Concepción Galdón (Madrid, 1983) se dedica al ámbito de la sostenibilidad y el impacto desde hace 15 años. Además de fundadora de la empresa social Puentes Global, es la directora de innovación y sostenibilidad de la escuela de negocios IE. El mensaje de esta talentosa experta en Administración Pública y Economía Internacional es claro: la sostenibilidad no debe ir en contra de la rentabilidad, sino a favor.
Tomando como ejemplo tu carrera profesional, ¿cómo distribuyes tu tiempo semanal?
Según va fluyendo cada semana y día. Lo hago por horas que voy asignando en bloque, dependiendo de la evolución de las necesidades. En Puentes Global no hago tanta falta gracias al trabajo del equipo. En todos los ámbitos trabajo con gente excelente, no soy imprescindible en ningún lado.
Por tu actividad te relacionas con personas muy distintas, ¿cómo se conecta a un emprendedor con un directivo de una gran empresa?
Yo creo que los proyectos son personas. Las empresas no son de una forma ni de la contraria, sino que son como las personas que las componen. Conectar personas con proyectos que las ilusionan genera espacios nuevos de muchísimo valor para ellos y para la sociedad. Y ese valor a nivel social no se da si el valor para ellos no existe [hace un gesto muy enfático], por eso está recogido como un ODS propio.
¿Cómo conseguir que los ODS lleguen a las peronas?
Los ODS son un marco conceptual que tiene el mérito de acumular la voluntad de empresas, bancos, universidades, gobiernos, organismos internacionales… Fue una conversación muy interesante la que llevó a ellos.
Como todos los consensos, también tiene algunas limitaciones, y quizá llevarlos al día a día de mucha gente no es fácil. Queda un trabajo importante para hacer entender que las decisiones que tomas hoy -y las cosas que haces ahora- están, queramos o no, conectadas con los ODS y afectan a la Agenda 2030.
A menudo inventamos muchos términos alrededor del crecimiento económico, ¿puede que algunos de ellos sobren?
A veces nos encanta inventarnos palabros y esto lo único que hace es alejarnos de la sociedad. No sólo ocurre en la economía, también pasa en el mundo del arte. Nos inventamos palabras. Se habla un idioma muy particular, y eso aparta a la gente de la calle y de la experiencia.
Por ejemplo, el concepto de creatividad no se usó hasta la mitad del siglo XX y hoy en día puede parecer pesado.
No creo que exista una definición de creatividad ni que eso tenga importancia. Hay algo esencial en las personas que forma parte de nuestra base genética y nos ha permitido sobrevivir a lo largo de los siglos: la capacidad de buscar soluciones y la de comunicarnos.
Esto es fundamental en el espacio del impacto y la sostenibilidad. No vamos a llegar a ningún sitio replicando cosas que ya hemos hecho.
El ODS 8 (trabajo decente y crecimiento económico) habla literalmente de lograr "empleo productivo y trabajo decente para mujeres, hombres, jóvenes, personas con discapacidad...".
El ODS 8 no se puede alcanzar tratando de escalar modelos productivos existentes. Con la tecnología existente, ¿cuántas personas hacen falta trabajando en España para generar los productos y servicios que consumimos internamente y vendemos fuera?
La respuesta desafortunada es no todas. Hoy no hacen falta todas las horas de trabajo que la gente en España hace para generar lo que hay que generar.
Algo igual de desafortunado es que durante muchos años el crecimiento de las empresas y de las economías ha estado completamente vinculado con vender más cosas.
Esto es intrínsecamente dañino para el medioambiente. Necesitamos parar y replantear el paradigma, en el que en muchas industrias necesitan desvincular crecimiento de mayor producto.
¿Podrías citar algún ejemplo de esto?
Una empresa de moda puede ser un buen ejemplo. Mientras su crecimiento dependa de poner más camisas en el mercado, como sociedad, es un problema que esa empresa crezca. Porque sólo saben crecer así.
Necesitamos que el crecimiento de nuestras economías y empresas se desvincule del hecho de poner más cosas en el mercado. Hay que empezar a pensar qué significa pleno empleo y replantear el contrato social. Porque, sinceramente, no es posible un futuro en el que tengamos lo mismo que hoy pero multiplicado por diez. No es factible.
Subrayas mucho en tus clases que no existe un único modelo de emprendedor.
Hay muchas definiciones y tipos. Con mis alumnos, a mí me gusta mucho intentar matar la imagen colectiva de lo que se supone que es un emprendedor. Con todos mis respetos, el chico que lleva americana, zapatillas y que está encima de un escenario haciendo su pitch a inversores, es un emprendedor, pero no "el emprendedor".
Hemos conocido muchísimos perfiles de emprendimiento, con distintas ambiciones, con distinta maneras de hacer. Partimos de diferentes imágenes mentales que en el fondo nos meten en cajas de las que es muy difícil salir y que a su vez tienen implicaciones en la inclusión.
Eso también tiene implicaciones económicas
Claro, levantar mucho capital y dar su vida por su empresa es un tipo de emprendedor… muchos le miran y dicen: "yo no quiero ser tú". ¿Significa eso que yo no voy a poder emprender? No, a lo mejor eres otro tipo de emprendedor.
