Brett Scott, el antropólogo del dinero: “Los ‘criptobros’ se creen depredadores, pero son parásitos del sistema"
El exbróker sudafricano analiza con ENCLAVE ODS los peligros de la "guerra contra el dinero en efectivo".
24 septiembre, 2022 03:01El dinero digital –que no es solo lo cripto– está desterrando al efectivo. Cada vez se hacen más transacciones con tarjeta, móvil o plataformas como Paypal o Bizzum. Cada vez son más las personas que echan mano a su cartera y se encuentran sin dinero suelto. Esto, según el ex agente de bolsa y antropólogo económico sudafricano Brett Scott, es parte de una gran “guerra contra el dinero en efectivo”, que lleva décadas librándose.
Scott se define como activista financiero, y en su último libro, Cloudmoney: efectivo, tarjetas, criptomonedas y la lucha por nuestras carteras (Debate, 2022), explora el funcionamiento del sistema nervioso de las sociedades modernas: el sistema monetario.
Ese en el que todos tenemos experiencia, porque vivimos inmersos en él, pero del que muy pocos entienden realmente su funcionamiento. Aunque tiene sentido, pues, dice, es complicado para los humanos entender “sistemas invisibles, a gran escala”.
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Y lo explica: “Puedo entender algo que está frente a mí, que veo con mis propios ojos, como un vaso de agua. Sin embargo, una gran estructura en red invisible que se extiende por todo el globo es algo más complicado de contextualizar. Por tanto, la mera escala de estos sistemas [el financiero y el monetario] es lo que, normalmente, impide a la gente imaginar lo que ocurre”.
Eso sí, Scott asegura que también hay que tener en cuenta que, “tradicionalmente, las disciplinas económicas más mainstream han sido incapaces de describir bien el sistema monetario”. Según este antropólogo económico, lo que se suele hacer es, en vez de describir el sistema en sí, explicar qué hace.
“Dicen cosas como que el dinero es un medio de intercambio, pero no explican qué es en realidad. Es como si para describir una silla dijeses que es un lugar para sentarse; pero es que también te puedes sentar en el suelo, en un sofá, encima de la mesa… Habría que describir la estructura y también su uso. Y eso es básicamente lo que ha venido ocurriendo con el sistema monetario”, cuenta.
Eso es precisamente lo que ha intentado hacer Brett con su libro Cloudmoney: describir el sistema monetario en todas sus capas, incluidos los principales actores que juegan un papel clave en las interacciones a nivel mundial. Porque, explica, “si quieres entender la política del dinero, tienes que entender quiénes están involucrados en el proceso de creación de ese dinero”.
Y recuerda: “En esta lucha del efectivo vs. el dinero digital, hay que entender que estamos hablando de dos estructuras completamente diferentes en las que entran en juego diferentes actores con distintas agendas políticas”. Sin embargo, “al público se le intenta vender que son lo mismo, que uno es una forma mejorada del otro. Pero no, son dos sistemas separados que compiten entre ellos”.
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Pregunta: Si nos cuesta entender el sistema monetario de toda la vida, ¿qué pasa con el de las criptomonedas, que tan de moda está? ¿La gente entiende de qué va?
Respuesta: En realidad, lo que pasa con la gente no entendiendo o malinterpretando el dinero en general se ha traducido al criptomundo. Por ejemplo, mucha gente, si ve una pantalla con números, lo asocia a una cuenta bancaria. Esa es la apariencia visual del sistema monetario. Pero detrás de eso hay una gran estructura que no puedes ver. Y ese mismo imaginario se aplica al sistema monetario.
Esta apariencia visual también está explotada por los criptosistemas: imitan al sistema monetario porque, visualmente, parecen lo mismo. Es superfácil confundir a la gente con estos dos sistemas que no se pueden ver.
Y Scott sabe de lo que habla. Él mismo reconoce haber estado presente en los inicios del criptomundo y de Bitcoin. Del que se salió por no gustarle “el ambiente que se estaba generando”. Por eso, asegura, sin pelos en la lengua, que “el criptomundo funciona como un parásito, y es muy bueno como tal, en el imaginario del dinero”.
