Catherine Bosshart, presidenta de la Business and Professional Women (BPW-International), la principal asociación de mujeres profesionales del mundo, recibe a ENCLAVE ODS en su habitación en el céntrico hotel madrileño Gran Hotel Conde Duque. Nos abre la puerta y nos recibe amablemente. La sala que precede al dormitorio, donde hacemos la entrevista, es pequeña, pero los dos sofás y la mesa de cristal que ocupan el espacio hacen del habitáculo un lugar agradable y elegante.
Suiza de nacimiento, Bosshart es doctora en historia contemporánea y moderna y especialista en estudios de género. Tras estudiar en su país natal, en Alemania y en Estados Unidos, acabó siendo profesora de historia contemporánea en la Universidad de Friburgo. Fue en esta ciudad alemana donde, junto a otras compañeras, fundó la representación local de la BPW en 1997.
Ahora, más de un cuarto siglo después, preside esta organización internacionalmente. Antes fue presidenta del grupo internacional de BPW ‘Archivos’ en Ámsterdam y, desde 2012, la principal representante de BPW International ante la ONU en Ginebra (Suiza). En 2021, en la trigésima asamblea, fue elegida como presidenta de la organización para el trienio 2021-2024.
Se encuentra en la capital española para entregar los premios Lena Madesin Phillips, nombrados en honor a la fundadora, que entrega la Asociación de Empresarias y Profesionales de Madrid (BPW-Madrid). Unos galardones que buscan reconocer a las mujeres, hombres, empresas o entidades que destacan por su contribución al desarrollo económico, social y cultural desde una perspectiva de género.
Entre las diferentes premiadas, Bosshart entrega el galardón 'MUJER QUE REINVENTA EL MUNDO' a Cruz Sánchez de Lara, editora de ENCLAVE ODS y magasIN, por su defensa de los derechos humanos y su apuesta por la innovación social.
Su organización está cerca de cumplir el centenario. ¿Cuál es su origen?
La organización fue creada por una abogada llamada Lena Madesin Phillips. Ella era de Kentucky y originalmente era pianista, pero tuvo un accidente, lo que le privó de poder seguir tocando profesionalmente. Siguiendo los pasos de su padre, que era juez, decidió estudiar derecho y tras el final de la Primera Guerra Mundial, se le pidió crear una organización para ayudar a las mujeres que estaban ingresando en diferentes profesiones.
En aquel momento, había muchos hombres que habían caído en la guerra y la economía dependía en gran parte de las mujeres. Por otro lado, las mujeres necesitaban tener a alguien que las defendiera. Y ella lo hizo. Tuvo mucho éxito en Estados Unidos y, en la década de 1920, comenzó a crear una conexión con otras mujeres de Europa. Al final, se reunió con ellas y en 1930 se fundó BPW en Ginebra.
También tuvieron un papel en la fundación de las Naciones Unidas.
Sí, en 1945 participamos en las negociaciones en San Francisco para la creación de las Naciones Unidas y muy pronto nos convertimos en un miembro del Consejo Económico y Social (ECOSOC). Fuimos la primera oenegé en ser parte de este organismo. Podemos intervenir en las negociaciones y presentar declaraciones.
Asimismo, también estamos en el Consejo de Derechos Humanos de Ginebra, donde podemos presentar declaraciones para cuestiones específicas. Actualmente, tenemos 26 representantes ante diferentes organismos internacionales en Nueva York, Ginebra, Viena y Bangkok. Tenemos numerosos proyectos con la FAO y la UNESCO. Y ahora estamos intentando trabajar con la Unión Europea.
Como presidenta de la federación internacional de BPW, ¿nos podría explicar qué hace exactamente su organización?
Es una red de mujeres de todo tipo de profesiones, en el que nos ayudamos mutuamente. Tenemos diferentes ejes de actuación. En el primer nivel, y es algo que casi nadie suele comentar, formamos en liderazgo. En la organización, las mujeres pueden asumir diferentes puestos como tesorera, o incluso vicepresidenta o presidenta. Y pueden liderar un pequeño grupo y crecer con él.
Esto te da una seguridad diferente a lo que puedas aprender en una escuela de negocios, ya que aprendes mediante la práctica: tienes que tratar de persuadir a las personas, empoderarlas y ayudarlas a ver cuál es el propósito de la organización.