La sostenibilidad -para lograr los ODS- no puede ocurrir a costa de cargarnos la economía y las empresas. Esto no es un argumento que puede usar como empresa para defenderte, devuelve la responsabilidad no la quita.
¿Cuál es la responsabilidad de la empresa?
Tu responsabilidad como empresa es innovar y generar modelos de negocio que te permitan crecer gracias a que eres sostenible. No te debes conformar con crecer "a pesar de" hacer cosas en torno a sostenibilidad.
Habrá que invertir más en I+D, meterle más cabeza, y pensar en el modelo de negocio porque tienes que ser capaz de crecer gracias a que eres sostenible.
¿Cómo planteas en este proceso la relación entre lo público y lo privado?
Definitivamente la división entre las dos cosas es una entelequia, es mentira. Todos formamos parte del mismo sistema, de la misma sociedad. Y de hecho, lo público y lo privado lo saben y esto no trasciende. Las empresas entienden que se tienen que relacionar con los gobiernos y los gobiernos saben que no pueden implementar políticas de espaldas a las empresas.
Las empresas no son sólo las grandes corporaciones, somos todos los que trabajamos en cualquier lado, y ganamos un sueldo de algún sitio y de alguna actividad económica.
La colaboración entre lo público y lo privado es necesaria, siempre se ha dado y siempre se va a dar. No puede no darse y, por lo tanto, la pregunta es: ¿cuál es la manera más inteligente de que las distintas entidades de lo público -que son muchas y diversas- y las de lo privado, -que también lo son- asuman un rol en el que puedan sumar más valor dentro de esta colaboración?
¿Y qué características tendría esa relación que sí funciona?
En la colaboración público-privada es importante entender que cada país tiene sus trayectorias y estructuras. Se deben mirar las formas de hacer del otro y entender cuál es la ventaja de cada uno: quizá de la Administración no deba surgir la mayor parte de la innovación más arriesgada.
Quizá el ámbito del emprendimiento sí sea un lugar del que puede surgir mucha innovación, pero puede que las empresas no sean las encargadas de llevar esas innovaciones a la provisión de servicios públicos a gran escala. Quizá la Administración Pública debe ser una máquina de multiplicar lo mejor de la misma para llegar al 100% de los ciudadanos.
¿Algún ejemplo reciente que hayas vivido de conexión y consecución de objetivos?
En la línea que hablamos de conectar cosas, hace año y medio se puso en contacto la Secretaría General Ibeoamericana (SEGIB), por un informe que estaba haciendo. En paralelo, empezamos una investigación y averigüé que el movimiento de corporaciones B estaba intentado avanzar para conseguir algún tipo de regulación más explícita para la empresas con propósito.
Tu responsabilidad como empresa es innovar y generar modelos de negocio que te permitan crecer gracias a que eres sostenible
¿Cómo diría que son las personas que trabajan en el sector de la sostenibilidad empresarial?
En el sector de la sostenibilidad e impacto hay gente con una mentalidad de sistema. Las personas de mentalidad global, nos entiende como civilización y en unidad con el planeta como un todo. Y la civilización humana sobre él como un sistema, interconectado en lo pequeño y en lo grande.
Es un privilegio pertenecer a este sector. Conoces a muchísimas de las personas que desean tener un impacto, con una curiosidad espectacular, con historias de vida y conversaciones interesantísimas. Vale la pena trabajar en este desde cualquier ámbito porque, como mínimo, vas a conocer a gente que te va a encantar.
¿Tienes algún referente, alguien que admiras?
Hay muchos pero volvería a mencionar a Amartya Sen. Me parece tan mayor y tan lleno de energía... no sólo por lo que ha escrito y ha hecho en su vida, es por su dignidad y conocimiento. Si yo pudiera parecerme a esta persona con 25 años menos, me daría con un canto en los dientes.
¿Qué nos está pasando últimamente?
Estamos en un cambio de era. Cuantas más cosas nos pasan, más evidente es que esto es así. En historia a los cambios de era se les pone una fecha, pero en realidad no se dan en ese día, se les pone un año o un momento, pero se dan desde tiempo antes y después.
Son períodos en los que se concentran muchas incidencias que, en última instancia, derivan en que salimos por el otro lado como una civilización distinta de la que éramos.
Y esto es lo que yo creo. No sé hacia dónde va o qué fecha será la que se marcará, pero sí estoy segura de que estamos viviendo una transición como civilización humana sobre la Tierra y que saldremos de otra manera.
Depende de las decisiones que tomemos que el lugar al que vayamos sea en el que queremos estar o sea un lugar en el que nos estemos acordando del sitio del que veníamos.
En la imagen que abre esta entrevista, Concepción Galdón sostiene el cartel con el ODS 8 sobre trabajo decente y crecimiento económico. Resume su biografía en cuatro títulos: La historia interminable, de Michael Ende; Los tigres de Mompracem, de Emilio Salgari; cualquiera de los de Amartya Sen, como pueden ser Desarrollo y libertad y La hipótesis de la felicidad de Haidt, un recorrido por las grandes religiones del mundo, el pensamiento y la psicología positiva.