El naturalista José Luis Gallego: "El centro de cualquier ciudad es un espacio que le hemos okupado a la naturaleza"
A las puertas de una cumbre del clima de la que no se siente muy optimista, hablamos con el naturalista catalán sobre su último libro, dirigido a un público infantil, que alerta de las consecuencias de la pérdida de biodiversidad y de la emergencia climática.
29 octubre, 2021 01:24Linces ibéricos, koalas, gorriones, delfines, elefantes, peces payaso… y así hasta 11 especies en peligro de extinción.
Te necesitamos: los animales te piden ayuda para no desaparecer del planeta (La Galera, 2021) toma como ejemplo una pequeña muestra de la fauna –alguna cercana, otra que llega de los confines de la Tierra– para mostrar, con cercanía y profunda belleza, la realidad detrás de la pérdida de biodiversidad.
A este libro pensado para niños, pero también para sus familias, maestros y vecinos, la voz se la pone el naturalista, divulgador ambiental y escritor, José Luis Gallego (Bercelona, 1964). El sentimiento, "las miradas que llegan al alma", como dice Gallego, lo trasmiten los finos y certeros trazos del ilustrador Xavier Macpherson.
Gallego resalta la importancia de un libro como el que acaba de publicar en colaboración con la oengé WWF. Dice, es esencial llegar a las entrañas de los más pequeños para que entiendan –y reconoce que sin Macpherson no lo habría conseguido– que el planeta necesita nuestra ayuda.
Cerca del 20% de las especies del planeta están en peligro de extinción, pero escoge solo 11 para su libro. ¿Por qué estos animales y no otros?
La crisis de biodiversidad afecta prácticamente a la totalidad de las especies, a unas las alteras de una manera y a otras de otra, por lo cual, para mi desgracia el catálogo de propuestas que tenía era muy amplio. Elegí estos 11 representantes como una especie de selección de fútbol de los amenazados.
Lo que sí que me propuse es intentar no caer en tópicos. Siempre que se habla de especies amenazadas nos vamos a las más alejadas y las más emblemáticas. En seguida hablamos de las ballenas, de los grandes felinos, de la fauna africana… y descuidamos que en nuestro entorno, en el día a día, estamos en contacto con numerosos animales y plantas que están en peligro de extinción.
Quise darle voz y presencia a esa fauna proletaria, la de nuestros tejados y nuestros cielos. Por ejemplo, el murciélago, el gorrión o la mariposa. Los representantes de la fauna más cercana.
"Quise darle voz y presencia a esa fauna proletaria, la de nuestros tejados y nuestros cielos"
Algunas especies también representan a ecosistemas amenazados.
El caso de la nutria estaría clarísimo: en España es una especie que se ha logrado recuperar, con muchísimo esfuerzo por parte de las organizaciones conservacionistas que han hecho un trabajo maravilloso para concienciar a la sociedad. Y hemos recuperado la salud de nuestros ríos y de nuestras riveras.
Pero a nivel mundial los ecosistemas acuáticos son los más amenazados que hay ahora mismo en el planeta. Por eso la nutria se convierte en embajadora del agua en el libro.
Evidentemente tengo que sacar a las especies que tienen más tirón y que más escalofríos provocan, como es el caso del orangután. Con su historia apelo al carácter prácticamente humano de esta especie que es nuestra prima, o más bien nuestra hermana, evolutivamente hablando, y a la que tenemos prácticamente a punto de sacarle tarjeta roja o de nominarlo.
Habla también de los gorriones, que en la última década en España han reducido su población en un 20%. ¿Qué les ha ocurrido?
El caso de los gorriones es una traición. Si los animales tuvieran un Tribunal Internacional de Derechos de los Animales nos llevarían ante él y nos sentarían en la silla para preguntarnos qué demonios le hemos hecho a los gorriones. Las caídas de población por países son terroríficas. En Londres, la población de gorriones ha caído un 80%. ¡Un 80%!