Y lo explica: “Esos objetos que compras y vendes por criptodinero en realidad no tienen una apariencia visual. Por tanto, estás comprando y vendiendo algo que parece dinero, pero no lo es. Y el motivo por el que se están saliendo con la suya es porque el público realmente no entiende cómo funciona el sistema monetario”.
P.: Usted es bastante crítico con todo lo relacionado con las criptomonedas.
R.: No diría tanto que soy crítico con lo cripto, sino más bien con la narrativa y la historia que se se ha creado a su alrededor. Son cosas diferentes. Los Bitcoins, por ejemplo, tienen mucho éxito porque funcionan como parásitos del sistema monetario existente. Pero no critico al parásito, porque tiene éxito en lo que está haciendo. No hay nada malo en ser un parásito dentro de un ecosistema; es una manera de sobrevivir.
Sin embargo, creo que Bitcoin es un parásito monetario muy ingenioso, pero el problema está en que depende de su anfitrión, el sistema monetario actual. Y hay quien considera esto anticripto, porque en cierta manera este argumento ataca a esos criptobros que quieren creer que son depredadores, que están en la cúspide, pero no es así.
Eso, dice, no es ser crítico. Pero, cuenta, “la industria en la que se insertan las criptomonedas depende de una narrativa muy específica para venderse. Y para ello presentan una historia falsa. Y el hecho de que Bitcoin se haya convertido en un parásito monetario permite que se desarrollen nuevas estrategias políticas en la sociedad”.
Scott argumenta que cualquiera puede usar Bitcoins y este sistema, pero “eso no quiere decir que vaya a destruir el sistema monetario existente”. Porque, remarca, “de la misma manera que un parásito depende de su anfitrión, Bitcoin depende de ser respaldado por el dólar estadounidense antes de poder usarse”.
P.: Antes mencionaba que muchas personas piensan que el dinero digital era una mejora del sistema monetario. ¿Eso es lo que pasa con las criptomonedas?
R.: En este caso, no hablo de los Bitcoins, sino de las plataformas de pago, de Visa, de las tarjetas, del sistema de banca digital. Porque la industria de los pagos digitales y todos los actores anti dinero en efectivo han intentado, históricamente, asociarlo a los coches de caballos del siglo XIX.
Y de esa idea desarrollar esta noción de que lo que está ocurriendo, que el metálico desaparezca, no es más que una mejora o actualización a este nuevo sistema, que es mejor y más rápido. Por lo que confían en que la gente vea que simplemente están apostando por un tipo de dinero que es más avanzado.
Scott nos anima a buscar en Google las palabras 'dinero digital’. “Verás que esta retórica lleva aparejadas imágenes de dinero disolviéndose y convirtiéndose en datos. Pero es una manera errónea de presentar la situación”.
Bici vs. coche, efectivo vs. tarjeta
Este antropólogo económico sudafricano, ahora afincado en Berlín, utiliza varias metáforas para entender cómo funciona el sistema monetario mundial. La primera es la del casino: “Cuando vas al casino, la banca te cambia el dinero por fichas, pero estas no son ninguna mejora. El efectivo y las fichas están conectadas, pero estas últimas son emitidas por una entidad privada y tienen una forma física. Puedes usarlas en el casino o canjearlas por dinero. Y ese es el único motivo por el que la gente confía en ese sistema”.
El sistema bancario, dice, funciona de manera similar. “La unidad digital que ves en tu cuenta son como fichas digitales emitidas por el banco que están psicológicamente atadas a sistema monetario nacional. Por tanto, no es ninguna mejora, ¿no? La confianza en el sistema de dinero digital está basada en el dinero físico. Y esto lo ves muy bien cuando hay una crisis financiera, que todo el mundo corre al cajero a sacar dinero. Como resultado, no es una mejora, sino que ambos sistemas están conectados, son simbióticos”.
La segunda metáfora que utiliza Scott es más visual: una bicicleta. “El dinero físico es un sistema público de pagos en forma de bici, un medio de transporte más antiguo que los coches modernos y que, sin embargo, ahora mismo está más de moda que nunca”.
