“Para nosotros el café tiene impacto positivo en el mundo”. Brigitte Felber, directora general de Nespresso en España, tiene claro que para elaborar este producto es imprescindible, dice, “cuidar el origen”. O, lo que es lo mismo, desde el cultivo del grano hasta que acaba dentro de una taza en forma de líquido negro, hay que ser guardián y custodio del “entorno y las comunidades”.

La primera mujer en dirigir el mercado español para la empresa de café remarcar que desde hace 30 años, cuando se creó la estrategia The Positive Cup, Nespresso pone en el centro a todos los agentes productivos. Directos e indirectos. “Es nuestra guía y brújula para seguir cuidando lo que más importa: las personas, la naturaleza y el medio ambiente”.

Por eso, explica Felber, hace 20 años crearon el Programa AAA Sustainable Quality™. De la mano de la ONG Rainforest Alliance, trabajan desde entonces “directamente con los caficultores, analizando las necesidades de terrenos y proponiendo prácticas sostenibles que aumentaran el rendimiento de sus fincas, lo que repercute directamente en una mejora en las condiciones de vida”.

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El programa empezó con 300 productores de café en Costa Rica. A día de hoy, son ya más de 150.000 en 18 países. Por eso, insiste, “en Nespresso sabemos exactamente qué compramos, de dónde procede, cómo se cultiva y qué sabor y experiencia ofrecerá en la taza”.

¿Monodosis sostenible?

La propia lógica de la economía circular dice que la sostenibilidad de la monodosis, es decir, el café en cápsula, es cuanto menos dudosa. Pero Felber discrepa: “Para respaldar los principios circulares es importante medir primero los impactos”. Y asegura que Nespresso ha llevado a cabo “un análisis de ciclo de vida para identificar y cuantificar el impacto ambiental de una taza de café, también frente a otros métodos de preparación”.

La directora de la marca asegura que han analizado “cada una de las etapas asociadas, como el suministro de café verde, la producción del envase, la transformación a café tostado y molido, la distribución, las oficinas y el personal involucrado, el uso de la máquina en casa y el final de la vida útil, incluyendo el reciclaje”. La conclusión, asegura, es que el 68% de las emisiones de CO₂ asociadas a la producción cafetera se concentran en la preparación del café en casa y el cultivo del grano verde.

Con cada cápsula, explica, Nespresso “utiliza la cantidad precisa de café, agua y energía, optimizando estas dos fases con mayor impacto y reduciendo, por tanto, el impacto en comparación con otros sistemas”. Así, reconoce Felber, se aseguran de que el impacto de cada taza de café sea el mínimo posible.

Pero también recuerda que el tipo de agricultura es clave para asegurar la sostenibilidad del café. Por eso, insiste, desde Nespresso apuestan por “un modelo de agricultura regenerativa que utiliza la capacidad de autocuración y regeneración con prácticas basadas en la naturaleza, bajas en emisiones de carbono y que, a la vez, sean rentables para los agricultores”.

Lo que, sin duda, es clave para Felber es “la elección del aluminio para la cápsula”. Una decisión que, dice, “no es fruto del azar”: este material, asegura, es “infinitamente reciclable” y, por tanto, “la mejor opción para proteger la frescura y los aromas” del café. “El 75% del aluminio producido en toda la historia sigue usándose a día de hoy”, insiste la directora de Nespresso en España, algo que, añade, “muestra su alta reciclabilidad”.

En jaque por el cambio climático

La crisis climática es un importante factor de riesgo para el café —especialmente para el “de alta calidad”, matiza Felber— y las comunidades que dependen de su producción. El estudio High extinction risk for wild coffee species and implications for coffee sector sustainability, publicado en la revista Science Advances en 2019, ya aseguraba que el 60% de las variedades de café podrían desaparecer en las próximas décadas.

Para entonces, añade Felber, “también la mitad de las tierras destinadas al cultivo de café serán inservibles”. Por eso, la directora de Nespresso España hace especial hincapié en el Programa AAA, que nació hace dos décadas “con el objetivo de cuidar la tierra y proteger los cafetales frente a los efectos del cambio climático”.

La estrategia de la empresa para adaptarse a la nueva realidad climática no es otra que llevar a cabo una transición vital: aquella que pasa de un modelo de agricultura sostenible a otro regenerativo. Este tipo de cultivo, explica Felber, “consiste en el uso de técnicas de autocuración y regeneración del suelo” para combatir el empobrecimiento de los suelos.

Porque de no adaptar ahora los cultivos a la situación actual del planeta, el futuro podría dejarnos sin nuestra dosis de cafeína diaria. “A medida que se agrava la crisis climática y la pérdida de biodiversidad alcanza su punto álgido, se hace cada vez más patente la necesidad de actuar”, recuerda Felber. Porque “las variedades y los cultivos de café están en riesgo, especialmente aquellos de alta calidad”, aclara.

Por ello, dice, “Nespresso apuesta por transitar hacia un modelo de agricultura más resiliente que aprovecha el poder de la naturaleza en vez de agotarlo”. Todo, insiste la directora de la compañía en España, sin perder de vista la necesaria reducción de la huella ecológica y emisiones de gases de efecto invernadero cada grano que producen. Porque, concluye, “somos conscientes de que tenemos que hacer más para proteger el futuro del café”.