Cuando era pequeño veía imágenes en la televisión de los grandes divulgadores anglosajones, Desmond Morris, Gerald Durrel, David Bellamy y el propio David Attenborough, acudiendo a los parques londinenses y, mientras estaban grabando, se ponían unas migas de pan en la mano y se les llenaba de gorriones.
Habían confraternizado con el ser humano a unos niveles que eran casi una especie de atrezo de nuestras ciudades y pueblos. La convivencia era absoluta. La confianza era total; sin embargo la hemos quebrado a base de hacer nuestros entornos cada vez más inhóspitos.
En el libro señala un dato curioso sobre estas aves…
El gorrión en realidad es un semáforo de warning [alerta], que nos están diciendo "schits, cuidado, que nosotros nos vamos, sí, pero detrás de nosotros vais vosotros". El gorrión es el canario de la mina, que llevaban los mineros antes, que lo colgaban en el túnel y que cuando giraban y el canario había caído muerto era el momento de salir a toda velocidad del pozo porque se estaba llenando de grisú.
"El gorrión es nuestro canario de la mina. Nos está diciendo que las ciudades son insalubres e inhóspitas"
El gorrión es nuestro canario de la mina. Nos está diciendo que nuestras ciudades cada vez son más insalubres y más inhóspitas. Por eso desaparecen, porque son aves urbanas.
¿Es posible recuperar esas poblaciones de gorriones?
Todo es posible. El ser humano está ahora mismo delante de un montón de encrucijadas. Fíjate que me llamas una semana antes de la cumbre de Glasgow, todo el mundo anda ahí muy esperanzado, yo soy más crítico, pero este libro lo que pretende es demostrar que todavía estamos a tiempo.
Por eso el título es Te necesitamos y no una queja. Los animales intentan llegar a los niños que van a ser los que habiten en el futuro para que ellos sigan ahí, para que los animales sigan con ellos.
El libro no es nada tremendista…
Aunque la información es tremenda, pero no, para nada, mi interés no es espantar a los niños. En absoluto. Por eso al final de cada capítulo hay un ¿y yo qué puedo hacer? Esa es una de las características de mi manera de divulgar.
A lo largo de toda mi vida –y ya llevo unos cuantos años–, he intentado huir del alarmismo y del catastrofismo per se. Eso no significa que a veces no debamos llamar al orden. Pero es importante también concienciar y formar e intentar tejer alianzas y la manera en la que te diriges a la gente no puede ser siempre desde la bronca y desde el tremendismo.
Hay que intentar dejar una puerta abierta a la esperanza, si no, no eres seductor. Y seducir es muy importante. Lo que he pretendido con este libro es seducir a los lectores, que no son los niños, va a los padres, a los abuelos, a los amigos, a los padrinos. A todos esos que van a leerle el libro al niño.
"La manera en la que te diriges a la gente no puede ser siempre desde la bronca y desde el tremendismo"
Las ilustraciones de Xavier Macpherson tocan el corazón.
Es el propósito, la literatura infantil me permite rozar la cursilería, y en los tiempos que corren ser cursi, a veces, es lo más elegante. Y te permite flirtear con lo que para muchos puede parecer cursi, pero para los niños es el idioma que ellos entienden. Lo que he intentado en este libro es contarles las cosas de verdad.
Por eso recurro a vocablos, que mucha gente me ha dicho : "Bueno pero, ¿cómo eres tan crudo en las descripciones? ¿Por qué no recurres a un tono más infantil?". Cuando yo era pequeño, en la televisión de este país salía un hombre que me enseñó las palabras ecosistema o pirámide trófica y que nos hablaba de Burasi, de los predadores y de los organismos descomponedores.
¿Félix Rodríguez de la Fuente?
Ese hombre era Félix Rodríguez de la Fuente, que ha sido el gran flautista de Hamelin que ha dado la divulgación ambiental en todo el mundo. Uno los mejores divulgadores ambientales del planeta. Y una de las figuras más importantes que ha dado este país a lo largo de los últimos tiempos.
