ENCLAVE ODS charla con Enrique Aparicio (Almería, 1983), el CEO y socio fundador de la muy reciente Attyck, un “marketplace de arte” online que acaba de lanzarse en España y que ya está en proceso de implantación en otros países europeos. La idea: crear un espacio en el que artistas y coleccionistas conecten a través de los valores.
Attyck, el nombre de su proyecto, recuerda a la palabra ático.
En cierto modo, el nombre recuerda al ático en el que muchos artistas crearon la vanguardia. Luego el mundo actual demanda una velocidad de adaptación que se simboliza con la K en cursiva al final.
¿Qué es lo que nunca debería ser el arte?
El arte nunca debería ser un conjunto productos de usar y tirar. Tampoco únicamente lo que diga un experto. Ni algo a lo que apenas nadie pueda acceder.
"Nuestra idea es unir a esos artistas independientes con sus compradores"
¿En qué es diferente su visión del arte actual?
Nosotros queremos que se sienta todo el mundo cómodo y que un consumidor medio tenga acceso a piezas creadas por un artista que represente sus valores. El arte como una opción.
¿Funcionará entonces como una comunidad?
Sí, nuestra idea es unir a esos artistas independientes con sus compradores, dar la oportunidad a artistas para que puedan exponer su obra y a muchas personas para que conecten con ellas.
¿Artistas plásticos nuevos o ya reconocidos?
Queremos expandir el mercado del arte. Habrá artistas nuevos y otros reconocidos, pero no por su nombre sino por su calidad. Consagrados, emergentes y jóvenes. Y que sean conocidos también por clientes milenial, que muchas veces no saben que pueden comprarles.
¿Han creado un comité de expertos?
Sí, tres personas que aseguran la calidad, una de nuestras socias es experta en arte, hace captación activa y pasiva, es decir, no sólo con nuestro punto de vista.
¿Puede citarnos algunos nombres?
Jóvenes como Zuania Muñiz, Jean Carlos Puerto, Raquel Algaba o Paco Díaz. Artistas de medio recorrido como Alejandro Bombín, Elvira Carrasco, Clara Carvajal o Pep Carrió. Y consagrados como Teresa Muñiz, Adolfo Barnatán, Diego Moya o Fernando Verdugo.
¿Algunas obras que resaltaría con relación al compromiso con el medio ambiente y lo social?
La serie Baile de la Baraka. La Luna y el sol, de Kimika (2015), la fotografía Walden *9, de Gloria Oyarzábal, o Reunidas en el silencio, de Romina Rivero (2019).
¿Quién es el que vende la obra en su modelo de negocio?
En el 95% de los casos es el artista, no somos nosotros quien la vende, sólo nos aseguramos de que efectivamente tiene los derechos para venderla y hacemos de filtro de calidad y de apoyo a ambas partes para lo que puedan necesitar.
"Una vez que empiezas a comprar arte, es un mundo apasionante"
¿Los propios artistas os darán a conocer?
Muchos de ellos son microinfluencers en las redes sociales, ejercen como nuestros embajadores.
¿Por qué define Attyck como sostenible?
Somos desde luego sostenibles en cuanto al packaging, pero también por el modelo de negocio: del mismo modo que una empresa de moda se basa normalmente en un proceso industrializado de fábricas deslocalizadas, nosotros queremos que sea cada artista el que se beneficie de esa venta, por eso el proceso de sostenibilidad es integral.
¿Una visión corporativa?
Expandir el arte.
¿Tienen estudiado si los compradores repiten?
Sabemos que una vez que empiezas a comprar arte, es un mundo apasionante.
¿Cree que existe un estilo predominante en esta época?
A nivel de comunicación, tenemos muy claro que debemos hablar el lenguaje de la gente joven, el del público milenial. A nivel de estilo, pretendemos cubrir muchos, aunque ambicionamos que el comprador sienta que tiene una obra Attyck.
¿Y un formato o técnica? Vemos que dan importancia al collage y a la ilustración…
Sí, en el mundo del arte parece seguir habiendo un primer nivel y un segundo nivel, pero para nosotros el collage y la ilustración, el street art, todo tiene su posible destino.
¿Alguna concentración de sus compradores por regiones de España?
Las primeras ventas han sido geográficamente deslocalizadas, lo cual nos alegra.
¿Un sueño?
Que mucha gente tuviera obras de arte en su casa, que las adquiriera a menudo vía Attyck y que muchos artistas puedan ganarse la vida con ello.