De las higueras blasfemadas por Jesús hasta el árbol junto al que fue fusilado el Che Guevara, el mallorquín natural de Llucmayor, Montserrat Pons i Boscana (1953), ha viajado por medio mundo coleccionando cientos de variedades de higueras. Ahora, se enorgullece de tener la mayor colección de higueras en su finca Son Mut Nou.
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Cuando comenzó a recopilarlas lo hizo por el aspecto agronómico. Pero confiesa que al poco tiempo "se convirtió en mi pasión". Porque por encima de todo, señala, "soy mallorquín, un estimador de la seva terra". Solamente en las Islas Baleares se pueden encontrar 242 variedades de higos, una cifra nada desdeñables, sobre todo si se tiene en cuenta que Italia, con una superficie inmensamente mayor, tiene una cantidad similar.
"Por encima de todo soy un amante de mi país", destaca Pons. Para los baleares el higo tiene un significado especial. Estaba entre esos productos de la tierra de los que se alimentaban los payeses en el pasado, entre los que se incluyen los caracoles, los espárragos o las patatas. "Era el pan del pobre y el postre del rico", señala Pons mientras pasea por su extensa finca.
Este humilde agricultor llummayorero ha recibido en su plantación a reyes, presidentes, celebridades y a cualquier persona que ha mostrado interés en conocer la labor que está realizando. Han paseado por las parcelas de su finca personalidades ilustres como la reina Sofía, a la que pudo enseñar las higueras griegas, o el presidente y la primera dama de Malasia, a quienes encandiló con su ferviente pasión por la tierra e inspiró para montar un vivero de higueras.
Pero, "no se equivoquen" asevera. "Aquí hay gente que ha venido a comer higos, pero mi proyecto no consiste en eso, yo quiero dar a conocer al mundo y recuperar todas esas higueras que poco a poco están desapareciendo". Pons arroja un dato: un 28% de las higueras han desaparecido del cultivo de sus tierras.
3.200 hijas con su propia historia
Pons acostumbra a enseñar a los visitantes una higuera de su procedencia. Tiene ejemplares de todas las comunidades autónomas de España. "Hay toda una historia detrás de cada higuera", explica. Cada vez que plantaba un nuevo esqueje, hacía un estudio botánico, y por supuesto, un repaso histórico. "Esto a mí me fue transformando".
"Fui indagando en las secuencias de las higueras de cada país, de cada pueblo, y cada uno tenía sus propias variedades". Actualmente, tiene alrededor de 3.200 "hijas", y asegura: "puedo contarte la historia de cada una de ellas". Pero las joyas de la corona las guarda en un cerco. Allí conserva aquellas plantas únicas por su valor cultural o religioso.
Miguel Hernández, Federico García Lorca, Antonio Machado..."tenemos las higueras de todos los poetas españoles que escribieron bajo la sombra estos árboles". Pons no solo hace una guiño a todas estas figuras estelares de la literatura española, también expone variedades relacionadas con la vida de personajes ilustres como Jesús. "Tenemos todas las higueras de la vida de Jesús, desde su nacimiento: Cisjordania, Getsemaní, Monte Tabor, Gólgota y Monte Calvario".
Digna mención también de la higuera junto a la que el Che Guevara fue asesinado, de las higueras que durante tiempos de la Inquisión eran utilizadas como colgaderos de brujas, o del árbol Bodhi, la higuera debajo de la cual Siddhartha Gautama —el Buda— se sentó a meditar, alcanzando el nirvana o iluminación espiritual. En total tiene alrededor de 1.486 variedades de 64 países distintos.
Mr. Montserrat
La pasión de Montserrat le ha convertido en uno de los mayores expertos de higos de todo el mundo. Ya lleva siete libros escritos —y algunos traducidos hasta al tailandés— y 22 conferencias a sus espaldas, donde ha podido transmitir sus conocimientos.
"Mr. Montserrat me llaman los extranjeros", bromea. Y recuerda que en una ocasión, a punto de salir al escenario a impartir su conferencia, otra de las ponentes lo primero que le dijo al saber que era de Mallorca fue "Magaluf". Cuando Pons finalizó su intervención, aquella persona que había disparado el comentario cargado de prejuicios se retractó. Con sus palabras, Pons pudo "demostrar que Mallorca es algo más que un destino vacacional".
Adaptándose al cambio climático
Una novedad en la finca es un sistema de irrigación que tiene en cuenta el clima cada vez más seco de Mallorca. "Por ordenador programamos una secuencia de riego de cuatro litros y medio cada tres días", explica Pons. Aunque admite que hay algunas especies que necesitan menos agua.
Además, en colaboración con la Universidad de Pisa (Italia), están haciendo una determinación de variedades que responde mejor al cambio climático. "Queremos que, desde un punto de vista comercial, las higueras sean más resistentes a las malas condiciones climáticas", concluye Pons.
Café de higos
Pons admite que por mucha pasión que se le ponga a la conservación y fascinación por las higueras, la finca no se puede mantener a base de visitas. Por eso, además de la labor agronómica, también ejerce una función gastronómica. Muchos chefs de la isla utilizan los higos de Montserrat para presentar deliciosos postres. En la lista se incluyen los Estrella Michelin Maca de Castro o Andreu Genestra.
Además de proveedores de esta valiosa materia prima, en verano ofrecen hasta 21 productos derivados del higo. Mermeladas, chutney, paté, higos secos, aguardiente, e incluso café.
Pons toma prestado un método originario de Austria y Alemania para hacer una mezcla que sirve de sustituto al café, con unas notas que recuerdan al regaliz, y sin cafeína. Hasta ocho variedades de higos mallorquines se secan al sol durante 18 días y después se mantienen en el horno de leña a 180 grados tres horas a lo largo de 3 días. Y, por supuesto, ofrece la posibilidad a los visitantes de recoger sus propias cestas de higos, una actividad ideal para realizar en familia.