Él empleaba ese mismo tono y yo es lo que he querido hacer con los chicos. ¡Oye, mira!, vamos hablar de las cosas de las que hablamos los mayores para que vosotros ya os vayáis introduciendo en el tema. Y sería magnífico que algún niño tuviese que ir al diccionario. Entonces ya sí que me daría por satisfecho completamente: el momento en el que busque la palabra extinción.
"Félix Rodríguez de la Fuente ha sido el gran flautista de Hamelin que ha dado la divulgación ambiental en todo el mundo"
¿Qué consejo nos daría a los que comunicamos para no caer en ese alarmismo que puede llevar a la angustia o la inacción?
Este libro es un manual de uso. Las claves de la divulgación ambiental son informar y formar. Informar para que tengamos conocimiento de la situación en la que estamos. Y formar en la respuesta y en la reacción.
Y en medio de todo eso unas gotitas de seducción para que la gente no nos considere el ecologista coñazo, como decía Alfonso Usía. Que no resultemos unos cansinos.
En este libro en concreto las ilustraciones son esenciales. Sin los dibujos de Xavi esto hubiera sido imposible. El poder del artista es tremendo, porque te llega al tuétano, te hace ver la belleza de ese animal. En el caso del pez payaso, por ejemplo, o del koala, te deja como diciendo: cómo puede haber una cosa tan bonita en este planeta, y tan tierna y tan dulce y que estemos cometiendo este acto de traición a todos estos animales.
Por eso cada vez hay más proyectos que unen arte y ciencia para luchar contra la emergencia climática.
Te dicho antes que no hay que ser tan alarmista porque estoy convencido de que vamos a superar esta situación. Estoy absolutamente convencido de que vamos a ser capaces de mitigar y de adaptarnos a las nuevas condiciones climáticas que nos hemos autoimpuesto. Estoy convencido de ello.
La pregunta es cuánto sufrimiento y cuántas angustias vamos a sufrir por culpa de la lentitud y de la falta de reacción de nuestros políticos. Esa es la gran duda que tengo.
"El poder del artista es tremendo, porque te llega al tuétano, te hace ver la belleza de ese animal"
Pero que el ser humano va a ser capaz de revertir esta situación o de, por lo menos, adaptarse a ella, de la mejor manera, de eso no me cabe ninguna duda. Y los que llevamos aquí unos cuantos años estamos asistiendo ahora con asombro a que se esté hablando de medio ambiente en programas de televisión, en películas, en musicales…
También que protagonicen el activismo gente como Alejandro Sanz, Javier Bardem o Leo DiCaprio. Gente que desde su rincón, desde su faceta como artista, como creador, como líder de nuestro tiempo, está haciendo cosas a favor del medio ambiente y en contra del cambio climático.
Cuantos más seamos los que estemos convencidos y los que estemos empujando a favor de salir de esta situación muchas más esperanza tendrá la humanidad. Porque esta es una crisis de especie. Necesitamos avanzar hacia una conciencia crítica de especie. Estamos apelando al ser humano, no a los europeos, ni a los americanos, ni a los africanos, estamos apelando a los seres humanos.
Este libro, dice, busca promover en los más jóvenes el amor por la naturaleza. Pero ¿en qué momento perdimos el respeto por el medio ambiente?
En el momento en el que le dimos la espalda a la naturaleza. El ser humano empezó a complicarse la vida cuando se creyó que podía vivir lejos de la naturaleza, olvidándose de ella. Ese fue el gran error que cometió.
Habitamos un planeta que es naturaleza, y el centro de Manhattan, de Madrid o de Berlín son naturaleza, aunque estén asfaltados y rodeados de vidrio y de cemento. Es naturaleza y es un espacio que le hemos okupado –con K– a la naturaleza.
Nuestro grave error fue creernos que podíamos vivir en una especie de naves espaciales, que son lo que ahora llamamos ciudades, y que dentro de unos años, cuando los nuevos urbanistas y los nuevos arquitectos y los nuevos hacedores de ciudades vean lo que hemos hecho con el concepto, van a decir: "Pero ¡madre de dios! ¿Qué hacía esta gente?".
