Isidoro Tapia: "No estamos preparados para asimilar cambios que van a transformar nuestra vida"
El economista y experto en energía habla sobre su libro 'Un planeta diferente, un mundo nuevo' y de cómo el cambio climático ya presenta consecuencias en nuestra vida cotidiana.
18 noviembre, 2021 03:09Hablar del cambio climático desde el presente, teniendo en cuenta que ya nos influye y que no es una cuestión del futuro. Ahí está la clave para entender que sus efectos ya son notables, que modifica muchos aspectos de nuestra vida y que tenemos que ser conscientes de su impacto.
Sobre esto reflexiona Isidoro Tapia (Cádiz, 1979), economista y experto en energía, en Un planeta diferente, un mundo nuevo (Deusto, 2021), que él mismo describe "no como un libro sobre el cambio climático, sino desde el cambio climático".
¿Qué situaciones está transformando en estos momentos el cambio climático?
En muchos casos el cambio climático actúa como un acelerador de tendencias. Ejemplos muy concretos que se repasan a lo largo del libro es el envejecimiento de la población, que al final es el efecto de la caída de la natalidad y el alargamiento de la esperanza de vida.
Una segunda tendencia está en materia de inmigración. Vivimos en una época en la que se ha producido uno de los grandes desplazamientos de la población a nivel mundial. Y, además, el cambio climático provoca que haya sitios del planeta donde no se puede vivir y otros donde el clima provocan que no se pueda mantener unas condiciones de vida parecidas a las que hemos podido vivir hasta ahora.
"Un exceso de alarmismo es tan contraproducente como lo contrario, porque paraliza"
Una tercera tendencia es el desplazamiento hacia la ciudad, es decir, la urbanización. En el fondo, lo más previsible es que la concentración urbana se acentúe. Desde el punto de vista del consumo y de la distribucón de recursos, es la manera más eficiente que hemos encontrado de organizarnos como sociedad.
¿Esto sería, como menciona en el libro, "la japonización de las sociedades occidentales"?
Estos tres factores –envejecimiento, urbanización y grandes desplazamientos de población– ya han tenido lugar en el caso de la sociedad japonesa. Además, una conclusión sobre cómo puede cambiar nuestra configuración social y familiar en los próximos años es precisamente la corresidencia de varias generaciones dentro de una misma casa.
Eso es mucho más habitual en Japón que en otros países, porque hay más población mayor. Han encontrado que la mejor manera de organizarse y aprovechar el espacio es que muchas generaciones convivan dentro del mismo.
Con tantos cambios como explica, a veces tendemos a ser un poco catastrofistas, ¿cómo comunicamos bien los impactos medioambientales y sus efectos sin caer en el alarmismo?
He llegado a la conclusión de que un exceso de alarmismo al final es tan contraproducente como lo contrario, como no transmitir información alguna. Al final, paraliza y provoca que todo el mundo piense que lo que nos queda es algo tan apocalíptico que no hay nada que hacer.
El cambio climático es una cosa global proyectada en el futuro y lo tenemos que transmitir como algo que forma parte del presente y que no es solamente global, sino individual, que va a cambiar nuestra vida.
¿Estamos preparados para asimilar o entender estos cambios?
Como personas y sociedades humanas no estamos capacitados para asimilar o entender cambios a 50 o 100 años vista que supongan una transformación completa de nuestra vida y de nuestro entorno.Esto se vio durante el huracán Katrina en Nueva York.
Mucha gente manifestaba que no se avisó de las consecuencias que podía tener. No fue así. Durante los días anteriores, las autoridades iban informando de lo que iba a suceder. Simplemente, los neoyorquinos no quisieron oír. Fueron a trabajar como si nada pasase. Seguramente porque antes habían oído algunas historias parecidas y no se habían materializado. En aquel caso todo lo que las autoridades dijeron que iba a pasar, acabó pasando.
¿Algo parecido a lo que ha pasado con la covid-19?
En cierto modo es algo que nos pasó con la pandemia. Al principio era algo que estaba pasando en China y que nunca iba a pasar en nuestro país. Tres días después, cuando estaba pasando en Italia, todavía vivíamos bajo la ilusión colectiva de que no íbamos a sufrir las consecuencias.
Teniendo en cuenta todo esto, efectivamente, por cuestiones de condición humana, un exceso de alarmismo es bastante contraproducente. ¿Esto qué significa? ¿Hay que rebajar el tono y contar las cosas de una manera no realista? Pienso que no, pero los humanos reaccionamos mejor cuanto más cerca estén las consecuencias que nos dibujan.
Menciona en el libro que tenemos la tentación de mirar de reojo a los demás y retrasar la adopción de medidas.
Solos no vamos a ningún sitio, pero si nos paramos tampoco. Tenemos que seguir moviéndonos lo más rapido que podamos, pero a una velocidad que permita que las gandes potencias emisoras China, India, Brasil o Rusia se muevan con nosotros.
La atmósfera es única y las toneladas de CO2 que se emiten desde España nos afecta igual que las que se emiten desde China. El clima está interrelacionado y necesitamos que no solamente nosotros reduzcamos las emisiones, sino también que lo hagan los países que más emiten ahora mismo.