El sudafricano asegura que, como los vinilos o el sistema postal, hay muchas cosas que son viejas, pero no anticuadas. “La industria de los pagos digitales depende considerablemente de demostrar que si el efectivo es más antiguo tiene que ser anticuado también”, explica. Eso sí, “es un sistema diferente que sirve de contrapoder para con el sistema digital”.
Por eso, asegura, lo que argumenta es que “necesitamos mantener ambos sistemas, para que haya un equilibrio de poderes entre los sistemas públicos y privados (es decir, las grandes tecnológicas) como ocurre con la industria automovilística y la de las bicicletas”.
Guerra contra el efectivo
Al final, explica Scott, el sistema de pagos en efectivo es de titularidad pública, mientras que el digital pertenece a las grandes tecnológicas. Y sigue con la metáfora automovilística para explicar los peligros de, como la llama, “guerra contra el dinero en efectivo”.
“La industria de pagos digitales ha creado esta narrativa de carros de caballos versus coches; sin embargo, de lo que deberíamos estar hablando es de bicicleta versus Uber. Porque tú puedes controlar tu propio coche, pero no controlas el Uber que coges. Es falso que los pagos digitales sean como un coche, son más como si dependieses por completo de Uber para moverte”, sentencia.
Y continúa: “Imagina un escenario en el que tu sistema de transporte, al completo, dependiese de la empresa Uber. Aunque superficialmente pueda parecer que no pasa nada, en realidad hay múltiples problemas. Por un lado, le has transferido un enorme poder político a un sector privado con una ética cuestionable. Y en la mayoría de las sociedades lo que queremos es que haya un equilibrio entre lo público y lo privado. Desde un punto de vista de cultura política y social, no quieres que haya un control corporativo absoluto”.
Aunque este no es el único peligro de la “guerra contra el dinero en efectivo”. Brett recuerda que la dominación de lo digital también implica un problema de vigilancia e, incluso, alerta, “ya empieza a tener el control de nuestras acciones, de decirnos qué podemos y qué no podemos hacer”. Serían, dice, como “un cartel que tienen poder para vigilarnos y censurarnos económicamente y al que le habríamos cedido la dominancia voluntariamente”.
En un mundo sin efectivo, explica Brett, nos enfrentaríamos también a problemas de resiliencia. “Si se cae el sistema eléctrico, nos quedaríamos sin acceso a nuestro dinero”, afirma. Y es que “todo el sistema dependería de que haya conexión con los centros de datos”.
Pero también, afirma, habría problemas de exclusión social. “Si no tienes acceso a la banca digital, estás fuera del sistema”, sentencia. Por eso, insiste, la clave está en el equilibrio. “Necesitamos un equilibrio entre el sistema monetario tradicional y el digital, para que haya equilibrio entre lo público y lo privado”.
Durante toda la conversación, Brett insiste en que sus críticas a la “guerra contra el dinero en efectivo” no implican que sea “anti mundo digital”. Más bien, asegura, “estoy más por la labor de crear un verdadero equilibrio entre los dos sistemas, que puedan coexistir en igualdad de condiciones, para que nadie pueda perder por completo su autonomía ni depender solo de uno de los dos”.
P.: Es como cuando hablamos de cambio climático o de tecnología; parece que siempre llegamos a la misma conclusión: un puñado de corporaciones privadas controlan infraestructuras críticas para todos.
R.: Exacto. Pero también te digo que no soy ingenuo, sé que formamos parte de sistemas que ya existen y de los que no podemos salir. Pero a nivel político, necesitamos encontrar el equilibrio de poder. Es importante crear sistemas alternativos que controlen o moderen los excesos de los que ya existen. Vivimos una situación contradictoria: somos dependientes de estas tecnologías que no necesariamente buscan nuestro bienestar o tienen los mismos intereses que nosotros. Y por eso apuesto, totalmente, por no ser totalmente dependientes de un solo sistema.