Convertimos una idea fabulosa, la de convivir –que no es exclusiva del ser humano, ahí están las colmenas, las colonias de cría de las golondrinas o los hormigueros–, el gregarismo, en las ciudades de ahora. Ahí está el problema. Ahí empezó la crisis.
"Estamos ante una crisis de especie; necesitamos avanzar hacia una conciencia crítica común"
Por eso urge una vuelta a la naturaleza. Por eso es necesario hablarle a los niños y convencerles de que se asomen a la naturaleza. Luego ya no hay que hacer nada más. Ella ya se encarga del resto. Como decía Peret, ella es una gitana hechicera, y en cuanto el niño sale al bosque o al campo o al prado, a la montaña, al camino, o a la playa y empieza a ver lo que ahí está ocurriendo se queda pasmado, a poco que no le hayamos secuestrado su capacidad de asombro.
Eso sí, si el niño está narcotizado por la tecnología y la pantalla y tiene la mirada absolutamente extraviada por la electrónica va a ser más difícil, pero no imposible.
¿Cómo podemos volver a conectar con nuestro entorno?
Fíjate, acabamos de venir de una experiencia maravillosa que es la del confinamiento debido a la covid, el hashtag #NaturalezaEnCasa fue uno de los que más triunfó durante todo el confinamiento.
Y si recuerdas aquella primavera de calles vacías, y de ciudades semidesérticas, lo que había era gente con la cortina girada y mirando desde casa, descubriendo lo que eran los vencejos, y las encinas y los plátanos de su calle y a la mariposa que se había posado en el geranio, la salamanquesa que iba por la pared de su garaje y descubriendo una fauna...
Como teníamos tiempo y estábamos ociosos y en casa y no podíamos hacer otra cosa, de repente redirigimos nuestra mirada a la naturaleza y descubrimos un mundo fascinante.
"¿Cuántas angustias vamos a sufrir por la falta de reacción de nuestros políticos?"
Lo único que necesitamos es redirigir la mirada, nada más. No hay que hacer ningún esfuerzo, aquí no se trata de irse al Serengueti a ver a los elefantes, sino de coger el tren de cercanías e irse al pueblo, al monte más cercano a disfrutar de los pinzones, de los arrendajos, de las encinas y de los hongos, ahora que estamos en otoño.
La naturaleza está ahí al lado. Y durante el confinamiento la descubrimos. Lo que me temo es que la olvidemos pronto.
Eso le iba a preguntar.
No, yo creo que no la vamos a olvidar, la naturaleza ha venido para quedarse.
Antes mencionada la COP26 de Glasgow y el escepticismo con el que la observa. ¿Qué predice que va a salir de esta cumbre del clima?
A mí me gustaría que las azafatas y los azafatos que van a estar en las entradas de acceso a la feria de muestras de Glasgow en la zona azul de la cumbre, donde están los encorbatados que van a tomar las decisiones y se van a tener que arremangar, les diesen de bienvenida un ejemplar de Te necesitamos.
Porque sería buenísimo que mientras están debatiendo sobre las reducciones de emisiones de CO₂ y los compromisos a los que deben de llegar estuviesen mirando a la cara al orangután, y al oso polar, y al pez payaso y al gorrión y al murciélago. Y fuesen capaces de decir que no, y de no asumir los compromisos que se les van a exigir.
En la cumbre de Glasgow se va hablar de naturaleza muchísimo. La crisis de la biodiversidad está íntimamente ligada a la crisis climática. Una va de la mano de la otra, se retroalimentan, para nuestra desgracia. Y no podemos hablar de crisis climática sin hablar de crisis de la biodiversidad.
Por eso cuando hablamos de contener las temperaturas por debajo de 1,5º estamos hablando de hacer posible que todas esas especies que salen en el libro sigan habitando este planeta cuando nosotros ya no estemos aquí.