En el voleibol, el balón debe ser impulsado con golpes limpios, no se permite retenerlo entre las manos de sus jugadoras y no puede tocar el suelo. Y, como queda claro después una conversación con María Luisa Pérez Grasa (Madrid, 1967), el ejercicio de la abogacía sigue bastante bien esa metáfora de coordinación, envites en el aire y límites bien dispuestos.
Sin adelantarnos, empecemos esta historia por el principio: esta jugadora internacional de voleibol, balonvolea o simplemente vóley, que llegó a ser campeona de España, era solamente una niña –tenía 11 años– cuando se hizo socia de Puente Cultural en San Sebastián de los Reyes.
Empezó su carrera en el Madrid Puente Cultural, y pasó por el Norte Real, el Arquitectura y el Sanitas. “Supongo que como yo medía 1.71 cm, un día se acercó un entrenador a mí y me preguntó si me gustaba el voleibol. Recuerdo que le respondí ‘¿y eso qué es?’. Y me dijo, ‘es ese deporte que son dos equipos y hay una red en medio, ¿te suena?’", recuerda entre sonrisas.
En su familia existía una cultura enraizada de la competición deportiva: su padre había sido portero de uno de los clubes que más fans arrastran, el Rayo Vallecano, su hermana era nadadora, uno de sus hermanos, portero del Castilla y el otro, jugador de baloncesto. Así que Pérez Grasa pronto consiguió el sí para enrolarse en el equipo de su club.
“Los valores son las herramientas no físicas que el deporte nos da"
A menudo suele asociarse el éxito deportivo con el mito de un encuentro mágico con la práctica desde el principio, pero Pérez Grasa recuerda que en su caso no fue así. “Es verdad que me gustó desde el principio, pero me costó mucho esfuerzo en esa época. Era desgarbada y aunque tuve buenos entrenadores –a uno de ellos incluso lo he vuelto a ver hace poco y se lo he agradecido–, tuve que aprender y practicar. El vóley es muy técnico, tuve que mirar atentamente alrededor y tomar referencias”.
Pronto llegó la oportunidad de formar parte de la Selección española y competir a nivel internacional. Y, claro, llegó el éxito. Pero, para ella, la gran contribución deportiva es sobre todo en valores. “Los valores son las herramientas no físicas que el deporte nos da, que son muchas”.
Del vóley al derecho
Pérez Grasa empezó a estudiar Filología inglesa cuando aún jugaba con la selección y en Sanitas. Pronto se dio cuenta de que aquello no era lo suyo, y terminó decantándose por Derecho. Mientras, seguía compitiendo en la universidad. “No negaré que también requirió esfuerzo, pero desde luego el derecho era también mi vocación”.
En 1992 dejó oficialmente el voleibol: ya no sería jugadora. Sin embargo, este deporte había dejado mella en ella y no se llegó a desvincular de él. Comenzaba así una nueva época, ahora como parte del órgano de disciplina de la Real Federación Española de Voleibol (RFEVB). Y también como miembro de las comisiones legales de la Confederación Europea de Voleibol (CEV) y de la Federación Internacional de Voleibol (FIVB), organismos en los que realiza, junto a otros abogados de otros países, funciones de asesoramiento y apoyo legal.
Además, ejerce en el despacho Criterio Legal desde hace más de 15 años, y es mediadora del Colegio de Abogados. Su experiencia mixta como jugadora y abogada le ha permitido transferir conocimientos entre ambas áreas.
PREGUNTA: ¿No es incompatible entonces una carrera en el voleibol con una en el derecho?
RESPUESTA: En absoluto. Es más, yo soy abogada por el voleibol, por las herramientas que me dio.
P.: ¿Qué herramientas aporta la práctica del vóley a la abogacía?
R.: Cosas como el trabajo en equipo, la disciplina, la capacidad de esfuerzo, el saber convivir con gente de diferentes ámbitos, el respetar… incluso el saber disfrutar. Y también el saber perder.
P.: ¿Qué significa para usted saber perder?
R.: Me refiero a la tolerancia a la frustración, que me parece clave en cualquier carrera. Y a la resiliencia, a ser capaz de levantarnos.
P.: ¿Alguna característica del voleibol que destaca concretamente?
Es un deporte de equipo, de valores e incentivos. No es de contacto físico, lo cual disminuye la confrontación. Es muy de esfuerzo, estrategia y de conexión entre jugadoras, en el que todas participan. Es una familia.
P.: ¿Y al revés, el derecho al vóley?
R.: Quizá me haya servido para anticipar ciertas problemáticas, para adelantarme a los acontecimientos en mis funciones actuales, a tener una visión global, pero concreta. Ten en cuenta que trato con abogados de distintos países sin conocernos, ni hablar los mismos idiomas.
P.: ¿Tienen los deportes que actualizar su legislación?
R.: El deporte es un ámbito muy vivo y muy activo. Por tanto, hay que estudiar, mejorar y adaptar su legislación.
A día de hoy, no practica vóley pero sí natación. Para ella, “es importante no dejar de hacer deporte en términos de salud, a pesar de la pandemia”. Ahora, es presidenta de la Comisión Mujer y Voleibol de la Real Federación Española de Voleibol.
"La mujer abandona las canchas antes de la edad natural para ella, sin considerar otras opciones"
Vóley y mujer
Pérez Grasa explica que el catedrático Aurelio Ureña ha elaborado recientemente un estudio estadístico en el que ha encontrado que los clubes son normalmente fundados o dirigidos por hombres que han sido previamente entrenadores. De ahí ha surgido una idea para apoyar a más mujeres a que sean entrenadoras de este deporte, con el objetivo presumible de que esto pueda tener un impacto muy positivo en el acceso de la mujer a puestos directivos técnicos y en su momento federativos, en los próximos años.
PREGUNTA: ¿Qué opina del vóley femenino en España?
RESPUESTA: El voleibol es un deporte en el que el número de licencias de mujeres es muy elevado. Sin embargo, un estudio reciente de la Federación pone luz sobre un hecho curioso: la mujer abandona las canchas antes de la edad natural para ella, sin considerar otras opciones. Por eso hay que dar un paso adelante.
P.: ¿Cuál es la solución?
R.: Estamos actualmente inmersos en el proyecto Atenea, una iniciativa pionera destinada a jugadoras internacionales. La primera generación ha sido de jugadoras que ya habían terminado su carrera.
El programa del que habla Pérez Grasa, ahora, está conformado en cinco acciones. Se empieza con la denominada Atenea Acredita, una formación de tecnificación específica para convertirse en técnicas del programa 2025 en el que la Federación viene trabajando desde hace años. Se continúa con la Atenea Inteligente, una serie de sesiones de coaching para que rompan barreras y superen clichés limitadores de las mujeres y que, en un entorno masculino, den un paso adelante.
Después viene la Atenea Incorpora, "para propiciar que las ateneas empiecen a incorporarse a clubes y cuerpos técnicos", explica. Luego, la Atenea Visible, para potenciar su visibilidad. Y se acaba con la Atenea Mentora, un programa que ha consistido en que la primera generación de ateneas se conviertan, previa formación, en mentoras de jugadoras que están en la concentración permanente de Soria comenzando su andadura internacional como jugadoras.
De esta manera, concluye Pérez Grasa, esperan "que todo este esfuerzo, de nuevo, conjunto y de equipo, potencie la presencia de la mujer en el voleibol".