A sus 32 años, Alexandra Mitjans (Barcelona, 1989) es la directora de Ashoka en España, la red de emprendimiento social más influyente a nivel global. Considerada una de las cinco mejores oenegés del mundo, localiza y celebra a la élite de los emprendedores sociales en noventa países. Mitjans, inteligente y posibilista, es especialista en hacer reales las alianzas improbables.
El ODS 17 (alianzas para lograr los objetivos) es tu favorito, ¿por qué?
Es el objetivo del ego decreciente. Permite que los dieciséis anteriores sean posibles. Yo sola no puedo hacer nada, así que vamos a hablar. Y a hacer cosas juntos, por medio de alianzas incluso bastante improbables.
Hay que tener en cuenta el retraso que llevamos, pues hasta el 2094, al ritmo actual, no vamos a lograr acercarnos a los ODS. Hay un retraso de 60 años. Ningún objetivo es posible sin la suma de las partes.
¿Cómo es el lugar donde trabajas?
Ashoka es una red internacional de emprendedores sociales y personas comprometidas con cambiar su entorno en temas de género, medio ambiente, derechos humanos, salud, educación…
Lo que hace Ashoka por estas personas es identificarlas, visibilizarlas, celebrarlas y generar un movimiento multiplicador para que otros las copien.
¿En este trabajo has conocido a alguien que te haya inspirado?
Admiro mucho a Luz Rello, una investigadora española que tiene dislexia. Creó changedyslexia.org para asegurarse de que democraticemos el diagnóstico y el tratamiento de la dislexia a nivel mundial, desde una vocación, empatía y determinación espectaculares.
Y Bill Drayton, fundador de Ashoka, ¿te ha inspirado?
Conocerle me impactó muchísimo porque es una persona que está diez años por delante de muchos de nosotros. Es un visionario. Él acuñó hace cuarenta años la identidad del emprendedor social.
¿Ahora mismo cuál es su obsesión?
Ahora mismo está obsesionado con la importancia de la educación. Eso fue un momento de transformación total en Ashoka. Nos dimos cuenta de que, aun seleccionando a la élite de los emprendedores sociales en noventa países, no era suficiente para generar un movimiento de personas comprometidas. Ahí es donde una organización como la mía tiene mucho que hacer, en la educación.
La sociedad nos ha enseñado erróneamente que lo social va por un lado y lo empresarial por otro
¿Cuál es la diferencia entre emprendedor social y changemaker?
Ninguna. Un emprendedor social es alguien que prioriza resolver un reto social o medioambiental por delante de cualquier interés personal o económico. Lo hace de manera innovadora.
Un changemaker puede ser cualquiera que decide activarse para generar cambios positivos en su entorno.
¿Algún ejemplo concreto referente a estas categorías?
La sociedad me había enseñado el concepto de que lo social va por un lado -y se suele identificar con la caridad- y que lo empresarial o emprender va por otro. Yo tenía mi carrera corporativa y los fines de semana hacía un voluntariado.
Entonces, conocí a un emprendedor indio que me enseñó que no son dos categorías separadas. El emprendedor social reúne de alguna manera lo mejor del emprendimiento y una perspectiva de cambio social muy eficiente.
Me desmontó mis paradigmas mentales: Dejé mi trabajo en cuestión de semanas y me entregué en cuerpo y alma.
Tú cuestionas directamente el término vocación social.
Es que trabajar con personas tan brillantes y comprometidas, convencidas del cambio que pueden generar… a mí me parece, y lo digo de verdad, un acto de egoísmo. Evidentemente hay un impacto social. Lo haría gratis, vaya.
Pero en algún instante uno tiene que tomar la decisión de empezar en este sector, ¿no?
En un momento me di cuenta de que, si quería tener un empleo en el futuro, tenía que empezar a entender qué es esto de la innovación social. Mi educación y mi trabajo actual se estaban quedando atrás, lo hice casi como un acto de supervivencia.
Trabajar en este sector, con personas tan comprometidas, puede ser un acto de egoísmo
¿En qué sentido se quedaban atrás?