Luego, a nivel de federaciones nacionales, realizamos numerosas actividades de formación como seminarios web. Estamos trabajando también en un programa de incidencia que busca la igualdad salarial, la eliminación de cualquier tipo de discriminación y de violencia contra la mujer, y todo tipo de medidas para romper el techo de cristal.
La BWP es una asociación de mujeres, pero ¿cómo se puede implicar a los hombres?
Creo firmemente que es posible involucrar a los hombres. Tengo un marido que es feminista y siempre digo que muchas veces los hombres hacen más por las mujeres que las mujeres por sí mismas. De hecho, aunque BPW es una organización compuesta principalmente por mujeres, en Estados Unidos hay hombres que forman parte de la organización.
Sin embargo, uno de los grandes problemas que tenemos es el patriarcado, y mientras sigamos en esta línea, no avanzaremos mucho. Por ello, hemos creado las Women Empowerment Principles (los principios de empoderamiento de las mujeres), que son para hombres y mujeres. Estos principios buscan que las grandes empresas introduzcan medidas para alcanzar la igualdad salarial.
Desde su perspectiva, ¿cómo describiría la situación actual de la igualdad (o desigualdad) de género en el espacio de trabajo?
Depende mucho de dónde te encuentres y muchas veces la diferencia [entre hombres y mujeres] está en la discriminación oculta. En los países europeos, las mujeres no avanzan tan rápido como los hombres. Cuando una mujer está de baja por maternidad, es probable que no sea ascendida. Si tiene tres o cuatro hijos, igual se piensa dos veces si volver al trabajo. Pero, por supuesto, tenemos diferentes continentes y diferentes realidades.
Precisamente, en los últimos años las empresas han aplicado cada vez más políticas para avanzar hacia la igualdad de género, pero no son pocas las voces que hablan de ‘pinkwashing’. ¿Cree que es una preocupación real o es solo una fachada?
Tengo la impresión de que es una preocupación real. Sobre todo por parte de los gobiernos, que están adoptando más políticas de igualdad. En Suiza, por ejemplo, existe una calculadora donde se puede calcular la igualdad de tu empresa, pero no es obligatorio.
En otros lugares del mundo, como en el continente africano, en las democracias que son más jóvenes, es a veces más fácil aplicar este tipo de medidas. En Kenia, por ejemplo, se introdujo una cuota de género en el que se reserva un tercio de los miembros de los órganos electivos o designados a las mujeres.
[LeadHers, el proyecto de mujeres en el que te puede tutorizar hasta una ministra de Francia]
Entonces, considera que la discriminación positiva es algo beneficioso para la sociedad.
Si el gobierno trabaja con empresas lideradas por mujeres, y si esto se hace mediante una ley, el cambio será enorme. Esto no quiere decir que las mujeres sean menos capaces. De hecho, existen estudios que dicen que las empresas en las que existe un equilibrio entre el número de hombres y mujeres son mucho más efectivas. No lo veo como una discriminación, sino como un beneficio para las compañías.
¿Cómo ve el futuro? ¿En qué cree que debe poner el foco su organización?
Mi objetivo ahora como presidenta es establecer una project manager fija que pueda buscar proyectos en los que podamos trabajar o cooperar. La anterior presidenta también empezó un proyecto bastante grande para crear una base de datos y, por el momento, funciona bastante bien.
También hemos creado una tarjeta de negocios online para que nuestras socias puedan conectarse sin importar el continente en el que estén y mejorar así la cooperación horizontal dentro de la organización. No obstante, no ha tenido el éxito que esperaba que tuviera, ya que algunas mujeres mayores tienen problemas con la tecnología. Por eso, intentamos que los miembros más jóvenes ayuden a los más mayores.
Pero, por supuesto, tenemos nuestras limitaciones. Una de nuestras grandes preocupaciones son las mujeres afganas. Y aunque me gustaría ayudar, es muy complicado llegar hasta ellas. En cambio, hemos podido ayudar a las mujeres ucranianas.
Ahora mismo estamos ayudándoles mediante comunidades de ucranianas ya establecidas en los países de acogida. Nos hemos dado cuenta de que existe una gran comunidad de artistas entre ellas. Y, por ello, estamos intentando organizar una exhibición. Espero que lo podamos materializar en el futuro próximo.