El hidrógeno verde se posiciona como un pilar fundamental en la transición energética de Europa. Su versatilidad, capacidad para almacenar energía renovable y su potencial para descarbonizar sectores difíciles de electrificar lo convierten en un activo estratégico para alcanzar los objetivos climáticos de la Unión Europea.
Está viviendo un crecimiento exponencial impulsado por múltiples factores. Sectores como la siderurgia, la química y la producción de fertilizantes, que representan alrededor del 30% de las emisiones globales de CO2, están invirtiendo fuertemente en proyectos de hidrógeno verde para reducir su huella de carbono.
También, el hidrógeno verde ofrece una solución prometedora para la descarbonización del transporte pesado, como camiones de larga distancia, autobuses y barcos, donde la electrificación directa es más compleja. Actúa como un vector energético, permitiendo almacenar el excedente de energía renovable y garantizar un suministro estable de electricidad, especialmente en momentos de alta demanda.
Según un informe reciente de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), se proyecta que la demanda de hidrógeno verde se multiplique por diez para 2030, alcanzando una producción de 200 millones de toneladas anuales. Este crecimiento exponencial está generando un gran interés de inversores, gobiernos y empresas, lo que a su vez está impulsando la innovación y la reducción de costos.
Si bien Europa ha dado pasos importantes, no podemos afirmar que sea el único jugador en este campo. Otros países, como Japón y Corea del Sur, están invirtiendo fuertemente en esta tecnología y podrían convertirse en competidores importantes. China ya se ha convertido en el mayor competidor para el mercado Europeo con precios por electrolizador que alcanzan hasta la mitad del importe comparados a los europeos
Los desafíos en el mercado son múltiples. La construcción de redes de distribución y estaciones de servicio para el hidrógeno verde es un desafío clave. La reducción de los costos de producción es esencial para hacer del hidrógeno verde una alternativa competitiva a los combustibles fósiles. La producción de hidrógeno verde implica pérdidas energéticas, lo que reduce su eficiencia. La transición hacia el hidrógeno verde requiere de profesionales capacitados en nuevas tecnologías y procesos. La producción de hidrógeno verde está estrechamente ligada a la disponibilidad de energías renovables, lo que plantea desafíos en regiones con recursos limitados.
Hay varios proyectos interesantes en Europa. Primero, el proyecto H2Med en España y Francia. Este ambicioso proyecto busca crear un corredor de hidrógeno verde entre los dos países, con una capacidad de producción de hasta 4 GW.
El Proyecto NortH2, ubicado en el norte de Alemania, desarrolla una cadena de valor completa para el hidrógeno verde, desde la producción hasta la distribución y el uso final.
El Proyecto HyPort en los Países Bajos; se centra en la producción de hidrógeno verde a partir de energía eólica offshore y su uso en el sector marítimo.
Por su parte, el desarrollo del mercado del hidrógeno verde ofrece numerosas oportunidades para Europa. Posiciona a Europa a la vanguardia de la innovación en hidrógeno renovable, fortaleciendo su competitividad global. Genera nuevas oportunidades de negocio y empleo en diversos sectores, impulsando la recuperación económica. Reduce la dependencia de las importaciones de combustibles fósiles y aumenta la seguridad energética. Fomenta la creación de clústeres industriales y la revitalización de regiones con potencial para la producción de hidrógeno verde.
La subasta IF24, organizada por la Comisión Europea, ha sido un hito en el desarrollo del mercado europeo del hidrógeno verde. Con una inversión de 1.200 millones de euros, esta iniciativa ha seleccionado proyectos innovadores que abarcan toda la cadena de valor, desde la producción hasta el uso final.
La subasta IF24, impulsada por la Comisión Europea, ha sido un paso adelante, pero no es la solución mágica. Si bien ha movilizado importantes inversiones y ha puesto en marcha proyectos innovadores, aún queda mucho camino por recorrer.
Ha proporcionado un enfoque en la preparación y resiliencia de los proyectos: Los proyectos seleccionados deben demostrar un mayor grado de madurez, con requisitos más estrictos en cuanto a la financiación y las garantías de ejecución.
La asignación de 200 millones de euros para proyectos marítimos alinea la subasta con los objetivos de la regulación FuelEU Maritime y promueve la descarbonización de un sector clave.
El ajuste en el techo de precios incentiva la búsqueda de soluciones tecnológicas más eficientes y competitivas y la limitación de componentes de origen chino en los electrolizadores fomenta una cadena de suministro más diversificada y segura.
La publicación de datos detallados sobre los proyectos, los precios de las ofertas y las capacidades de los electrolizadores favorece la formación de precios y el desarrollo de un mercado competitivo de hidrógeno renovable.
Subastas como el servicio AaaS modelo permite a los Estados miembros participar utilizando sus presupuestos nacionales, evitando la fragmentación de los esquemas de financiación y proporcionando una ruta de financiación eficiente y estandarizada.
Los proyectos financiados pueden beneficiarse de otros mecanismos de subsidio para procesos posteriores, facilitando la integración del hidrógeno verde en cadenas de valor más amplias.
La IF24 y el crecimiento del mercado del hidrógeno verde tienen importantes implicaciones para el futuro. La aceleración de la transición energética contribuye a cumplir los ambiciosos objetivos climáticos de la UE y a reducir la dependencia de los combustibles fósiles.
El crecimiento económico y creación de empleo genera nuevas oportunidades de negocio y empleo en diversos sectores, impulsando la recuperación económica. Y el liderazgo tecnológico posiciona a Europa a la vanguardia de la innovación en hidrógeno renovable, fortaleciendo su competitividad global.
Para seguir avanzando, es fundamental mantener el apoyo político. Las políticas públicas deben seguir siendo favorables al desarrollo del hidrógeno verde, proporcionando incentivos y marcos regulatorios claros. Hay que fomentar la colaboración y cooperación entre los Estados miembros, las empresas, las instituciones académicas y la sociedad civil es clave para acelerar la transición.
Se debe invertir en investigación y desarrollo. Continuar invirtiendo en tecnologías innovadoras para reducir los costos y mejorar la eficiencia de la producción de hidrógeno verde.
El hidrógeno verde tiene el potencial de transformar nuestro sistema energético, pero no debemos caer en el triunfalismo. Aún queda mucho trabajo por hacer para convertir esta promesa en una realidad.
***Fernando Gómez es technical manager de European Funds de Euro-Funding