Se están tomando muchas medidas a nivel internacional que suponen un cambio muy importante de la manera en la que consumimos, en la que producimos y en la que nos organizamos socialmente. En el futuro vamos a tener dos cosas: un cambio climático muy acelerado y una transformación de nuestros modelos productivos hacia otros mucho más sostenibles.
En algunos aspectos, las transformaciones como consecuencia del cambio climático o las transformaciones como consecuencia de la transición energética son parecidas. Es decir, nuestra vida va a cambiar, ya sea por lo primero o por lo segundo, pero en algunos sentidos las consecuencias de esto van a ser relativamente parecidas.
Afirma que el crecimiento del consumo de la energía y de la economía son dos caras de la misma moneda, ¿por qué?
A partir de la revolución industrial aprendemos a consumir energía y a transformarla en una escala inédita hasta entonces. Y como consecuencia se produce una tranformación completa de nuestra forma de vida.
El salto grande se produce cuando aprendemos a utilizar la energía relacionada con el desarrollo del carbón en el siglo XIX o el descubirmiento de la electricidad en ese mismo siglo. La electricidad es lo que permite meter la energía dentro de nuestros hogares y que actividades realizadas hasta entonces de manera manual empiecen a utilizarse de forma eficiente.
Al final el gran problema de todos los cambios industriales están en los procesos de transición
Esto provoca un incremento exponencial de las condiciones de vida. Ahora de lo que se trata es de preservar esas condiciones de vida que hemos conseguido alcanzar, bien consumiendo mucha menos energía de la que hemos consumido hasta ahora o bien que la energía que consumimos tenga un impacto sobre el planeta mucho menor.
Para reducir ese impacto medioambiental, ¿la transición energética está siguiendo los pasos adecuados?
Creo que sí, pero también son insuficientes. Estamos dando pasos en la dirección correcta, pero estamos siendo extremadamente lentos. Al final hablamos de transformar por completo nuestros modelos productivos y para hacer eso necesitamos que el Gobierno y las empesas inviertan en transformar las tecnologías que tenemos hoy en día por otras nuevas y limpias.
El volumen de inversión a nivel global que se está produciendo es claramente insuficiente para los objetivos climáticos con los que nos hemos comprometido.
¿Será la eficiencia energétca uno de los criterios más importantes a la hora de comprar?
Podrías pensar que no lo suficiente, pero es algo que en cierta medida ya está cambiando los patrones de consumo. Y me explico: en el caso de la compra de un vehículo, hasta hace unos años un consumidor que iba a comprarse un coche nuevo iba a fijarse en la potencia del motor, en la marca o en el diseño, muy pocos miraban variables como el consumo o las emisiones del vehículo.
Este tipo de variables que antes no se tenían en cuenta ahora sí, al menos dentro de la industria automovilística, que está sufriendo una transformación muy grande por diferentes circunstancias.
En el caso de las viviendas es cierto que esto tiene algo más de retraso. Pero se empezarán a tener más en cuenta la categoría energética del domicilio, como cuánto se ahorra o se gasta al año en calefacción.
En el libro dice que "al insistir en objetivos inalcanzables se povoca un divorcio con la realidad que puede generar frustraciones". ¿Son inalcanzables los que nos hemos marcado?
El tema de la negociación climática internacional es importante que se establezcan objetivos ambiciosos porque al final no son arbitraros, sino que vienen de informes cientificos.
Esto exige que los propósitos vayan cayendo en cascada, primero hacia los países y luego hacia las empresas. Esto obliga a una discusión permanente: el establecer objetivos que no se puedan cumplir simplemente con el business as usual sino que obligen a las empresas a cambiar y a apostar fuertemente por las tecnologías más verdes e innovadoras.
El volumen de inversión global es claramente insuficiente para los objetivos climáticos con los que nos hemos comprometido
No es un tema resuelto. Siempre hay que estar empujando pero nunca puedes empujar demasiado porque los sectores pueden procurar el efecto contrario.
Pero para conseguir los objetivos se pasa por un momento de transición.
Puedo decir que quiero llegar a un mundo de cero emisiones en el año 2050, en el que las tecnologías van a tener un peso importante en las tendencias renovables, el hidrógeno verde, las instalaciones de almacenamiento, etc. Pero el gran problema de todos los cambios industriales están en la transición. Es decir, para llegar al final hay unos esfuerzos que tengo que hacer y sectores que van a caer por el camino.
Y luego está lo que yo llamaría la nueva normalidd energética: durante este periodo de transición seguramente vamos a tener episodios de precios altos como lo que estamos viviendo ahora. Porque si tú al gas a o al petróleo les vas reduciendo cada vez más su peso y los conviertes en una fuente de energía residual, es mucho más probable que haya momentos de fuerte volatilidad como los que estamos viviendo durante estos meses.
Con esa nueva normalidad energética vamos a tener que convivir durante mucho tiempo, durante todo este periodo de transición, hasta que seamos capaces de desarrollar las tecnologías y los métodos de producción compatibles con este mundo de cero emisiones. Pero para llegar a él, tenemos que pasar por este camino… y es en las transiciones donde aparecen los mayores obstáculos.