Hay fases de la vida por las que todos transitamos. El paso de la infancia a la adolescencia es crucial para el ser humano, como también lo es la llegada a la vida adulta y el envejecimiento. Y el ciclo reproductivo tiene mucho que decir en estos cambios físicos e, incluso, psicológicos, que se viven en estos momentos clave de nuestras vidas.
Y en un mundo en el que cada vez más se reivindica la menstruación y la salud menstrual, también es necesario hablar de la otra cara de la moneda: la menopausia. “Decimos que una mujer está en la menopausia cuando llega al final de su vida reproductiva; los ovarios producen los óvulos y las hormonas sexuales, al cesar su actividad, no se producen ni óvulos ni hormonas, como los estrógenos y la progesterona”, puntualiza la ginecóloga y sexóloga Mercedes Herrero Conde. La persona, recuerda, “lo percibe porque cesan las reglas”.
La edad media en que se produce este cambio suele estar entre los 45 y los 50 años. “Pero como todo parámetro biológico, sigue una distribución en forma de curva normal”, indica Herrero. La mayoría de las mujeres, dice, están en ese rango. Sin embargo, “habrá unas pocas que la tendrán antes, incluso con 15 años de adelanto, y otras que tendrán actividad hasta casi los 60 años”.
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Teniendo en cuenta la longevidad de las mujeres españolas, “pasaremos un tercio de nuestra vida durante la menopausia”, explica Herrero. Y puntualiza: “O más, si esta es precoz”.
La menopausia precoz
Cuando la menopausia llega antes de los 40 años, en el ámbito médico se habla de menopausia precoz. “De manera natural, aparece en una mujer de cada mil antes de los 30 años, y en una de cada cien antes de los 40 años”, indica la ginecóloga.
Los motivos de su aparición son mucho menos exóticos de los que se podría creer. La doctora Herrero explica que se nace con una cantidad fija de ovocitos, o células que podrán transformarse en óvulos durante la etapa reproductiva.
Cuando empieza la adolescencia, las hormonas cerebrales comienzan a generar órdenes para que los ovarios se activen. El sistema funciona de manera cíclica, varios ovocitos empezarán a madurar, uno de ellos conseguirá completar la maduración y se expulsará del ovario. Ese sería, dice, el proceso que conocemos como ovulación.
Cada mujer, continúa explicando la doctora, nace con una reserva ovárica propia. Si es baja, la menopausia llegará antes. “Los ovocitos que maduran en cada ciclo van restándose de la cantidad inicial, por eso el factor genético es determinante en la edad de la menopausia”, asegura.
Pero es que, además, las células ováricas pueden envejecer por causas internas, como las enfermedades autoinmunes o el estrés. Pero también lo hacen por causas externas, como el consumo de tabaco o de medicamentos como la quimioterapia.
“Algunos tratamientos como la radioterapia en la pelvis pueden dañar la reserva ovárica y también las cirugías con extirpación de tejido ovárico por cualquier motivo”, puntualiza Herrero. Ese es el motivo por el que no se puede prever cuándo se agotarán los óvulos de cada persona.
Los síntomas de la menopausia
Los síntomas de la menopausia —sea precoz o no—, explica la ginecóloga, son “muy variados y de presentación irregular, según en qué mujer”. Los más reconocibles son los sofocos, “un calor intenso e incontrolable que parte del centro del cuerpo y sube hacia la cabeza, causando enrojecimiento y sudoración”, matiza.
Eso sí, también indica que en las últimas encuestas de la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia, el insomnio ha pasado a ser el síntoma más frecuente. “También aparecen cambios de ánimo, alternando irritabilidad con tristeza y la tendencia a depositar grasa abdominal”, continúa.
Y zanja: “Hay mujeres con síntomas desde algunos años antes de llegar a la menopausia; es lo que llamamos ‘transición a la menopausia’”. Un periodo, indica, en el que sigue habiendo reglas, aunque irregulares.
Eso sí, en el caso de la menopausia precoz, asegura la doctora, los síntomas son “más intensos y frecuentes”. Y es que este es “un proceso biológico, duradero en el tiempo” y “los síntomas pueden aparecer de manera paulatina”. Aunque, matiza, “en los casos de menopausia provocada, como en las mujeres a las que se les extirpan los ovarios, los síntomas aparecen de manera abrupta porque en ellas la falta de hormonas es inmediata tras la cirugía”.
Calidad de vida
Las hormonas sexuales están muy relacionadas con la calidad de vida de las mujeres. Especialmente los estrógenos, matiza la ginecóloga. “Más allá de su capacidad reproductiva, todos los sistemas biológicos se benefician de su acción”, indica.
