Para el cineasta austriaco Robert Schabus, los Alpes son la representación perfecta de ese “péndulo que se balancea” que es la vida. En las montañas que coronan Francia, Suiza, Italia, Austria, Alemania y Eslovenia se producen todas las contradicciones humanas: “Hay muchas regiones en las que no hay seres humanos, y otras tantas en las que se da lo contrario, hay demasiada gente, demasiado tráfico, demasiados negocios”, explica.
Pero, reconoce, “los Alpes no son solo lujo, son también duros, inhóspitos”. Y eso es precisamente lo que busca mostrar con su película Alpenland. El documental, que ha formado parte de la programación del festival de cine sobre desarrollo sostenible Another Way Film Festival (AWFF), explora, como su propio autor indica, “la manera en que los seres humanos nos relacionamos con la naturaleza, el paisaje y los animales”. Una relación que, dice Schabus, “se ha perdido en los Alpes”.
Con Alpenland muestra cómo, por un lado, las montañas centroeuropeas son una paradoja en sí mismas, un lugar de contrastes. Y Schabus sabe de lo que habla, pues creció en un pueblecito en el sur de los Alpes austriacos. “En las últimas décadas he visto cómo el paisaje y el turismo se ha transformado”, explica.
La realidad de los Alpes
Durante el documental, Schabus asegura que descubrió algo sorprendente: “En el zermatt, uno de los deportes de invierno más famosos de los Alpes, tienen que cubrir el glaciar en verano desde hace veinte años porque, por culpa del calentamiento global, se derrite”. Esa, dice, es su “solución”, en vez de buscar algo más “permanente” o “un cambio estructural”.
Pero también se dio cuenta del hondo impacto que la despoblación está teniendo en los pueblos de las montañas centroeuropeas. En Vallestura (en los Alpes italianos), por ejemplo, hay pequeñas aldeas en las que “no hay supermercados, ni tiendas, ni oficina de correos… nada”. Es una zona, confiesa, en la que “los niños no tienen futuro”, porque “no hay ningún tipo de infraestructura”.
“Lo más impactante, para mí, es que en estos lugares nadie piensa en lo que es bueno para la gente que vive en ellos, no para el turismo, ni para los visitantes, ni los inversores o las empresas, sino para los ciudadanos”, insiste. Porque “los políticos no están intentando fijar población” y, por el contrario, denuncia, “hay zonas en las que hay demasiada gente”.
El reto de la despoblación
El cineasta denuncia que esta dualidad provoca que “la gente que ha nacido en los Alpes no pueda vivir en ellos”, porque “los políticos solo piensan en los visitantes”. Ese es el principal motivo, explica, por el que “las sociedades rurales están muriendo”. Los Alpes son, asegura Schabus, “como la España vaciada del centro de Europa”.
Para el documentalista, esta realidad es “muy, muy triste”, pues significa que “estamos perdiendo muchos conocimientos”. Como, por ejemplo, los métodos agrícolas que “tienen una buena relación con la naturaleza, que está en equilibrio con ella”.
Eso sí, Schabus asegura no estar “contra el turismo”. Es más, dice, “el turismo funciona y es importante para la economía”, pero “con cabeza”. Aunque en los Alpes, insiste, “la relación sana con el turismo se ha perdido por completo”. Eso es lo que, para él, hay que recuperar.