran, cada vez más, la sostenibilidad como un factor relevante en sus decisiones, y exigen que las organizaciones con las que interactúan muestren un compromiso real con el desarrollo sostenible.

En definitiva, la integración de los ODS en la estrategia empresarial no es solo un imperativo ético, sino una necesidad estratégica. No se trata de cumplir con una agenda externa, sino de entender que el éxito empresarial a largo plazo está indisolublemente ligado al bienestar de la sociedad y del planeta. Ignorar esta realidad es un error que ninguna empresa puede permitirse en el siglo XXI.

***María Gaudó es responsable corporativa de responsabilidad Social y sostenibilidad de Solunion.