Pues racionalmente dije "o me pongo las pilas y entiendo de qué va esto o me voy a quedar atrás". Lo veo como una llamada, es apasionante este mundo, pero también como un acto de egoísmo.
Se habla mucho de dar pequeños pasos.
Qué pasa en tu barrio o qué pasa en tu entorno más cercano. En mi familia tenemos un reto mensual. Cada mes todos nos ponemos un reto social. El mío ha sido ayudar a varias personas que están sufriendo depresión o tienen problemas de salud mental. Se trata de pequeños actos que realmente generan un cambio de chip.
¿Cuál es tu clave para inspirar y conectar?
La empatía, pero no entendida como compasión, sino ligada a la acción. Hablar al mismo nivel. El emprendimiento social está lleno de egos, hace falta bajar al nivel de todos y tener conversaciones de tú a tú.
¿Cómo podemos colaborar con Ashoka?
Nominando online a emprendedores o jóvenes changemakers, entre 12 y 21, que estén ideando iniciativas de cambio en su comunidad. O a emprendedores sociales relevantes en España.
Animo a todos a que entren y colaboren, miren la web y formen parte de este movimiento. Es una plataforma internacional muy abierta, no hace falta tener mucho dinero o impacto para formar parte.
A menudo mencionas la colaboración público-privada.
Siempre hablo de alianzas improbables en referencia al ODS 17. No podemos empezar una alianza sin asegurarnos de que hay una dimensión pública, una privada y otra de la sociedad civil.
Nosotros intentamos no hacer ninguna alianza si no hay un joven o emprendedor social que participe en la mesa. En el diseño de las iniciativas tenemos mucho que establecer -al inicio de las conversaciones- para asegurarnos de tener lo que la sociedad necesita, todas las voces.
La empatía, pero no entendida como compasión, sino ligada a la acción, es la esencia del emprendimiento
¿La innovación es creatividad?
Sí, pero no sólo en la idea que promuevan los emprendedores, sino en cómo manejan el día a día. Porque después tendrás que sortear de manera creativa el viento en contra, con poquísimos recursos y poquísimo reconocimiento, por seguir tras una visión. Yo hablo mucho de "creatividad no finalista", que se refiere más al proceso.
También hablas mucho de silencio.
Recomiendo leer La biografía del silencio de Pablo d'Ors. Para encontrar silencio, como lugar personal diría Mallorca, pero no hace falta irse muy lejos para encontrarlo.
Dices que has sacado dos grandes conclusiones de la covid-19, ¿una negativa y otra positiva?
La primera -que es evidente- que el modelo actual no funciona y produce cada vez más desigualdades. Como decía un reciente informe de LaCaixa, España es el país que más ha aumentado en índices de desigualdad de toda Europa.
El capitalismo feroz que vivimos no tiene ningún sentido y creo que muchos nos hemos dado cuenta. Esa gran vivencia no sólo intelectual, sino física de la desigualdad que produce la covid-19 ya existía.
¿Y cuál es la positiva?
Lo segundo, más esperanzador -que de alguna manera todos hemos vivido y quizá sea la antesala de la solución a la crisis climática- es que tenemos un rol en la sociedad.
Durante equis meses fuimos conscientes de que individualmente podíamos frenar la curva de contagios de una pandemia global. Creo que ahí hay una oportunidad espectacular para establecerlo como proceso identitario.
Que las personas y que los españoles sintamos que tenemos algo que hacer en el cambio climático. No hace falta dejar tu vida y trabajar en una ONG, si eres banquero, político o profesor, si eres joven, o mayor, da igual, tienes un papel.
En la imagen que abre esta entrevista, Alexandra Mitjas sostiene el cartel del ODS 17 (alianzas para lograr los objetivos). Define su biografía haciendo referencia a sus platos preferidos en los diferentes lugares en los que vivió. La crema catalana, pues nació y creció en Barcelona; el Pad Thai, porque estudió un máster en Singapur; y las croquetas, porque vive en Madrid desde hace seis años.