Cuenta Brett que hay quien le acusa de “querer que todo el mundo utilice solo dinero en efectivo”. Pero, asegura, ese no es su alegato: “Vivimos en un sistema capitalista corporativista y para la mayoría de las personas los pagos en efectivo ya no son una opción. Es comprensible, muchos han nacido dentro de ese sistema y no conocen otra opción. Sin embargo, hay que mostrarles que hay alternativas, que si se cae internet no tienes por qué quedarte en el limbo económico”.
Y es que, recuerda Brett, el sistema de pagos en efectivo es, en realidad, el más grande del mundo. La mitad de la población lo utiliza, pero el problema está, dice, “en que hay una narrativa que nos dice que eso acabará cambiando, que esas personas se adaptarán y pagarán con tarjeta u otro sistema digital”. Pero, insiste, “esto es como las bicicletas y los coches, la primera siempre vuelve, resiste”.
Un mundo sin 'metálico'
P.: ¿Cómo sería ese mundo sin dinero en efectivo si llegase a darse?
R.: No creo que sea viable, pero vamos a imaginarlo. Sería un mundo en el que nadie podría salirse del sistema bancario. No habría dinero fuera del banco, literalmente. Ahora mismo aún tenemos esa distinción entre el dinero que tenemos en nuestro bolsillo y el que está en el banco; en una sociedad sin metálico eso no existiría.
Y si piensas en esta situación dentro de la sociedad de mercado a gran escala, por ejemplo, yo elijo qué periódico comprar, o compro varios si me apetece. También puedo elegir no leer el periódico. Tengo muchas opciones. Puedo evitar determinadas cosas, pero hay una que no: el intercambio. Es la manera en la que sobrevives en esta sociedad, intercambiando dinero por cosas o servicios.
Como el dinero es el mecanismo para hacer esto, si esa infraestructura pasa a estar bajo el control total de unos actores específicos, estos adquieren el poder absoluto sobre tus decisiones. Eso es muy peligroso. Porque si no formas parte de ese sistema, si no tienes acceso a las instituciones que tienen el control del sistema de pagos, entonces estás en desventaja social.
P.: En su libro habla de cómo vivió años de apagones en Sudáfrica cada vez que fallaban las infraestructuras eléctricas. ¿Qué pasaría si, en estas sociedades cada vez más digitales y con menos efectivo, hubiese un apagón de, pongamos, varias horas o un día?
R.: Volviendo a la metáfora del transporte, si tenemos una movilidad en equilibrio y de pronto hay un atasco masivo, tienes otros medios para llegar a tu destino. Y la bici se convierte en tu salvavidas. Lo mismo ocurre aplicado a cualquier otro sistema.
Cuando dependes exclusivamente de una infraestructura digital a gran escala que tiene debilidades –como que una institución en particular la utilice a su antojo–, se convierte en un objetivo para ataques que exploten su debilidad. Y ya no solo hablamos de apagones, también de ciberataques, de ciberguerras…
En una sociedad sin efectivo, atacar el sistema de pagos es la mejor manera de generar caos y desestabilización. Porque si vives en una sociedad de mercado capitalista, todo el mundo sobrevive gracias al intercambio; así que si quieres paralizarla, solo tienes que paralizar el sistema de pagos.
Si ahora mismo eres funcionario de seguridad nacional y apuestas por una sociedad sin efectivo para luchar contra el mercado negro y los pagos en b, tienes que pensar también que los pagos exclusivamente digitales también te hacen más vulnerables a ciberataques, generan problemas de resiliencia y, sobre todo, de desigualdades.
Por suerte, Brett asegura que la narrativa está cambiado porque “no le queda otra”. Esa sociedad sin dinero en efectivo no llegará a materializarse, dice el exbróker. Y es que la gente está cada vez más concienciada, asegura, “con los riesgos de ser totalmente dependientes de la tecnología”. Porque, continúa, “la tecnología ya no se ve como hace diez años: ahora muchos somos conscientes de que genera adicción, de que no podemos estar 24/7 atrapados en ella”.
Y concluye: “Estoy seguro de que dentro de no tanto habrá un movimiento cultural de gente joven, muy joven, que han nacido en este mundo eminentemente digital, que exigirá una alternativa y recuperará el dinero en efectivo. De la misma manera que estamos recuperando los vinilos, también pasará con el dinero”.