El doctor en bioquímica, presidente de PharmaMar –farmacéutica que fundó en 1986– y buceador experimentado, José María Fernández Sousa-Faro (Madrid, 1945), nos cuenta los hallazgos curativos que ha encontrado en el fondo marino, cuyos beneficios ecosistémicos van mucho más allá de proveer de alimentos para humanos y animales. 

Este catedrático en Bioquímica en las Universidades Complutense y de Santiago de Compostela habla también de la sensación de salvar vidas por un empeño personal, algo que hace unos años parecía descabellado.

Porque, como dice, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), en su meta 14.a, no sólo instan a respetar el mar, sino a aumentar los conocimientos científicos e investigar sobre él.

¿Cuál es su primer recuerdo del mar?

Para mí el mar es como respirar, no tengo un primer recuerdo. Como gallego estuvo siempre ahí, en mi familia.

José María Fernández Sousa-Faro, presidente de PharmaMar, durante su intervención en el II Simposio del Observatorio de la Sanidad. Jesús Umbría

¿Ha buceado en 30 países?

O más, sí. Siempre me ha interesado saber qué contenía el mar.

¿No es usted, por tanto, alguien miedoso?

[Responde tranquilo, paciente]. Bucear compensa por lo bonito que es. Cuando buceas te mueves en tres dimensiones, es como volar pero en otro fluido. A menudo buceo sin necesidad de botellas, con un tubillo y unas gafas.

No habrá muchos presidentes de grandes compañías que sean doctores en su sector.

Lo que no hay son catedráticos. Después del doctorado [en Químicas, concretamente se doctoró en biosíntesis de lípidos], me quedé en la universidad, investigando y con actividad docente, y me presenté a varias oposiciones, llegué a ser catedrático e impartí docencia en la Complutense durante 14 años.

¿Y cómo se reenganchó con la actividad empresarial?

Me ofrecieron ir a trabajar como director de investigación a la que era Antibióticos S.A. y como consejero. De ahí di el salto de la universidad a la gestión. Aprendí mucho y me divertí especialmente en esos seis años.

Luego llegó a Grupo Zeltia.

Sí, tras esa experiencia me nombraron presidente de Grupo Zeltia, la empresa familiar [una de las sagas empresariales de las que más se ha escrito en los últimos tiempos].

¿Cuál diría que fue el aprendizaje esencial de esa época?

Yo había aprendido lo difícil que era estar en este sector sin investigar. En el 86, España entraba en la Unión Europea y todo lo que hacía aquí era copiar con una legislación muy laxa. Al cambiar la legislación sobre patentes, hubo que empezar a investigar, pero de verdad. Y para eso tenías que hacer lo que hacían las grandes farmacéuticas, pero con menos medios, menos recursos, menos personas.

Si la naturaleza ya nos había dado excelentes medicinas, ¿por qué no existía ningún medicamento marino?

Y entonces tuvo una idea arriesgada.

Sí [sonríe], tuve una idea arriesgada: hacer las cosas de forma diferente a como lo hacían las grandes farmacéuticas y buscar nuevos fármacos de origen marino, así que fundamos PharmaMar.

¿Cuál era el concepto en su cabeza?

Que si la naturaleza ya nos había dado excelentes medicinas –por ejemplo la penicilina que venía de un hongo, muchos antifúngicos y antibióticos de origen natural–, ¿por qué no existía ningún medicamento marino?

De hecho, la vida empezó en el mar antes que en la Tierra.

En efecto, además, el 75% de los seres vivos de nuestro planeta son marinos, por lo que la lógica decía que deberíamos ser capaces de encontrar medicinas ahí.

¿Cómo lo tomó la prensa de la época?

La primera entrevista que me hicieron fue en un medio económico. Les conté lo mismo que te estoy contando a ti y les pareció una chaladura: para ilustrar el artículo, pusieron una foto mía sobre un fondo marino con el título, creo recordar, Sousa, en el fondo del mar.

Pero el tiempo le ha dado la razón y preside usted una empresa del IBEX-35.

Sí, ahora somos número 1 en el mundo en el desarrollo de antitumorales marinos y compuestos marinos en general. Tenemos tres antitumorales en el mercado que son de origen marino y fuimos los primeros a nivel mundial que logramos en 2007 un antitumoral marino que servía para combatir los sarcomas de tejidos blandos.

Para llevar a cabo esta actividad organizan expediciones.

Para recoger muestras marinas por todos los mares e investigarlas. Si en una muestra pequeña encontramos moléculas que funcionan bien para tratar el cáncer, lo que hacemos es reproducir por síntesis química ese compuesto de la naturaleza en un laboratorio. Tenemos un equipo de síntesis formidable, en el que la mayoría de los científicos son españoles. En España hay talento y una buena formación.

