“¿Cómo puedo ayudar a mi hermana para que tenga un futuro mejor?”. Esa fue la pregunta que se planteó Miki Martín Larrañaga, un joven universitario de 21 años. Para él, nada importa más que ella. Está incluso dispuesto a dedicar su vida a generar un impacto social positivo. Por ello, junto a otros compañeros de clase, creó Akalipe, una marca de ropa que busca integrar a las personas con discapacidad.
El proyecto surgió en las aulas del Campus de Madrid de la Universidad de Mondragón. Miki estudia un grado Leinn, cuya metodología, que nació en Finlandia hace 25 años, es completamente innovadora: se basa al completo en la práctica. Según nos cuentan Miki y Laura —que también participa en el proyecto— en cada clase son solo 20 alumnos y todos deben crear empresas reales.
La de ellos es Akalipe, un proyecto con un gran trasfondo social y que tiene un vínculo especial con Carlota, la hermana de Miki. El nombre de la marca, cuenta, es el grito que lanza ella cuando está enfadada. “Cuando dice ‘Akalipe’, toda la familia lo sabe, la dejamos en paz y, a la hora, ella vuelve tan feliz y contenta como siempre”, remarca.
El método de funcionamiento que proponen en Akalipe es sencillo. Las personas con discapacidad son las que realizarán los diseños y, ellos, los estudiantes, serán los que se dedicarán a todo el proceso de fabricación de la ropa y a vender el producto en su página web.
El objetivo, cuentan, es demostrar que los universitarios y las personas con discapacidad pueden trabajar conjuntamente como un equipo. “Como si se tratara del Real Madrid”, bromean. “Hoy mismo hemos tenido reuniones con dos padres que tienen un hijo con discapacidad y ya está empezando a hacer diseños para empezar a mandarnos y a empezar a interactuar con clientes reales para venderlos”, señala Miki.
Por ahora, cuenta, solo han lanzado un prototipo de camiseta, aunque pronto pondrán en marcha varios modelos más y ya se han reunido con varias empresas para su venta. Eso sí, la primera camiseta es algo muy especial para Miki. En ella aparece como logo un dibujo de su hermana Carlota. “Son sus dos frutas favoritas: la sandía y la papaya”, explica. Y el resultado ha sido una “sandaya”, como ella misma lo denomina.
Cada camiseta dispondrá de una etiqueta en la que aparecerá la foto del diseñador y un código QR con el que se avisará al diseñador que se ha vendido su producto y se graba su reacción. “Queremos transmitir la fuerza del proceso”. Esto es, que las personas puedan apreciar lo bonito que ha sido todo el camino hasta la creación del producto final.
Asimismo, añaden, en su página web —que ya está en su fase final de diseño— aparecerá la foto de cada diseñador, una pequeña descripción que desee y, además, incorporar el currículum de todas las personas con discapacidad que participan en el proyecto. “Queremos transmitir transparencia y generar una oportunidad de empleo para que estas personas se puedan integrar aún más en la sociedad”, afirma Miki.
Akalipe aspira a convertirse en una marca de ropa más, como cualquier otra. Pero, para Miki, lo más importante es que “ellos [las personas con discapacidad] sean los protagonistas del proyecto y crear una comunidad muy alegre para que las personas puedan ver cómo es el mundo de la discapacidad”. Así, para Miki, si el proyecto se consolida, aspira a convertirse en un “vehículo para que estas personas puedan integrarse en la sociedad”.