Por eso, recuerda la doctora Herrero, durante la edad fértil, “las mujeres tienen menor riesgo de enfermedades cardiovasculares e ictus”. Esto, sin embargo, cambia cuando las hormonas dejan de funcionar. “El sistema esquelético, músculos y huesos, empeoran con una tendencia a perder masa ósea”, indica. Llega así la osteopenia y osteoporosis.
Pero, además, el metabolismo se ralentiza, y se produce "una mayor tendencia al depósito de grasa con disminución de la masa muscular". La doctora Herrero explica que “la piel y mucosas son menos elásticas y se adelgazan, aumentando el riesgo de sequedad genital e infecciones urinarias”. Con todo, cada mujer puede presentar otros síntomas. Es el caso de las cefaleas y la falta de concentración, por ejemplo.
Qué hacer si tengo menopausia precoz
“Sin paliativos: sí, hay que tratar a estas mujeres”, responde la doctora Herrero cuando se le pregunta si la menopausia precoz debe tratarse o no. Y es que, recuerda, se trata de “una enfermedad endocrinológica”. Porque “igual que si alguien se queda sin producción de insulina es diabético y se le trata, una mujer en esta situación necesita tratamiento médico”.
Solo habría una excepción: los casos en que haya una contraindicación. En el resto de los casos, “se debe suplementar con las hormonas que el ovario ha dejado de producir”, recomienda, tanto por vía oral como a través de la piel. Porque, indica, “disponemos de las mismas sustancias sintetizadas en el laboratorio: estradiol y progesterona naturales, pero también otras moléculas sintéticas que actúan suplementando las hormonas que faltan”.
Lo más importante, recuerda, sería encontrar el tratamiento que se adapte a la vida de cada paciente, “un traje a la medida, porque lo va a usar durante varios años, como mínimo, hasta la edad de la menopausia natural”, matiza.
Y sobre todo, dice la ginecóloga, que la paciente comprenda qué le pasa y que no es su culpa. También, indica, es esencial que entienda la importancia del tratamiento y sus posibilidades reproductivas, “si desea tener descendencia”, matiza. Y exhorta: “Si no encuentras un profesional que valore el tratamiento, busca otra opinión”.
Los consejos de la doctora Herrero
La doctora Herrero recuerda, además, que la salud también depende de los hábitos de vida. Por eso, sus consejos son los que les da a todos los pacientes:
Comer de manera saludable, manteniendo un peso acorde y la menor grasa abdominal posible.
Hacer ejercicio regular, mejor si es de fuerza. Pero, sobre todo, evitar el sedentarismo.
No fumar. Así, tajante.
No hay cantidad de alcohol sana.
Mantener actividad intelectual variada, incluyendo la social.
Fomentar un descanso de calidad.
“Si no te reconoces en este estilo de vida, siempre es buen momento para empezar a cambiar”, aconseja.
Menopausia precoz y maternidad
Como la menopausia precoz se asocia a la falta de ovocitos, no se puede producir un embarazo natural si se sufre, pues la célula reproductiva no está disponible. Sin embargo, matiza la doctora Herrero, “muchas mujeres se quedan embarazadas gracias a las técnicas de reproducción asistida”. Eso sí, siempre con el óvulo de una donante.
Y este es, precisamente, “uno de los motivos por el que las mujeres a las que les sucede ocultan su situación”, admite la ginecóloga. Y lo explica: “No quieren que se les estigmatice a ellas ni a sus hijos, que pueden ser mirados de manera distinta al saber que no tienen su genética”. Y zanja: “De lo que no se habla, parece que no existe”.
Aún un tema tabú
“Las mujeres con menopausia precoz están sometidas a la presión del ‘que no se note’”, cuenta la doctora Herrero. Eso, al menos, es lo que ha ido viendo con el paso de los años ejerciendo su profesión. “Se sienten avergonzadas ante una situación que no han elegido, y les preocupa que los sofocos sean en el trabajo, porque así los demás sabrán que están pasando esta etapa”, admite.
Pero, ¿de verdad nos sorprende? Como recuerda la ginecóloga, “no son pocos los chistes o mofas donde la palabra menopáusica se usa de manera peyorativa”. Y urge a que dejen de tolerarse, pues “no son bromas”. Más bien, recuerda, “se trata de desacreditar a las mujeres por su condición física”.
La doctora Herrero es tajante: “No podemos permitirnos que este proceso natural condicione socialmente a las mujeres. Debemos hacer piña para hablar de estos temas de una manera natural, explicando que hay tratamientos”. Esa dice, es una misión clave que tanto los médicos en general como los especialistas en ginecología deben adquirir como propia.
Porque, como dice la experta, “vivir muchos años en esta etapa significa una vida longeva”. Por eso, concluye con una frase que recoge la esencia de su trabajo: “Dame una menopausia duradera, pero saludable”.