 Si en una muestra encontramos moléculas que funcionan para tratar el cáncer, reproducinos por síntesis química ese compuesto de la naturaleza

En el último congreso mundial MaNaPro se hablaba de ustedes como referencia.

Sí, modestamente admito que todo el mundo nos reconoce como los que llevamos la punta de lanza en haber demostrado que en el mar puede haber excelentes medicinas.

Siendo entonces España el líder mundial, ¿qué otros países también investigan sobre el mar como fuente curativa?

No hay muchos, así que es fácil de responder. En segundo lugar sería Japón, que tiene un antitumoral de origen marino. Después de ellos, quizá Estados Unidos, que no tiene un compuesto marino como tal, pero en ciertas terapias de anticuerpos los conjugan. Actualmente diversas compañías internacionales nos licencian.

¿Cuáles son sus medicamentos más importantes?

Hubo un antes y un después con la aprobación de Yondelis, que además vino a confirmar la hipótesis de que en el mar podía haber excelentes medicinas, cuando se aprobó para tratamiento de cáncer de ovarios.

En este momento, lo que más fuerza nos da es que tenemos un fármaco lurbinectedina que funciona muy bien en un cáncer muy difícil, el cáncer de pulmón de célula pequeña. Ya está aprobado en EE.UU. y se está aprobando en Australia y Singapur. Es un compuesto bien tolerado y con una eficacia alta, y es el que más ingresos está proporcionando a PharmaMar.

¿Cómo viven el momento del descubrimiento?

En un laboratorio grande todos los empleados ven nacer esas moléculas y al compuesto desarrollarse y entrar en el mercado finalmente.

A nivel humano es muy satisfactorio: hace poco, una señora que había contraído en Alemania un sarcoma de tejido blando, tras haber recibido el único tratamiento que existe, tenía una esperanza de vida de seis u ocho meses y le ofrecieron entrar en nuestro estudio experimental.

Ella lo aceptó y finalmente le remitió el tumor, hasta el punto de que esta señora tuvo una hija y le puso de nombre María Yondelis.

"Hemos encontrado que la plitidepsina resuelve las neumonías bilaterales en poco tiempo, unos seis días"

Increíble.

Hace poco, en París un oncólogo tenía un paciente que le pidió que le ajustara el tratamiento para poder participar en el Campeonato de Europa de Triatlón, así hicieron y este hombre fue medalla de bronce. Estas historias nos inspiran.

Llegamos a la plitidepsina, ¿cómo fue ese encuentro?

Durante la covid, nosotros estábamos centrados en cáncer, pero sabíamos que en las muestras marinas que analizábamos existían otras actividades terapéuticas. El año pasado sucedieron dos cosas: la primera, que tuvimos unos ingresos muy importantes, por la licencia a una compañía americana de este compuesto de cáncer de pulmón [se refiere a Jazz Pharmaceutical].

La segunda, con la covid-19, apostamos por la plitidepsina, porque sabíamos que tenía actividad antiviral. Es un compuesto que está probado en Australia y lo más potente que hemos visto jamás. Diferentes expertos (el equipo de Adolfo García Sastre, el Instituto Pasteur, el doctor Clotet…) nos confirmaron que la plitidepsina, comparada con 80 antivirales, era el más potente con diferencia.

En España se planteó un ensayo clínico a la Agencia Española del Medicamento a los dos meses de iniciarse la pandemia, pero fue necesario empezar de cero, por lo que hemos tenido que dedicar un año completo al estudio.

¿Y qué han encontrado?

Hemos encontrado, además de lo que ya sabíamos, que resuelve las neumonías bilaterales en poco tiempo, unos 6 días. Entre el día 5 y el 8 los enfermos moderados dejan el hospital. Ahora estos resultados están en fase III y tenemos investigación y estudios en España, Francia, Grecia, Rumanía, Bulgaria, México, Argentina, Perú, Brasil…

Demostró su intuición con numerosas patentes, ¿alguna otra idea que parezca descabellada hoy?

Mi intuición me dice que existen muchos más medicamentos en el mar, estoy seguro de ello. Nosotros tenemos ahora la mayor colección del mundo de organismos marinos que hemos ido recogiendo a lo largo de 30 años y en los que solo hemos buscado antitumorales.

Esta colección es un tesoro porque es irrepetible [debido a conflictos políticos internacionales hay aguas en las que sería difícil hacer investigación ahora] y porque el día de mañana seguro que nos ofrecerá más antitumorales, pero también antibióticos, antiinflamatorios, etc.

Esta última explicación es probablemente la clave para que los analistas sigan viendo potencial de crecimiento en las acciones futuras de PharmaMar. Ahora que los efectos secundarios a largo plazo, las interacciones entre medicamentos y la progresiva resistencia de las bacterias a los antibióticos ocupan gran parte del tiempo de muchos científicos a nivel internacional, quién sabe qué grandes descubrimientos aún están escondidos en esa colección de aguas de todos los mares.