Conocida como la dama de las profundidades, la doctora Sylvia Earle (Nueva Jersey, EEUU, 1935), bióloga y científica, cuenta con más de 7.000 horas de trabajo bajo el agua, y ha descubierto miles de especies acuáticas. Llevo siguiéndola muchos años, pues es una mujer inspiradora y pionera con la que me une la pasión por el mundo submarino.
Se podría decir que es la Jacques Cousteau de nuestra generación, liderando más de un centenar de fascinantes expediciones. Entre sus hitos destacan ser la primera persona en caminar por el fondo del mar a casi 400 metros de profundidad, diseñar el submarino Deep Rover con el que descender a 1000 metros, ser nombrada primer 'héroe del planeta' por la revista Time, haber recibido el Premio Princesa de Asturias de la Concordia o ser la autora de numerosos documentales para National Geographic.
Con estos mimbres marinos y a sus 88 años, Earle tiene un mensaje que dejar en nuestro mal llamado planeta Tierra, pues, como ella dice, “somos el planeta de la vida, el planeta del agua, de los océanos y de la esperanza”.
El legado de la doctora Earle es claro: “Estamos a tiempo de regenerar nuestro planeta. Nos encontramos en el mejor momento de la historia para hacerlo”. Y es por este motivo que la acompaño y entrevisto en Valencia, donde quiere hacer llegar al mayor número de personas posibles su mensaje.
La bióloga y expedicionaria ha venido a España a devolver al mar a una tortuga marina a la que ha bautizado como Hope (o esperanza), que fue rescatada y atendida por el equipo veterinario de la Fundación Oceanogràfic, de Valencia. De su causa ha hecho un modo de vida con el que contagia a las nuevas generaciones con energía y acción.
Metiéndose hasta el agua, acompaña a la tortuga que, con un dispositivo de seguimiento por satélite, permitirá a la comunidad científica ampliar el conocimiento sobre su biología y ruta migratoria.
¿Qué significa estar a tiempo?
Nos encontramos en un momento histórico clave. Tenemos la gran oportunidad de regenerar el planeta. Hasta los niños de hoy saben que el clima está cambiando. Cuando yo era niña no sabíamos el impacto negativo que creábamos con nuestras acciones: ahora sí, y lo más importante, sabemos qué hay que hacer para cambiarlo.
En la actualidad, por ejemplo, hay más tortugas en el mar que cuando yo era una niña. Antes usábamos las tortugas para comida y productos, se desconocía el daño que creábamos con ello. Ahora sabemos que nadie necesita las tortugas para comer y las protegemos. Cuando la gente ve la recuperación, la gente se implica, y esa toma de conciencia significa esperanza. Esperanza para las tortugas y para nosotros como especie.
¿De qué manera la supervivencia de una tortuga está relacionada con la del ser humano?
Sin azul no hay verde. Sin agua no hay vida. La vida de los mares hace posible la vida en la Tierra. Entender que el planeta tiene una vida más allá de la naturaleza de la Tierra es clave. Si se mueren los mares, nos morimos nosotros.
Si pensamos que la naturaleza no tiene importancia, miremos a Marte, miremos a la Luna, no son lugares muy amistosos para la especie humana y curiosamente estamos causando que la Tierra se parezca más y más a Marte. El 90 % de muchas especies, incluidas las tortugas, los tiburones y atunes están desapareciendo por los humanos.
¿Es la pesca un gran problema?
Si no reponemos lo que sacamos del mar, hay un problema.
Tenemos la última gran oportunidad de recuperar del mar los tiburones, las tortugas, los atunes…
Mucha gente no conoce que el mar necesita protección: casi la mitad de los océanos del mundo están sin proteger jurídicamente. Algunos, incluso estando protegidos, en realidad no lo están, porque se sigue pescando en ellos. Necesitamos crear una manera de controlar la pesca industrial. Hoy en día la gente hace lo que quiere y algunos países obtienen del mar sin control, por ejemplo, los atunes.
¿Cómo poner puertas al mar…?
Estamos haciendo una protección que es una especie de seguro oficial. La meta de protección del 30% de naturaleza marina y terrestre para 2030 (30×30) establecida en la reunión de la COP15 de Biodiversidad, no suficiente.
El objetivo de Mission Blue es tejer una coalición internacional para crear una red mundial de áreas marinas protegidas designadas con el nombre de Hope Spots. Los Hope Spots vinculan inmediatamente un lugar a los 160 que ya se encuentran en esta categoría, distribuidos a nivel mundial.
En todos ellos, se emplean mapas multimedia, imágenes y datos para crear una base de comunicaciones sólidas y conexiones con expertos en políticas que pueden orientar acciones para pasar de la esperanza a la realidad.
¿Qué áreas de interés en España podrían necesitar protección urgente por parte del programa Mission Blue?
Todas, todo merece preocupación y protección a estas alturas. Al secuestrar la masa de vida en el mar también hemos interrumpido la captura de carbono por el fitoplancton.
¿Es la minería marina el nuevo problema del mar?
Sin duda es una de las mayores amenazas para el futuro de la vida. La minería en aguas profundas se ve como una fuente de dinero por sus metales, muy apreciados para la industria tecnológica. Pero lo último que deberíamos hacer es perturbar las profundidades que siguen siendo la mejor oportunidad que tendremos de mantener estable el planeta.
¿Cómo es ser un gran referente para las nuevas generaciones?
Yo no pienso que sea una persona especial. Me siento privilegiada de estar aquí como parte de la acción. Todos los que seguimos vivos en este punto de la Historia tenemos la mejor oportunidad que jamás hemos tenido para dar la vuelta a la crisis planetaria. Los niños preguntan por qué seguimos dañando el planeta, dejándoles sin oportunidades. Debemos regenerar las cosas para nosotros mismos y para las nuevas generaciones. ¿Por qué elegir seguir destruyendo cuándo podemos proteger?
El oxígeno del mar sigue siendo el gran desconocido. Estamos sacando vida salvaje de los océanos a un ritmo impredecible que está rompiendo todo el equilibrio marino y está en nuestra mano dejar de consumir proteína del mar a esta velocidad.
Como explica Earle, "sin azul no hay verde; sin agua no hay vida". Sus palabras resumen la importancia de cuidar nuestros mares por nuestra propia supervivencia. Nuestros océanos necesitan más protección y conciencia. Como explica, la clave está en conectar emocionalmente con sus especies marinas tal y como lo hacemos con las criaturas de la Tierra para parar este ritmo de extracción del fondo del mar.